Capítulo 31

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El final se acerca estén pendientes.

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(Continuación del capítulo anterior, habla Rafael)

Esos papeles son los pasajes para nuestra luna de miel— dijo Rafael.

—¡Qué!— exclamó boquiabierta Nerea a la vez que esbozaba una sonrisa.

—Tu sueño siempre ha sido París y el mío Roma, así que he pensado que...para un buen matrimonio hay que tener un buen viaje de novios.

Nerea no pudo más que sonreír ante las palabras de su ansiado marido.

—Dime que iremos a Verona— suplicó ella.

—Puede ser...—articuló Rafael dejándola con la intriga.

—Y...¿cuándo nos vamos?— preguntó ella un tanto nerviosa y emocionada por la situación.

—Pues eso es lo mejor, no iremos hoy en la noche.

—¡Bien!— chilló como una niña pequeña, mientras se avalanzaba hacia su esposo para proporcionarle un buen abrazo.

—Jaja...Veo que te ha gustado mi sorpresa matutina, mi amor.

—¿Cómo no me va a gustar?— cuestionó retóricamente ella.

—Pues tienes razón. Hasta a mí me hubiera gustado si mi mujer me hubiera regalado el viaje— mencionó Rafael con un tono un poco burlesco.

—Y...¿dónde quedó "lo que es mío es tuyo"?— enarcó su ceja derecha y cruzó los brazos.

—Yo no me acuerdo— Rafael de hizo el bobo.

—¡Es verdad!— exclamó ella — eso fue veinte años atrás, normal que los viejitos no se acuerden.

—Ja, ja, ja... ¡Qué graciosa!

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Nerea y Rafael estaban en la cola del avión para comenzar su maravillosa luna de miel.

Como primer destino, París, dónde pasarían unos cuántos días allí.

—Pasajeros acudan a la puerta de embarque número 610— sonó la molesta voz proveniente de una mujer.

—Vamos— Rafael tomó de la mano a su esposa y tiró delicadamente de esta al ver que no se movía.

—¡Hey! ¿Qué pasa?— preguntó él apartando un mechón del rostro de Nerea y depositándolo en su oreja izquierda.

—Tengo miedo a los aviones— confesó ella.

—No te preocupes, yo estaré contigo— le aseguró.

—¿Y si cae el avión?

—Yo caeré contigo— afirmó él.

—Te amo.

—Yo más— Nerea sonrío— ahora vamos o perderemos nuestro avión.

Ambos entraron al vehículo aéreo.

Estaban a punto de partir, los motores en marcha, todo listo.

Por el interfono habló el capitán del vuelo: Señoras y señores, partiremos con destino a Francia, París. Por favor vamos a despegar, manténgase sentados.

El miedo asomó en Nerea y Rafael se percató, por eso cuidadosamente acercó poco a poco su mano hasta que sus dedos se rozaron de manera delicada; y el movimiento empezado por Rafael fue terminado por Nerea que enlazó sus manos con las de él.

Como los trenes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora