si tan sólo él no existiera, tendría una vida más fácil para sobre llevar.
tal vez su corazón no tendría latidos tan fieros, ni sus noches tan firmes recuerdos sobre él.
tal vez, si no fuera como es, si su sonrisa no le hiciera las mejillas arder y...
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- oye, ¿irás a la fiesta del sábado? - miro el camino delante de sus pies, concentrado en sus pasos y en la malteada que llevaba a mano.
- claro, será la primera fiesta del año amigo, no podría faltar - rió suave, Campbell por sobre muchas cosas siempre sería un fiestero - ¿quien es el anfitrión?
- supuestamente Woods, ya sabes, la niña de papá - escucho como este se quejaba a su lado, no pudo evitar el detenerse divertido - espero que eso no te haga cambiar de opinión - recibió una mirada furtiva del futbolista, haciendo a su cuerpo temblar y el aire escaparsele por un segundo, ¿como sería si este supiera de que....de que gustaba de él?
- Mike, amigo - directo a la zona de amigos, podía sentir el dolor en el pecho - nisiquiera la mismísima muerte me hará cambiar de opinión - un par de palmadas sobre el hombro haciéndole perder el equilibrio, acompañadas del robo de su malteada a la par que el de su corazón - asistiré sin falta - negó suave para cuando este se termino la malteada que era suya, bueno, no era como si le importase seguir bebiéndola - por ahora, tengo que concentrarme en algo más - le siguió con la mirada, mientras este se avecinaba a un bote de basura - el militar
- ¿que pasa con él? - mentiría si no dijera lo mucho que le dolía verlo pensando con la cabeza.
La otra cabeza.
- lo haré mío, cueste lo que cueste - escuchó como lanzaba el vaso de malteada, antes de encaminarse a su lado - no puede pasarse por delante de mi y salirse con la suya, no lo daré por alto, además - sus pasos se extraviaron para cuando este se le puso enfrente, haciéndole tambalearse y observarle, tan sólo por un eterno segundo a los ojos que lo hizo perder frenéticamente la cordura con la cual, poca contaba - creo que no seré el único que querrá algo con él, tengo que tomarlo primero - veía sus labios moverse pero no le prestaba suficiente atención a lo que producían estos.
Sus sentidos se encontraban apagados por un momento, admirando al chico al frente suyo como si no existiese nada más.
Era...tan...perfecto.
Apretó los dedos sobre las riendas de su mochila, sacudiendo su cabeza para recuperar su mente y llenarla de la negativa.
Nunca podría salir con NortonCampbell.
- ¿Mike?¿me estas escuchando? - sonrió con nerviosismo corriéndole por las venas, hasta la ultima de sus uñas y la piel, ¿que había dicho?
- lo siento, solo ignore tus tonterías - camino de largo frente al minero, sintiendo pesado el aire y casi cayéndose de lleno ante un temblor en sus piernas que trataba de evitar a toda costa. Por parte del azabache, solo escucho un quejido, probablemente un hermoso puchero que se acababa de perder ante sus desorbitados ojos.
Ese día, su camino a casa se hizo un poco más largo con sus pensamientos.
Apenas despedirse de su querido amigo y secretamente amor platónico. Su mente se nublo de estrellas, corazones y fantasías vacías que a pesar del vacío que representaban, llenaban gratamente su pobre corazón
