Trabajo de noche transportando cargas grandes de alimentos, en todo el tiempo que he recorrido carreteras con mi camión una sola vez me pasó algo que hasta hoy no he olvidado, son cosas que no son sencillas de olvidar aunque trates, al menos de mi parte no sería fácil después de saber que a causa de ello casi pierdo mi vida.
Para hacerles entender mejor a que me refiero, mi historia sucedió hace un año aproximadamente, iba en caminos rurales del campo a la ciudad y como era una nueva ruta para mí iba con precaución, ya habían pasado más de la una de la madrugada y yo no suelo dar aventones a desconocidos a esa hora por seguridad, pero mis reglas cambiaron cuando vi caminar a una mujer en medio de la oscuridad a un costado de la carretera, me pareció muy extraño pero a fin son caminos de poblados pequeños; era normal que personas viajaran de un lado al otro a pie por falta de transporte.
Estaba haciendo frío, la neblina recorría el lugar ligeramente y todo parecía normal, esta dama vestía elegante; una blusa color rojo, un pantalón Jean color blanco y unos tacones color negro; no era la mejor vestimenta para un clima como el que había pero quién era yo para juzgar eso, también recuerdo su cabellera que se veía abundante y muy bien cuidado, tenía un lindo rostro, muy hermosa, no dudé y fui deteniéndome poco en poco para detallarle mejor mientras las luces del auto le iluminaban el paso y así preguntarle si necesitaba ayuda.
—Hey, bonita, ¿necesitas un aventón? —Pregunté acercándome a la ventana que estaba próxima a ella.
No contestó. Pensé que me quería evitar porque, bueno un hombre en medio de la noche en una vía solitaria queriendo que una chica se suba a su auto no suena tan convincente ni muy seguro, pero yo soy un buen hombre, quizá un poco mujeriego, pero soy buen hombre, así que le insistí una vez más.
—Voy camino al pueblo de La Grita, si quieres te llevo, no es seguro que camines de noche y menos si vas sola, mi intención es ayudarle señorita.
Ella se detuvo y giró su cabeza para mirarme, sonrió, y lentamente se dirigió hacia la puerta del camión para detenerse allí.
— ¿Vas a subir? —Pregunté sin obtener aún respuesta.
Le abrí la puerta desde adentro y allí ella decide montarse, al hacerlo, imaginaba que ella esperaba un caballero, así que para que no fuera incómodo ni se viera descortés de mi parte, me bajé del camión y la cerré desde afuera.
Al subirme nuevamente y continuar mi camino ella permanecía muy callada, intentaba hacerle conversación pero parecía no importarle nada de lo que le dijese.
—Hey, en menos de un kilometro hay un desvío que voy a tomar en la carretera, no me has dicho hacia donde vas así que no sé si te sirva o no sé dónde querrás que te deje. —Le dije con la intención de que me dijera algo, el silencio era bastante incómodo y ella ni siquiera volteaba a mirarme.
— ¿Qué día es hoy? —Pregunta.
—Quince de febrero del dos mil veinte, ¿por qué? —Respondí con un poco de alegría al ver que por fin me había decidido hablar.
—Hace un año tuve un accidente. —Contestó. —Lo recordé.
— ¿Que tipo de accidente? —Pregunté pensando a que se refería alguna cosa menor.
—Iba en un auto, para una fiesta, no se lo que pasó, sólo recuerdo que de un momento a otro todo empezó a dar vueltas y vueltas, mientras caíamos por la ladera de una montaña.
Bajé más la velocidad del camión y mientras le miraba le pregunté:
— ¿Por una montaña cuesta abajo?, oye pero tienes suerte entonces de estar aquí y sin un rasguño, las curvas de estas zonas son muy peligrosas y por eso han habido muchos accidentes, y no todos tienen la suerte de sobrevivir para contarlo.
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Intra Infernum-Historias Reales De Terror
ParanormalSiempre hay alguien detrás de ti y no hablo precisamente de un ser vivo, espíritus, demonios, entes que buscan manifestarse de algún modo para poder sentir nuestro miedo, y así después de alimentarse de el puedan hacerse más fuertes, más visibles, m...