Relatos horrorosos para niños caprichosos

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   —Mama, mamá, hay alguien debajo de mi cama... —Dice la niña asustada llegando al cuarto de sus padres.

     —Es tarde Sofía, ya deja dormir. —Responde la mujer sin molestarse si quiera en ver el rostro de la niña.

     —Hay alguien debajo de la cama, yo lo vi, le vi los ojos, me da miedo. —Contesta atemorizada.

     —Que no hay nadie, Sofía, ya estás grande para estas estupideces, ya tienes siete años, es hora de que vayas madurando y entiendas que los monstruos no existen, largate a dormir ya y no fastidies más. —Contesta la mujer con molestia.

    —Pero no le respondas así, ve al menos a revisar mujer... —Responde el padre de ella niña aún entre dormido.

    —Yo no iré, tengo trabajo mañana, ve tú... —Contesta manteniendo su tono agresivo.

    —Ay no, ya Sofía, vete a la cama, si ves al monstruo le dices que venga a nuestra habitación, nosotros le damos saludos... —Dice el padre de la niña de manera jocosa.

    —Está bien, yo, yo... le diré. —Dice la niña asustada apretando su peluche en forma de panda con miedo.

    Mientras volvía a su habitación, respiraba con fuerza, apretaba su peluche con tanta fuerza que sin darse cuenta le iba rompiendo la costura por donde su relleno empezaba a desbordar.

     —Seré fuerte, seré una niña grande, yo si puedo... —Decía para ella en voz baja mientras sus pasos resonaban en el suelo de cerámica.

    Al entrar de nuevo en su habitación, tragó saliva, sus labios temblaban mientras se sentó en el borde de la cama, dio un suspiro profundo intentando controlarse, ahí se agachó y miró con firmeza debajo de su cama.

    Aquellos ojos que había visto antes ya no estaban, habían desaparecido. Se asustó cuando un trueno sonó en el cielo acompañado de un relámpago que iluminó su habitación, al mirar si ventana vio que apenas espesas gotas de lluvia empezaban a caer.
 
    —No ví nada, no es nada, solo es mi imaginación... —Dijo para si.

    Se volvió a sentar en la orilla de la cama, tomó su cobija y se iba a cubrir con ella, y aquellas puertas del armario tan ruidosas como siempre al abrirse empezaron a crujir.

     (Sonido de puerta abriendo)

     Un relámpago ilumina de nuevo la habitación y de aquel armario innecesariamente grande emerge una sonrisa con unos dientes perfectamente blancos...

    — ¿Con que tus padres no te creyeron eh? —Dice la voz de un hombre aparentemente educado mientras se colocaba una máscara de látex que figuraba un anciano muerto cubierto de gusanos mientras con su otra mano revelaba el brillo de un hacha pequeña...

     Con miedo y temblando, creyendo que era un monstruo Sofía; haciendo caso a la voz de sus padres le dice rápidamente:

    —Mi papi dice que vayas a su habitación, que ellos te quieren saludar...

    —Claro que si dulce niña... tranquila, ven; descansa. —Dice el hombre mientras se acercaba a Sofía colocando su sabana sobre ella arropandola con intención de arrullarla. —Shhh, (cantando) duérmete niña, duérmete ya, que algo macabro sucederá, duermete niña, duérmete ya, o el hombre malo te llevará, tu hermosa lenguita te cortará y está historia no contarás. —Eso le cantaba aquel hombre mientras le acercaba su peluche. —Ahora, se una niña buena y no te levantes más, si escuchas algún ruido es que porque les daré una sorpresa a tus papis, ¡sí!, estarán tan contentos que gritaran de la emoción, pero, eh, ¿no hagas trampa, está bien?, o recuerda lo que te hará el hombre malo...

Intra Infernum-Historias Reales De TerrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora