El ataque de las brujas

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   Yo viví en el campo durante muchos años, y en particular en toda la zona llamada Vega de aza, se oían y rumoreaban demasiadas historias, unas muy cuerdas y otras que rozaban el punto de lo ilógico. Pero el campo esconde muchos secretos, las montañas ocultan cosas que aunque suenen fantasiosas son muy reales; si te cuento esta historia es para que me creas y todos sepan lo que viví.

   Yo estaba muchacho aún, joven, era muy desobediente y flojo la mayoría del tiempo, durante todo el día mi madre me había mandado a buscar agua en la quebrada que estaba como a un kilómetro de la casa, yo no había querido ir, prefería acostarme o solo ignorarla; eso de buscar agua en potes no era trabajo para mí, o eso solía decir, mi madre toleraba esa conducta pero mi padre no, así que después de llegar de otra finca como a las nueve y media de la noche más o menos y percatarse de que no había hecho lo que mi madre había solicitado me levanto de la cama con dos golpes de correa y me dio por opciones ir a buscar agua suficiente para llenar una caneca o estar arrodillado sobre arena hasta que saliera el sol.

   Era obvio lo que haría, iría por el agua a regañadientes en medio de la noche, debía hacer varios viajes, así que llamé a mi perro para que me acompañara. Miedo del todo no tenía, a fin ya estaba acostumbrado a la oscuridad, la luna estaba llena y no habían nubes que taparan la claridad que reflejaba, llevaba una lámpara de kerosene que no estaba usando, no vi la necesidad hasta el momento que llegué a la quebrada mucho rato después y empecé a llenar los tobos. Ahí una nube tapó la luz de luna y todo quedó en penumbra, mi perro que había actuado normal hasta ese momento, de segundo a otro empieza a ladrar en dirección a un árbol grande que estaba del otro lado de la quebrada.

   Lo mandé a callar en varias ocasiones pero este seguía insistente, le aventé un par de piedras incluso sin querer hacerle daño pero de nada valió, había algo en ese árbol y él lo sabía. Trataba de apresurarme con el agua mientras miraba ese árbol a cada nada, no era normal que mi perro actuará así, aparte de esa impresión, me detuve un momento para intentar ver si alguien salía de allí luego que escuchara una risa de una mujer, era una risa suave pero corta que se repitió como tres veces; y sin lograr ver de quién venía la risa lo que si percibí fue una nube de humo que salía de la parte trasera de árbol donde no me daba la vista. Así, de segundo a otro, tal como apareció también rápido se disipó.

   Mi perro quien no había dejado de ladrar, empezó a aullar, nunca lo había oído aullar, me dio pavor, así que tomé con prisa los tobos llenos de agua y luego de taparlos le di una última vista a ese árbol con el rabillo del ojo, y me fue imposible poner la mirada del todo sobre un ave de color negro que venía del árbol dando brincos cortos en dirección hacia mi, era grande, tenía como un metro y medio de altura, como algo normal me congelé por el miedo y mi perro aulló una vez más como si le fuesen golpeado para luego salir corriendo no se adonde, en ese momento lo que parecía ser un ave enorme levanta el vuelo para luego cruzar la quebrada y aterrizar a sólo pasos de mi.

   Empecé a sudar frío, yo no me moví porque estaba en pánico, en una especie de shock me quedé mirando como se acercaba cada vez más sin saber que hacer mientras en el aire se podía percibir un aroma similar al azufre, podría decir que era como un zamuro o un buitre, pero la parte de la cara no era ni la del animal ni la de una persona, era una mezcla horrible entre ambas, tenía rasgos de mujer en cierta manera pero no fusionaba con el otro lado, era una deformidad, no tengo forma de como describir exactamente eso que vi.

   La lámpara estaba a mi lado, iluminaba lo suficiente para ver los detalles que apenas les estoy mencionando. Aún impactado, cuando ese animal estaba a mi lado empezó a caminar alrededor mío en círculos, como si me detallara. Ahí yo pensé:

— ¡Es sólo un estúpido zamuro!, soy un miedoso exagerado.

   En el momento opté por darle una patada, con la mayor fuerza que pude pegándole en el ala.
   Sé que este tipo de aves no cantan ni emiten algún sonido en particular que las defina, pero esta lo hizo, no es algo que fuera escuchado antes ni que en la vida creo que vuelva a escuchar, podría decir que más bien se asemejaba a un grito muy agudo, no fue una vez, ni dos, hizo ese mismo sonido varias veces mientras habría sus alas apuntando hacia mi mientras me rodeaba.

   Yo trataba de evitarla, pensaba que se me iba a lanzar encima, no sé si fue con intención o sin querer que tumbó la lámpara de kerosene y esta empezó a apagarse de poco en poco al regarse el líquido. Pasaron unos momentos más y escuché el batir de las alas de muchas aves al mismo tiempo viniendo de todas direcciones para luego una treintena de aves con la misma forma llegaran y se posaran al rededor de donde estaba. Aún había escasa luz y pude ver cómo todas estaban con la cabeza mirando en mi dirección.

   Algo empezó a dar luz sobre el lugar de repente y estaba a varios metros sobre mi cabeza. Cuando miré hacia arriba parecía una persona encendida en fuego pero el fuego no le quemaba, estaba suspendida en el aire mirando hacia donde yo estaba. Eso era mucho para mí, me orine en encima, del miedo lo hice, pero por algún tipo de instinto de supervivencia corrí  por el camino donde había llegado, sin potes de agua ni nada, a tientas en medio de la oscuridad rezando porque no me pasara nada malo.

   Apenas empecé mi huida escuché como los animales que estaban detrás de mí levantaban vuelo, se escuchaba su aleteo con fuerza. Recuerdo que simplemente corría sin parar y sentí un picotazo a la altura de mi hombro derecho, bueno como tal empecé fue a sentir como si me fueran mordido con mucha fuerza, cuando decidí por fin mirar atrás vi que esas criaturas sobrevolaban sobre mi como si fuera carne descompuesta, me seguían amenazantes. Unas de ellas me alcanzaron y me rasguñaron la espalda rompiendo la camisa que tenía y parte de los brazos con los que intentaba cubrirme. Durante casi el kilómetro que estuve corriendo sin detenerme se escuchaban risas burlonas, tropezaba con hierbas malas y me caía sin sentido en algunos lugares donde era planicie. Era como si me fuera caído la mala suerte que en mi vida nunca había tenido.

   Poco a poco las risas se iban apagando antes de llegar a casa, aún estaba asustado y esa era la adrenalina que tuve para correr por todo ese tiempo, cuando volví a mirar atrás mientras gritaba el nombre de mis padres para que salieran a auxiliarme, solo veía luces, como bolas de fuego que se iban esparciendo.

   Mi padre salió con una escopeta como era de costumbre y mi madre salió asustada a recibirme. Al entrar sólo comencé a llorar, mis piernas estaban temblando y estaba empapado de sudor, les expliqué lo que había sucedido y pese a que hubiera pensado que no me creerían fue todo lo contrario, mi padre se sentó al lado mío y me contó:

—Lo había olvidado por la ira que tenía por tu andar de desobediente, no te lo había dicho, de noche no se puede visitar la quebrada, ahí las brujas tienen su aquelarre, y ya han ido muchas personas a enfrentarlas pero nunca termina bien, siempre muere alguien o alguna cosecha se pudre sin sentido... Incluso yo una vez me topé con ellas adentrándome en la montaña, ya eso es una historia que te contaré después, sólo sabrás que no pudieron entrar a la finca porque puse unas contras en el portal principal, vi las bolas de fuego apenas salí, así que si te creo mijo, por ahora ve a bañarte con sal y mañana hablamos mejor.

   Al quitarme la camisa mis padres se quedaron sorprendidos por la profundidad de los rasguños y por una marca de mordida que tenía sobre el hombro que había sentido el dolor, la herida según ellos estaba entre verdosa y negro. Luego de lavarme con algunas plantas se me ocurrió al fin preguntar:

— ¿Y el perro?

—Llegó muchisimo antes que tú. —Contestó mi madre.

   Creo que él ni yo estamos preparados para vivir una experiencia de ese tipo por eso lo entiendo, quizás yo también fuera corrido dejándolo atrás, sólo supe que a partir de ese día hacía mis deberes cuando me ordenaban y jamás volví a salir de noche sin compañía. Las brujas existen, son muy reales; y vuelan eso no lo duden.

Intra Infernum-Historias Reales De TerrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora