Capítulo 12

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Rafael estaba en su casa, tranquilo, sentando en un sillón color camel, muy cómodo de su despacho.

Este se encontraba esperando a un contacto muy importante, del que con suerte, lograría sacar muchos beneficios.

De pronto apareció un hombre alto, de tez morena sin embargo clara a la vez, contradictorio, flaco pero no huesudo.
Este hombre se encontraba en el umbral de la la puerta.

Una voz varonil dijo:

-¿Se puede?---preguntó, acompañado por unos toques en la madera de tea de la puerta---.

-Claro, lo estaba esperando---respondí---.

De repente dicho extraño, cogió una silla igual a la de Rafael, se sentó acomodando su chaqueta de vestir negra y reluciente.

Ellos solo habían hablado por carta, pero nunca en persona, lo cual hizo que Rafael se percatara de muchos matices de la personalidad de su aparentemente nuevo socio.

Este contacto, del cual solicitaba su ayuda, era ambicioso tal y como lo reflejaban la mayoría de sus amistades y aliados, hombres bien posicionados ante la ley.

A pesar de esto, este señor no dejaba de ser encantador y amable. Además, este hombre tenía la virtud de ser astuto, cosa que le vendría bien para el trato que Rafael y él iban a formar, ya que dicho proyecto requería experiencia e inteligencia.

Una cosa notoria en aquél extraño tipo, era su humor, una cualidad que muy raramente este hombre cultivaba.

Lo que Rafael, no podía entender es...... ¿de qué demonios lo conocía?

Su cara nunca la había visto, pero su carácter le sonaba. Lo conocía de algo, pero.....¿de qué?

Fin del capítulo 12.

Espero que les guste, voten/comenten, que tal les pareció me gustaría mucho saber que es lo que opinan.

Besos;)

Como los trenes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora