Épilogo

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Nerea derramaba lágrimas, mientras leía la carta.

-No fuiste un error, fuiste la mejor decisión de mi vida- balbuceó.

Al finalizar su amarga lectura Nerea se dejó caer al suelo, su espalda curvada recorría parte de la pared del cálido salón donde esta se encontraba, que en estos momentos conformaba la más gélida habitación.

- ¿Lo sabías? -lo interrogó frustrado.

John quedó mudo.

-No te lo volveré a repetir. ¿Lo sabías?

-Sí- confirmó seco.

- ¿Tú también estabas al tanto? -esta vez se dirigió hacia su hermana, Maribel.

Esta no habló, pero realizó un gesto afirmativo.

- ¿Estaban al tanto de esto y no me lo habéis dicho? Sois unos desalmados, no entiendo como puedo ser parte de vuestra familia. ¡Canayas ambos!

-Yo también he perdido un hermano- empezó a llorar John. -No eres la única que sufre, deja de culpar a los demás cuando el verdero culpable eres tú.

-No es cierto. ¡Estás mintiendo!

-No, no lo hago. Eres tú quien no lo quiere ver. Si no lo hubieras enredado con tus falsos encantos, Rafael no habría muerto.

- ¡Fuera de mi casa! Solo está hablando el dolor a través de ti. ¡Vete! - imperó Maribel.

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Nerea fue al cementerio, vió la lápida de su amor y se sentó junto a ella. En aquella ocasión que ella estuvo al lado de su lápida fue la primera y última vez.

Nerea no le dejó un ramo de rosas ni de orquídeas ni de flor alguna, simplemente le regaló lo más bonito que se pueda ofrecer, sus lágrimas. Sí, porque las lágrimas van mucho más allá de agua salada, las lágrimas son sentimientos hondos que crecen en el corazón y que salen al exterior condensados en pequeñas gotas de agua.

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Finalmente Nerea llegó a la conclusión que el amor es precioso pero difícil de entender y sobrellevar. Además comprendió que una vida sin abrazos, sin enfados, sin caricias, sin halagos, sin besos no merece la pena ser vivida. También aprendió, que la vida es difícil, que cada uno tiene que fojarse su propio destino a través de acciones y decisiones.

A partir de aquel suceso ella no fue la misma, ni su vida tampoco, pero sabía que los trenes son como las oportunidades o lo tomas o lo dejas. Así que ella no sabía cómo iba a ser su vida a partir de ahora, solo tenía claro que se dejaría llevar por el rumbo que la vida le marcase.

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Pd: la historia puede parecer triste, sin embargo este también es un cuento de hadas.

Porque un cuento de hadas no es el que puede serlo sin tener un final feliz, sin necesidad de comer perdices y vivir felices.
Esta historia te enseña que un cuento de hadas es aquel que aunque pasen, los días, horas, meses, incluso años no termina, la historia de Rafael y Nerea perdurará en nuestro corazón, ya que su amor pudo con la barrera más grande que existe, la muerte.

Fin de esta maravillosa aventura que he compartido con ustedes.

Estoy llorando, pfff no me puedo creer que esto se haya acabado.

Agradecimientos a todos aquellos que habéis estado ahí, desde el principio votando, comentando, siendo lectores fieles muchas gracias con todo el corazón os lo digo.

Especialmente debo dar las gracias a @Aishatsufur, por estar desde el principio formando parte de esta travesía y por su interés incondicional. También a @AutumWood, guapa sé que escribes novelas y muy buenas así que publícalas ya de una vez. Y no se me olvida también @camejo1944 ojalá que te vaya genial con tus noves. Y...bueno gracias a las demás lectoras, solo que al ser las que más han dado muestras de vida pues están ahí ;)

Espero veros en otras novelas y que sepáis que esta finaliza aquí, pero esto tan solo es el comienzo de muchas historias más.

Como los trenes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora