🌹the military man and the transvestite🌹

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El plan alpha había empezado.

Norton juro a si mismo no sentirse nunca más motivado para algo, que ver ese lindo trasero pasearse por los pasillos. Por un demonio. Penso, siendo que el chico realmente le traía loco, un poco más y su segunda cabeza no tardaría en reaccionar.

Aquel pantalón apretado, esas piernas, como se moldeaba a su figura la ropa haciéndole ver tan...

- delicioso - se mordió el labio por inercia a lo que sus ojos devoraban.

Removió su cabeza, encontrándose con un golpe en su espalda después que le hizo reaccionar y ponerse su casco.

Tenia que concentrarse, porque ¿después de todo?, el era el mariscal de campo.

Desvío su mirada completamente de el chico con capucha verde y botas militares, perdiéndose en el calor del juego y en los comandos que debía soltar.

Ver a tantos estamparse contra otros, lanzar pases a William y que estos fueran recibidos, enviados al otro lado del campo donde esperaba un receptor totalmente libre.

Repetir la jugada, cambiar táctica y ganar.

Era cosa de todos los días en la práctica contra los cursos menores y mayores, pero no esperaba encontrarse con él.

Frente a él, ahora mostrándose con uniforme y como un enemigo con destellantes ojos verde tóxico, se encontró con quien había denominado como trasero bonito. No le importaba que todos le llamaran el militar.

¿acaso el era el mariscal del equipo de tercer año?, se suponía que este iba en segundo, no en tercero.

¿verdad?

- creo que estas del lado equivocado de la cancha hoy, trasero bonito - sonrió ladino mientras le veía, siendo que este estaba frente a el y Dios. Que vista - deberías volver al lugar donde perteneces - se preparo con el balón en mano, recordando los comandos que el y su equipo habían planeado para el entrenamiento número 3.

El chico le ignoró por completo, el no pudo esperar más tiempo para dar inicio al juego apenas el silbato sonó.

Golpes, sudor, pases y pequeñas carreras. Buscando un vencedor, solo para encontrarse con la sorpresa de que.

Perdió.

Gruño con molestia viendo como se daba fin al primer pasado del juego, estando el chico de ojos verdes al otro lado del campo hogar con el balón en las manos y una enorme sonrisa socarrona.

Maldición.

Así se fueron cuatro oportunidades más, en las que una y solo por error, gano su equipo.

Maldijo en voz alta, enfrentándose por sexta vez a aquellos ojos tóxicos que le hacían arder de ira en aquel momento.

Le escucho reír, entre todos el menos cansado parecía ser el, puesto que su posición era perfecta y sus pases parecían totalmente asegurados para cuando sonara el silbato.

- ¿asustado por un novato, Campbell? - apretó la mandíbula mientras le miraba con rabia.

Ese chico le sacaba de quicio de mil maneras.

El sexto empezó y se dedico de lleno a perfeccionar sus pases a todo lugar, quería ganar aunque fuera una estúpida práctica, solo un tiro de largo podría salvarles y empatar el juego para abrir un séptimo.

Se preparo en la lejanía, sus compañeros sabían, aquel pase valía oro o incluso mucho más que todos los trofeos del equipo.

Valía el orgullo de los campeones contra la novatada.

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