si tan sólo él no existiera, tendría una vida más fácil para sobre llevar.
tal vez su corazón no tendría latidos tan fieros, ni sus noches tan firmes recuerdos sobre él.
tal vez, si no fuera como es, si su sonrisa no le hiciera las mejillas arder y...
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Se lamentaba.
Se lamentaba, tan quedamente...que parecía que se estaba muriendo
Ya era miércoles, día de escuela. Otro día que se le pasaría como una bala pérdida, recordando vagamente como el Lunes se había marchado de la casa de los Clark.
Y es que, sí. El no le dio caso a todo lo que Hastur tenía por decirle esa noche. ¿Como decirlo de una manera más clara...?
Oh, sí. Sólo lo ignoró olímpicamente.
Ya estaba desde el lunes devuelta en su casa, viviendo a solas con Sherlly. Podía arreglárselas sólo, como siempre lo ha hecho, sin embargo...
Solo había pasado como, ¿Dos o tres días en la casa de los Clark?...y ya los extrañaba. Extrañaba sus momentos familiares muy frecuentes...los consejos del señor Clark...el leer con Hastur o ver películas junto a sus dos hermanos...
Sí, él nunca había tenido tales experiencias, en familia.
Pero no era como para abusar, él no quería quedarse como el intruso que era en ese lugar, por más mal se sintiera por dentro.
Ah...aún recordaba la cara que puso Hastur cuando, —a pesar de todas sus palabras e insistencia por qué se quedase— le dijo que quería volver a su casa.
No le dio razones, tampoco algún argumento más. Simplemente pasaron la noche y al día siguiente, se marchó.
Justo desde hace tres días...no hablaba con él.
Volvió a quejarse con levedad, abrazando su mochila sin muchas ganas, sentado en su pupitre y con la frente pegada a su mesa. No tenía ganas de tomar clases ese día.
Aunque...era literatura, no podía Valerle más mierda que nunca justo ese día. Claro que, la profesora opinaba lo mismo que el en cuanto "Valerle mierda".
Pero Valerle en el caso de que el no quería tomar la clase.
Se habría exaltado ante el golpe de un libro, fuertemente azotado sobre su escritorio, a un lado de su cabeza. Pero nisiquiera se inmutó.
— Como veo que le encanta mi clase para dormir, señor Hendrich. Supongo yo que ya se sabrá la respuesta a mis preguntas — joder — ¿Puede decirme en qué año salio a la luz la obra el corazón delator, de Poe? — suspiro con aburrimiento, escuchando algunas risas que le daban igual en ese momento. Se sentía algo enfermo y deprimido.
Tardo un rato en levantar la cabeza, mirando a la profesora Naiad, quien le dedicaba una mirada de desafío que realmente le daba igual.
