(Rafael)¿Se puede saber que he hecho yo para merecerme esto?---se preguntaba a él mismo---¿es que acaso me han hecho mal de ojo?, Dios, destino, karma, lo que sea, ¿qué he hecho?ehhh.
¿Contestame esa pregunta, tan poderoso que me quitas todo lo que quiero y ahora no eres capaz de darme una respuesta? ---gritó mirando al cielo, haber si sucedía una respuesta, un milagro, mientras dichas preguntas no dejaban de sonar en la mente de Rafael---.
¿Por qué la vida me quita todo lo que quiero?, ¿Por qué carajos tuve que perderla?, ¿Por qué ahora que la encuentro la vuelvo a perder?---estas preguntas se formulaban en su cabeza, intentando buscar algún indicio de respuesta alguna, pero estaba muy lejos de hallarlas, ya que estaba confuso, dolido.
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Rafael estaba caminando hacia la nada, derramando sentimientos condensados en gotas de agua, sí, estaba llorando.
Y sinceramente le daba igual que la gente lo viera, o los prejuicios de que un hombre no puede llorar o simplemente el carcamal pensamiento de que llorar es de débiles. A él no le importaba, no le importaba nada ni su vida, sólo se preocupaba por ella, por Nerea, así que unas lágrimas no serían objeto de su principal preocupación.
Estaba tan absorto en lo que había ocurrido, reencuentro, Nerea, sentimientos, despedida.
Todo era muy confuso, sabes ese amargo sentimiento de caminar por hacerlo, de caminar hacia lo desconocido, de caminar sin propósito, pues eso era lo que Rafael hacía, y este hecho hizo que él no se percatase de las gotas de agua que caían del cielo, que hacían que su atuendo se empapara, al principio poco a poco pero luego fue rápido.
Errante, desesperanzado, confuso, loco, enamorado de su amor platónico, se dirigió a un bar para refugiarse de la lluvia y a tomarse una copa, en la cual ahogar sus penas. Sí, eso es de cobardes pero todo lo que realmente era importante para él, todo lo que quería era simplemente compartir cada detalle insignificante o de gran magnitud de su vida con ella, solo eso. Sin embargo ya lo había perdido todo, ¿que más podría perder?
*******
Rafael entró en un bar muy acogedor, le pareció que ese establecimiento tenía un muy buen ambiente.
Había una barra de madera con sus respectivos asientos de madera, detrás de la barra se encontraba una gran estantería dónde estaban colocado diferentes licores.
El local estaba lleno, pero no abarrotado de gente, tal y como a él le gustaba.
-Camarero, por favor ---llamó---.
-Señor, ¿que desea?
-Lo más fuerte que tenga en su almacén.
-Esta bien en ese caso le pondré un poco de Vodka Devil´s Spring.
-De acuerdo ---respondió Rafael---.
Mientras él, estaba bebiendo el trabajador que servía las bebidas, le preguntó:
-¿Una mujer?
-No lo sabes tu muy bien mi amigo ---dijo tragando la segunda copa.
-¿Qué pasó?, ¿Te dejó?, ¿Os peleasteis?, ¿La engañaste y te diste cuenta que era la mujer de tu vida?---formuló el camarero con bastante intriga.
A Rafael le incomodó mucho la insistencia del camarero en saber acerca de su vida privada, por eso saltó a la defensiva, diciéndole:
-Mira, yo te pago para que me sirvas, no para contarte mi vida personal. Si muchas personas quieren desahogarse contigo, me parece genial que lo hagan y allá ellas, pero como has podido observar no te he pedido ayuda ni nada por el estilo --- y añadió--- si eres tan amable, ponme por favor otro trago de Vodka Devil´s Spring, hoy no quiero ni tengo ganas de pensar, mañana será otro día.
Este no respondió, sólo se limitó estrictamente a hacer lo que él cliente había mandado, callar y obedecer.
Y así fue como Rafael se emborrachó, una copa siguió a otra, hasta que todas juntas surtieron efecto.
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Milagrosamente, Rafael llegó a su casa, cabizbajo, decepcionado con todo, consigo mismo.
Llegó a su habitación y como un loco comenzó a romper y a tirar todo lo que había en su alcoba. Incluso empezó a pegar a las paredes por causa de la ira, frustración, incompetencia de no poder hacer nada, de despertarse cada día sintiendo que nunca vas a estar bien, que nunca podrás ser feliz, que nunca nada será igua, bueno ni nada ni tu mismo, saber que nunca te podrás perdonar personalmente contigo y que el amor de tu vida note perdonará jamás. Más emociones y pensamientos negativos asaltaban su mente, hasta que su cuarto quedó hecho un desastre, y finalmente de tanto llorar él se dejó vencer por el sueño y cayó rendido en su cama o mejor dicho en lo que quedaba de ella.
Holaa;) espero que estén bien, y como no que les haya gustado y hayan podido disfrutar este capítulo.
Si les gustó, comenten y voten, ya saben que no muerdo ni nada por el estilo, así que digan lo que opinan, que me encanta saber que piensan.
Besos Sara:)
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Como los trenes ©
RomanceComo los trenes, es una novela basada en una historia de amor, donde los sentimientos nunca se acaban, jamás desaparecen. "Miserable, ese es tu nombre; idiota, ese es tu apellido; desdichado, tu corazón y hundido, por fuera. " Un paseo común, unos s...