Capítulo 29

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Hola, me gustaría que se pudieran pasar por "Poesía Relativa" a quienes os guste el género poético. Os agradecería mucho si la leyeran y comentaran que les parece.

Ya les dejo leer

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(Continúa hablando Rafael)

-Nerea tal vez este no sea el momento para decirte esto, sin embargo no puedo aguantar más tiempo sin decirte que quiero que seas mi esposa, quiero que esta vez tengas un buen matrimonio, uno que no se te olvide. Y aunque esta no es una de las mejores formas de pedirte matrimonio en un viejo barco y escapando por un asesinato, no puedo evitar la gran sensación que siento al saber que si tu lo deseas llevarás mi apellido por fin tu serás mi esposa y yo...yo seré tu esposo.

Nerea se tapó la boca con la manos, y el llanto de sufrimiento que habían fluido por su rostro dió lugar a lágrimas de felicidad, de alegría.

-¿Qué dices mi amor, te casarás conmigo?---le preguntó él, a la vez que se arrodilló y sacó de su bolsillo una cajita---.

-¡Guau! Claro....claro que quiero, ahora y siempre.

Rafael introdució el anillo que descansaba en la caja, en el dedo anular de su único y verdadero amor, con el cual pasaría el resto de su vida a partir de ahora y Nerea se abalanzó en contra de él para besarlo. Para besarlo con una mezcla de sentimientos, amor, felicidad, ternura, miedo, miedo a perderlo y una gran pasión.

Después de un gran beso ambos apoyaron sus fuentes, Nerea sonrió y Rafael hizo algo que siempre soñó, besó su hermosa sonrisa.

****

-¡Tierra a vista!---exclamó Rafael despertando a Nerea---.

-Hola---saludó ella sonriente---.

-¿Cómo estás mi amor?---él le proporcionó un beso---.

-Ahora mejor---sonrió y le devolvió el beso---.

-¡Te amo!---le dijo ella---.

-No más que yo. Y te diré el por qué.

-A ver ilústrame.

-Porque fui yo quién te propuso matrimonio.

Ella estalló a carcajadas y entre medio de tanta risa pudo articular:

-Y yo quién lo acepté, y si no lo acepto no hay boda.

-Sabes me doy por vencido siempre que mi obstáculo seas tú.

-Ohhh.....que tierno mi vida. Anda mi corazón, vamos a dormir que es de madrugada---le ordenó ella cariñosamente---.

****

El barco atracó la bahía del puerto a media mañana, Rafael sin dudar un momento agarró a Nerea por la mano y salieron prácticamente disparados.

-Rafael, ¿a dónde me llevas?

-Es un misterio---puso voz interesante---.

-Sabes que odio tanto las sorpresas como los misterios---se quejó ella---.

-Te conozco, por eso sé que esta sorpresa te encantará.

-¡Ay mi madre, tiemblo!

-Jajaja.

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El rostro de Nerea iba expresando cada vez más confusión a medida que se iban a acercando a un edificio.

Este lugar era imponente, además tenía muchos elementos decorativos. De aquella estructura colgaban cuatro banderas, dos a los extremos y otras dos en el centro.

Como los trenes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora