Estación del metro a media noche

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   Hoy les contaré una historia que me sucedió en la estación Pantitlan del metro en la ciudad de México.

   Sucedió durante mi jornada laboral nocturna, mi deber era barrer los trenes que se quedaban en la estación a diario; siempre íbamos en grupos de cuatro y esa noche como de rutina empezamos nuestro trabajo, solo habían dos trenes, uno en cada orilla; la via del medio se encontraba libre.

   Al iniciar la tarea con mi compañero, cada quien estaba en el extremo del vagón, cuando escuchamos a uno de nuestro equipo gritar:

—No inventes, acabo de ver a alguien pasar afuera. —Dijo un poco asustado saliendo del tren.

— ¿Pero una persona o que viste? —Preguntó su colega.

—No, no sé un espanto creo yo. —Contestó un poco asustado.

—Deja de estar inventando cosas, que de verdad después se te van a aparecer. —Le dije.

—No no invento nada, es en serio, vi a alguien se iba muy rápido. —Respondió intentando dirigir la vista adonde había creído ver algo.

—Bueno ya ponte a trabajar, que nos falta todavía. —Le afirmó su colega.

   Pensamos que estaba jugando, en ocasiones lo hacíamos para pasar el rato, pero en esta ocasión el se veía algo asustado, a lo mejor decía la verdad pero no le dimos mucha importancia a eso. Mientras seguimos en nuestra ocupación, aún barriendo nuestro lado del tren, fuimos nosotros quiénes vimos la figura de una persona que iba de un lado al otro afuera del vagón muy rápidamente sin dirigirnos la mirada, lo único que resaltaba de eso es que estaba envuelto en algo blanco, no sabría decir si era un vestido o un tipo de sabana, pero lo que llevaba sobre si resplandecía.

   Mi compañero y yo al percatarnos nos miramos fijamente como preguntándonos si era producto de nuestra imaginación o si era real, podíamos cuestionar los hechos diciendo que eran los reflejos de los autos de la calle, pero no era posible. Aunque a lo mejor fue lo mismo que mi colega vio al principio, mi compañero y yo optamos por no decir nada, decidimos ignorarlo para no crear escenarios innecesarios en nuestra mente y poder trabajar tranquilos.

   Una vez que terminamos, los cuatro nos juntamos al final de los vagones a conversar, optamos por contarles que de igual modo que nuestro compañero también lo habíamos visto y especulábamos sobre el que pudo haber sido. Sin llegar a ninguna conclusión, nos dirigimos al área de permanencia a dejar parte de nuestro material de trabajo, allí siempre hay una zona a la cual siempre hace falta iluminación, así que en ese ambiente uno de los que estaban conmigo nos dice que miremos a la vía del medio en la cual a lo lejos caminaba una persona hacia nuestra dirección.

   Los cuatro los miramos al mismo tiempo, y en efecto si había alguien allí, tenía vestiduras blancas y parecía caminar muy lento. Pese a ello decidimos esperar a que llegara hasta nosotros, nos sentíamos de algún modo seguros donde estábamos, podría haber sido cualquier persona caminando por allí así que solo optamos por esperar que avanzara, pero llegó a un punto en el que solo se detuvo y nos miraba fijamente con la cabeza un poco inclinada.

   Pese aunque éramos más ninguno dio por opción acercarse, debíamos pasar cerca de donde eso estaba para poder irnos pero ninguno se atrevió, así que solo nos quedamos allí para solo esperar que eso se aproximara más a nosotros y verla mejor o ver qué acción tomaba.
  
   Luego de un rato sin que esa figura se moviera, se acercaron los vigilantes en la misma dirección de donde eso estaba mientras alumbraban con sus lámparas sin percatarse de absolutamente nada.

— ¿Hey, amigos, quien es esa persona que está ahí? —Preguntó uno de mis compañeros al vigilante que estaba más próximo.

   Luego de que mirara en todas direcciones, sin saber a quién se refería contestó:

— ¿De quien hablas?, no veo a nadie.

—Está casi al lado tuyo amigo, la persona que está ahí vestida de blanco. —Insistió.

   Ambos vigilantes alumbraron en todas direcciones con las lámparas sin que se percataran que esa figura estaba a sólo unos pasos de ellos. No nos atrevíamos aún a acercarnos, pero por seguridad los vigilantes se acercaron a nosotros, ya estando a nuestro lado pese a que les indicábamos donde la veíamos y que la lámpara le daba directamente no lograban verla.

—Vamos todos juntos a ver. —Le dijimos a los vigilantes mientras nos acercábamos hacia la figura, pero esta simplemente pareció darse la vuelta y sólo se iba desvaneciendo en la oscuridad lentamente.

   Cuando llegamos al punto donde estaba ya no se lograba ver, se había ido.
   De forma jocosa los vigilantes se reían diciendo que estábamos mal, que no era nada o que solo eran sombras, pero los cuatro que allí estábamos, teníamos seguridad de lo que habíamos visto. Ya habiendo terminado nuestros turnos, los cuatro ya listos para irnos, cerramos la zona de permanencia ya cuando nos dirigíamos a la salida la misma persona estaba parada en la parte final de los vagones, un poco lejos de donde yaciamos parados. Nos quedamos viendo sólo unos segundos pero en esa ocasión ninguno quiso darle más importancia, había que caminar para llegar al garage así que sin más nos dirigimos con prisa hasta allá.

   Al llegar, nos pareció extraña la situación del que había mucho movimiento, policías, peritos forenses y listones de seguridad que marcaban la zona.

   Sucede durante el tiempo que estuvimos en la estación barriendo, que fueron más o menos entre dos y tres horas, en una parte de las vías donde atraviesa un puente peatonal se había ahorcado una persona y su cuerpo había quedado expuesto hacia adentro de las vías, y la policía estaba allí para bajar el cuerpo. Lo extraño de la situación es que después se escuchó que esa persona al colgarse solo estaba cubierta con una sábana blanca, según era lo único que lo cubría.

   Comprendimos que tal vez era esa persona a la que vimos en la estación y que estaba penando, pero esas no fueron las únicas ocasiones en la que lo vimos, hubieron muchas veces más y mis amigos y yo sabemos que todavía sigue ahí.

Intra Infernum-Historias Reales De TerrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora