si tan sólo él no existiera, tendría una vida más fácil para sobre llevar.
tal vez su corazón no tendría latidos tan fieros, ni sus noches tan firmes recuerdos sobre él.
tal vez, si no fuera como es, si su sonrisa no le hiciera las mejillas arder y...
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— oh vamos, tienes que estar bromeando... — quien sea que estuviera allá arriba,
mirándolos. Por favor que se apiade de su alma.
No, mejor aún. Que Joseph se apiadara de su alma.
Apenas entrar a su cabaña asignada, —donde habrían de 5 a 6 personas contándolo a él— se encontró con Luca Balsa, William Ellis, el mudo de las cartas, —Víctor Grantz si no se equivocaba— y Eli Clark.
Bueno. Que al menos el comité no fue tan malvado y lo dejo con su mejor amigo.
Aesop no dudo en acercarse a la única cama vacía, gracias a todos sus muertos, era una litera y la compartiría con el de ojos vendados. Aunque, hola, tenía a la Balsa con electricidad, al capitán de el equipo de fútbol americano y al mudo, —quien extrañamente provocaba al Balsa, siempre saliendo ileso— un problema con piernas y cabello rubio.
Oh...y que no se quede atrás su amigo, ¡Por supuesto!. Podría ser su mejor amigo, la persona más "cuerda" o "sencilla" que conozca, pero había un detalle...un pequeñísimo detalle que lo arruinaba.
¡EliotaNO sabía comportarse con los buscapleitos!
¡Y EN ESA CABAÑA ESTABA LUCA BALSA!
— Pero mendigo trozo de gallina tenemos aquí — cerró los ojos respirando con lentitud. Solo restaba contar y rogar por paciencia...
— ¿De que estás hablando, Balsa desinflada? ¿De ese pequeño pleito en el que te escondias detrás de tus mierdas?, Oh, espera...quise decir, cómplices — tuvo la tentativa de detener al Clark, ya había empezado a hablar y a provocar a Luca — ¿Porque no vienes contra mí sin tus lacayos, eh? Anda, ven — dicho y hecho. El Balsa no había tardado nada en acercarse dispuesto a liarse a puñetazos con su amigo.
Por suerte, allí había una persona razonable. Eso pensó Aesop.
— alto ahí, los dos — el capitán del equipo de fútbol se daba a relucir en cuanto a detener cualquier situación peligrosa. Claro, ¿Quién no se detendría ante semejante monstruo con tremendo cuerpo corpulento? — Luca...sabes que si peleas estás en problemas con, ya sabes que — el moreno miró a Eli, quien se cruzaba de brazos — Eli Clark. Te conozco lo suficiente como para saber tu poco aguante, pero por favor...no lo provoques, lo necesitamos en el equipo aún — su amigo no tardó en bufar con molestía. Girándose para acomodar sus cosas cerca de la litera. William se relajó y volvió su mirar a un Luca Balsa enfurecido — anda...vamos afuera para que te calmes — no tardó nada en guiarlo hacia la salida. Dejando atrás un leve aire de tensión marcado en el ambiente.
