Capítulo 27

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Nerea no había podido conciliar el sueño, ya que los nervios no la dejaban. Hoy se iría de una vez por todas con Rafael, su sueño se iba a cumplir o eso esperaba.

Se levantó de la cama con gran ímpetu y se dirigió hacia el armario para organizar y llenar su maleta de viaje.

Después de media hora lo tenía todo listo.

-Nana---la llamó Nerea---.

-Sí mi niña---le respondió esta---.

-¿Dónde estás? Quiero hablar contigo.

-¿Ocurre algo?

-Nana---tomé aire---. Me iré de aquí de una vez por todas con Rafael, por fin podremos estar uno al lado del otro sin tener que sentir que es algo malo.

La cara de aquella señora expresaba una total confusión y desconcierto.

-Entonces te vas, ¿y cuándo?

Nerea no le respondió, solo miró la maleta que su mano portaba. La criada hizo lo mismo y al darse cuenta de que se iba ya, soltó un:

-Oh---dijo mientras las lágrimas le bañaban el rostro---. Así que mi niña pequeña se va.

De nuevo Nerea volvió a asentir.

-A mis brazos cariño---extendió sus brazos---.

Sin pensárselo dos veces Nerea le proporcionó un gran abrazo.

-Te voy a echar mucho de menos Nerea, y yo a ti Nana. ---mostré mi mejor sonrisa---.

Se fundieron en un maternal abrazo.

-Nana---la llamó mientras se dirigía a la puerta---.

-Dime mi niña.

-Un favor, en cuánto me vaya recoge tus cosas y vete de aquí. Ambas sabemos que William es totalmente impredecible---le explicó Nerea---.

-Está bien, haré lo que me pides---sonrió la vieja mujer---.

-¡Adiós!---se despidió---.

-¡Adiós mi niña! Espero que la vida te de toda la felicidad que te ha negado durante años.

-Estoy segura que sí---y mostró una radiante sonrisa--_.

Abrió la puerta y salió de esa casa de una vez y para siempre.

****

Ya habían llegado al muelle, tanto Rafael como Nerea estaban esperando impacientes la llegada del barco que los transportaría un nuevo mundo, una nueva realidad.

De repente delante de ellos se aparcó un coche dando paso a dos figuras masculinas.

-Veo que no he llegado tarde para despedirme---dice cínicamente William---.

-¿Qué quieres ahora William?---pregunta Rafael---.

-Ya te lo dije, solo quería desearles un buen viaje---menciona las últimas palabras con una voz algo macabra y una sonrisa del mismo tipo que su voz---.

-No te creo---interviene Nerea---.

-Ya, ni yo tampoco---le replica su marido---.¿No creerás que solo vine aquí para despedirme de ustedes, no?---formula levantando una ceja---.

Rafael apretó la mano de Nerea, mientras su mente ideaba alguna forma de escapar de William y el otro acompañante.

Cuidadosamente, Rafael se acercó al oído de Nerea y le susurró:

-A la de tres salimos corriendo y nos ocultamos entre los grandes containes, y mientras yo busco mi revólver.

Ella solo asintió con la mirada.

-Uno.

-Dos.

-Tres..¡ya!

Empezaron a correr con un único objetivo, llegar a aquellos containes y ocultarse de la muerte segura que les acaería.

-¡Bertrand tu por un lado y yo por el otro!---gritó enfado William---.

-De acuerdo jefe---obedeció este---.

Rafael no dejaba de buscar miles y millones de posibles salidas, sin embargo ninguna le parecía buena.

Hasta que se le ocurrió una idea, o él mismo o ella.

Se encaminó hasta llegar a estar al frente de Nerea, entonces la besó.

La besó con amor, ternura, pasión, como si no hubiera mañana, como si no tuviera la oportunidad de volver a degustar la miel que aquellos labios desprendían.

-Amor, corre, corre no te detengas intenta buscar la salida yo me quedaré y en cuánto salgas huye hacia el buque y embárcate a dónde teníamos planeado. Estos son los papeles---dijo a la vez que alargaba la mano para dárselos---. Te amo, ¿vale? No lo olvides.

-¡Espera!---exclamó y lo agarró de la mano para detenerlo---. No vayas---le suplicó con un suave susurro seguido de una lágrima que resbalaba lentamente por su mejilla---.

-Debo hacerlo, o te salvas tú o yo---comentó triste---.

Le ofreció un beso ¿tal vez un último beso, tal vez un beso de despedida?

Rafael se fue corriendo a dar con William y terminar con todo esto.

-¡William! ¿Dónde estás? Aparece cobarde---le retó---.

-¡Aquí estás!---dijo William alegre---.

-Terminemos con esto---pidió Rafael---.

-Bueno, algo que objetar antes de morir Rafael---habla William a la vez que saca la pistola de la alforja de piel que llevaba---.

-Quiero que hágamos un duelo---solicitó Rafael---.

-De acuerdo---admitió arrogante---. De todas formas ganaré yo.

Se colocaron. Bertrand habló:

-Cuando diga tres podéis disparar.

Ellos solo asintieron y Beltrand comenzó a contar:

-Uno.

Rafael respiró profundamente sabía que uno de los dos vería el fin de su vida ese día a manos de una pistola empuñada por su adversario*

-Dos.

El rostro de William formaba una gran sonrisa.

-Tres.

Nerea corría desesperada, escapando, sin dejar de sentirse egoísta por dejarlo atrás. Sus pasos fueron detenidos por un estruendoso* sonido.

Uno de los dos había caído.

*Adversario: enemigo.

*Estruendoso: ruidoso.


¡¡¡¡Fin del capítulo!!!!

Espero que os haya gustado ya sabéis votos y comentarios para saber lo que os ha parecido.

Besos Sara:)

Como los trenes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora