23. Vandalismo

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Vandalismo

Zeph

Le entregué el sandwich extra que tenía en mi mochila. En realidad, era a ir para Naia, pero después de comprarlo me llegó un mensaje de su parte diciendo que había mucha gente por los pasillos, por lo que no llegaría a verme para recoger su almuerzo.

Por eso se lo di a Breena.

Sus cinco monedas ni siquiera le alcanzarían para un paquete de frituras, lo cual no es lo más recomendado para un día frío como el de hoy, por lo que le cedí el paquete que tenía para que no muriera de hambre hasta llegar a su casa, para lo que aún faltan unas tres horas y media, cuatro si Souza decide alargar la clase sin previo aviso.

—¡Al fin te encuentro! — a lo lejos, una voz chilla a mi espalda. — ¡Y están juntos! ¡Mejor!

Rápidamente descubro que no es Sunny la que habla, sino Lyla, mi compañera de Economía. Este mediodía trae su cabello extra alisado, siendo una cortina color negra la que cae de su cabeza y dos faros verdes esmeraldas los que lleva encendidos en su rostro. Se inclina sobre la mesa, apoya sus manos y nos observa atenta.

—Esta noche. 8 p.m. Segunda ventana de la izquierda — indica en voz baja y sale corriendo hacia las puertas que llevan al patio trasero del instituto.

—¿Qué significa eso? — inquiero confundido, tanto por el extraño comportamiento de la chica de mechas azabaches como también por lo sospechoso que fue su mensaje.

La de ondas rosas pastel alza sus cejas y sonríe sin mostrar sus dientes.

—Vandalismo.

Me quedo helado.

Creo que no fue buena idea involucrarme con el baile de primavera. Para colmo, ya es tarde para salirme.

Mierda.

Invitación a volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora