¡¡Capítulo largo!!
-Perdone señor, yo soy médico- dijo un hombre muy bien arreglado.
-Mi esposa se ha desmayado- le respondió Rafael al doctor.
- ¿Me permite? -preguntó el médico.
-No sé yo...- era patente que Rafael no se fiaba de mucho de aquel extraño que aparentemente decía ser médico.
-Vamos señor...
-Rafael- le contestó él.
-Vamos señor Rafael, no voy a hacerle nada a su mujer. Solo examinaré a su mujer para determinar en qué estado se encuentra y qué ha podido provocar el desvanecimiento que esta ha sufrido.
-Está bien tiene razón, proceda usted pues- mencionó convencido.
-Gracias.
Dicho esto el doctor pasó a realizar la exploración conveniente. Primero con cuidado procedió a abrir los párpados de Nerea, así de esta forma pudo ver cómo estaban las pupilas; segundo le tomó su pulso, aunque a simple vista se notaba que su cuerpo respiraba, decidió que examinar los latidos del corazón de la paciente era mejor; finalmente el doctor dirigió su mano a la chaqueta que llevaba y torpemente empezó a buscar algo, hasta que después de unos cuántos segundos en los que Rafael se encontraba en tensión, el médico halló lo que buscaba.
- ¿Qué es eso? -preguntó nervioso Rafael refiriéndose al frasco que el doctor tenía en su mano.
-Tranquilícese Don Rafael, solo le daré a oler a su esposa este producto con olor repugnante para que despierte- le explicó.
- ¿Cree usted que funcionará? Yo no lo veo muy factible.
El médico no pudo más que reír ante la pregunta de aquel marido histérico.
-Señor, aquí el médico soy yo, usted no se preocupe que si lo hago es por algo ¿no cree?
El esposo de Nerea asintió y continuó viendo como el médico ejecutaba con su plan de darle a oler a su mujer aquel pequeño bote que contenía un líquido de color extraño.
-Fos... ¡Qué asco! -se quejó Nerea por aquel aroma tan repugnante que desprendía el frasco.
-Ya despertó la Bella Durmiente- comentó burlesco el doctor.
-Nerea ¡qué susto! -exclamó aliviado Rafael a la vez que ayudaba a su mujer a incorporarse del suelo de piedra de la plaza.
-Estoy bien, no te preocupes. Pero... ¿qué ha ocurrido? -cuestionó confusa.
-Yo le diré lo que pasó- sentenció el médico.
-Adelante- dijo el matrimonio al unísono.
-Usted sufrió un desvanecimiento si no me equivoco porque tiene el hierro bajo, usted padece de Anemia, una enfermedad común en las mujeres a causa de que no se alimentan bien.
-Entonces... ¿qué debo hacer para evitar que no ocurra lo msimo?
-Pues muy fácil, solo tienes que comer más alimentos que contengan más hierro; por ejemplo: frutos secos, verdura, carne, legumbres.
-Vale muchas gracias por su consejo e intervención- le agradeció Nerea.
-Nada señora, es un placer poder ayudarles.
-Por cierto doctor- habló Rafael.-Tome por su servicio- le pagó unos cuántos billetes de lire* de valor de unos 2.000 lire.
-No hace falta, para eso estamos los médicos.
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Como los trenes ©
RomanceComo los trenes, es una novela basada en una historia de amor, donde los sentimientos nunca se acaban, jamás desaparecen. "Miserable, ese es tu nombre; idiota, ese es tu apellido; desdichado, tu corazón y hundido, por fuera. " Un paseo común, unos s...