Capítulo 6

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Nerea llegó a su casa. Fingió como si nada hubiera pasado, saludó a su criada y se dirigió a su habitación, hasta que su marido la interrumpió.

-Hola, amor ¿qué tal el día? ---dijo su esposo---.

-Pues bien, fui a ver las tiendas.

-¿Y tanto tardaste en mirar? ---preguntó curioso---.

-Sí, ya sabes cariño---dijo sin ningún entusiasmo--- yo soy muy lenta probándome la ropa y habían muchas cosas bonitas.

De repente, Nerea se pone pálida y se agarra de la pared mientras sufría un desmayo.

-¡Nerea!, ¡Nerea! ¿estás bien?---exclama preocupado---.

-Sí, sí ---mencionó vagamente con la intención de que su esposa la dejara tranquila---.

-¡No me digas que sí, cuando casi te desmayas! ---dijo enojado mientras la lleva a su alcoba y la deposita cuidadosamente en la cama---.

-Ay ya para, sólo fue un desmayo---aseguró ella---seguro que fue por el café que tomé y me sentó mal ---mintió---.

-Si tu lo dices---dijo él, un tanto incrédulo---.

-Bueno cariño, estoy cansada y me gustaría poder descansar.

-Sí mi amor, te dejo descansar ---se despidió dándole un beso en la frente---.

-Gracias ---sonrió ella forzadamente---.

********

Por fin su esposo de había ido. En cuánto cerró la puerta de su habitación, Nerea soltó un suspiro, seguido por cascadas de agua salada corriendo por sus mejillas hasta llegar y humedecer su almohada.

Nerea pensaba una y otra vez ¿por qué?, ¿Por qué no le dijo nada?, ¿Por qué le sigo amando?, ¿Por qué no lo he olvidado?, ¿Por qué aparece ahora?, ¿Por qué justo ahora?, ¿Por qué en este preciso momento, cuando estaba dejando de pensar en él con menos frecuencia?

Ella se hacía esos interrogantes acompañadas de riadas de lágrimas, y no dejaban de surgir más y más cuestiones.

Nerea sentía un gran dolor que la envadía por completo. Ese dolor indescriptible que te da, que parece que los pilares de tu mundo se derrumban lentamente provocándote una desesperación absoluta.

Tenía en el pecho cerca del corazón, esa sensación de cuando pierdes tu todo y no te queda nada, esa sensación de estar vacío, de estar roto, de estar desarmado, de estar débil dentro de ti arracandote, despropiandote de las ganas de vivir, de la vida, y es en esos momentos en los que simplemente dejas de vivir, para sobrevivir, para ser individuo más luchando contra el mundo y consigo mismo, para seguir adelante, para tener un mañana.

Y ¿Rafael?

Espero que les guste este capítulo, y por favor comenten y voten no se retraigan.

La verdad me frena que en los últimos capítulos hayan menos comentarios y votos y no sé si realmente les gusta o no, me encantaría saber lo que piensan.

Besos Sara <3

Como los trenes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora