si tan sólo él no existiera, tendría una vida más fácil para sobre llevar.
tal vez su corazón no tendría latidos tan fieros, ni sus noches tan firmes recuerdos sobre él.
tal vez, si no fuera como es, si su sonrisa no le hiciera las mejillas arder y...
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Jack sólo podía decir una cosa.
Y esa cosa era que se sentía de la mierda.
Apenas si supo como llegar a casa por la noche, volviéndose todos sus recuerdos borrosos después de haber llorado en el baño acompañado de la persona que lo hacía llorar.
Su cabeza dolía, sus ojos pesaban y era más que consciente que su expresión no iba siendo la mejor de todas, ya que al pasar entre los pasillos terminaba siendo observado.
Que molestia.
Estaba pálido y evidentemente cansado, con grandes ojeras. ¿Porque?, Por pasarse la noche en despecho y leyendo un libro en concreto.
Cierto libro de romance que se le fue entregado la semana anterior.
Él no hubiera ido a la escuela ese día si no fuera por otra cosa más que entregarlo. Tenía un objetivo claro, el objetivo de olvidar sus sentimientos por el chico de la biblioteca.
Claro que, pensarlo o decirlo era más fácil que hacerlo u asimilarlo. Sin embargo, al demonio, estaba lo suficientemente cansado y poco cuerdo como para arrepentirse de algo.
Y valgale Dios, cuando se encontró allí.
Justo allí, en la cafetería, frente a Hastur y sus compañeros de mesa que le miraban atentamente mientras extendía el libro hacia el más alto, completamente despreocupado.
Podía notar como se formaba cierto silencio a su alrededor, pero no era de mucho importar para él en ese momento.
- Be- - frunció el ceño con molestia en aquel momento, mientras Hastur se levantaba carraspeando. Haciéndole enojar, ¿Porque tenía que ser más alto que él? - ¿Lo terminaste? - rodó los ojos con desgano.
Empezaba a marearse y el cansancio le estaba dando fuertemente. No le quedó más que usar todas sus fuerzas, las cuales bastante pocas eran, para estampar aquel libro contra el pecho ajeno, dispuesto a largarse de allí.
Ya no tenía a sus amigos ni una reputación que mantener, solo quedaba él. Un chico alto, delgado y con el corazón destrozado, al que no le importaba nada cuando se hallaba cansado.
Se dispuso a alejarse sin medir palabra, haciéndose consciente de algunos murmullos nacientes que provocaban en el un terrible dolor de cabeza.
- espera, Jack - le ignoró, indispuesto a escuchar sus palabras y romperse el corazón de más. - Jack, hey - no tardó en alejarse y salir de la cafetería, sintiéndose con el estómago revuelto y una terrible sensación de ahogo, contando con un terrible mareo que empezaba a atormentarlo - ¡Bethy! - gruñó con molestia, ahora más dispuesto a girarse y romperle toda la cara a puño limpió, aunque no contaba con que
Todo se le pondría borroso.
No fue capaz de controlar sus piernas, quienes le fallaban al flaquear haciéndole caer.
