Joseph Desaulnier se preguntaba
¿cuando había empezado con esto?
Su rutina siempre fue levantarse, alistarse, prepararse, ir a la escuela, llegar a casa, trabajo, tareas y descansar.
En algún momento de su trayecto, en vacaciones tomando cursos particulares, su rutina se había detenido frente a una tienda, justo frente aquella vidriera de ventas que le había hecho dudar en seguir su camino.
¿porque la ropa de una mujer podía ser tan...bonita?
No era una sorpresa que cualquier hombre quedará enganchado tras esas faldas y llamativos colores, tras bordados de flores y decorativos extras colocados de por si.
Las mujeres del país podrían no tener muchas ventajas, pero entre otras...
¿y si...?
Sacudió su cabeza ante tal idea rondando en su cerebro, si su padre lo viera...no estaría para contarla.
Desde aquel día, su recorrido de la escuela particular a casa y al trabajo, se detenían circunstancialmente en la misma tienda. Cada vez aumentando la idea equivocada, alimentando su curiosidad y ganas de probar algo nuevo fuera de su perfil de chico pulcro y pulido por la alta sociedad.
Otro día fue llegar a casa y tirarse boca arriba sobre su cama, mirando al techo y a la vez no.
¿y si...?
Gruño con disgusto a si mismo para luego cubrirse el rostro con una de sus tantas almohadas.
No podía darse el lujo de pensar algo tan...tan..., dios le perdonase en nisiquiera encontrar palabras para pronunciarlo.
Su curiosidad acrecentaba al igual que su ansiedad. Tenía que intentarlo para poder concentrarse nuevamente en sus estudios y olvidarse de ello.
En todo caso, una de sus hermanas, Mary, fue la mayor cómplice ante toda su locura encaminada a su desasosiego.
Unas cuantas faldas, moños, un poco de rubor y listo, a su perdición delante del espejo.
Había caído en el trasvetismo.
Y la peor parte, le gustaba.
No podían culparlo por sentirse bien usando ese tipo de ropa, ¿cierto?, nadie tenía que enterarse tampoco. Mucho menos su padre.
Llego al punto de aguardar el rubor disimuladamente en sus mejillas, y llevar siempre un listón amarillo en su cabello, se sentía más tranquilo y nadie lo juzgaría desde esa perspectiva, utilizando como excusa la historia francesa.
Y ahora se encontraba allí, mirándose en el espejo de un baño público en el cine, tratando de motivarse a si mismo para fingir ser una mujer. Encima no cualquier mujer, si no una bastante elegante.
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what is this? һʟo
Fanficsi tan sólo él no existiera, tendría una vida más fácil para sobre llevar. tal vez su corazón no tendría latidos tan fieros, ni sus noches tan firmes recuerdos sobre él. tal vez, si no fuera como es, si su sonrisa no le hiciera las mejillas arder y...