30. Ilusión

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Feliz día de la primavera u otoño, según la parte del mundo en donde estés <3.

Inserten aquí un comentario diciendo con que estación del año asocian a Bree & Zeph; quiero leerlos :)

***

Ilusión

Bree

Dos días pasaron y aún llueve.

No hubo ni un segundo en el que la lluvia dejara de caer desde la mañana del lunes, razón principal por la que estoy baja de ánimos. Los días soleados, con la gran estrella del sistema solar brillando en lo más alto, son mi fuente de energía: cargan mi batería a más del 100% y gracias a ella funciono con todas las pilas hasta que el final del día cuando mi cama me recibe con sus brazos abiertos, permitiéndome descansar hasta que el Sol vuelve a salir.

Pero estos días no me está animando ni la barra de chocolate que mi mejor amiga sacude ante mis ojos.

Le niego otra vez.

—Ya es el tercer almuerzo que la rechazas — se queja, dejando el empaquetado sobre nuestra mesa de la cafetería sin quitarme la mirada de encima mientras aguardamos a que se haga la hora de partir a nuestras respectivas clases. Suspiro y dejo caer mi cabeza en la palma de mi mano. — ¿Qué te pasa? — inquiere preocupada. — Pocas veces te vi así, tan... decaída.

Vuelvo a suspirar.

—Estoy algo cansada, eso es todo — admito. —. Además, el clima no ayuda — giro en busca de la ventana más cercana y observo como las gotas de agua siguen cayendo por los cristales hasta perderse de vista.

—¿Pasó algo con el padre de Flora?

Niego.

—¿Con tu mamá?

Vuelvo a mover mi cabeza de izquierda a derecha.

—¿Con Zephyr?

Me quedo inmóvil y no hago nada. No le doy ni una respuesta afirmativa ni una negativa a Sunny porque realmente no sé si está pasando algo entre nosotros.

La última vez que nos vimos fue el lunes por la mañana, antes de que nuestras jornadas arrancaran. Yo estaba con Clayton, un conocido-amigo al que le daba consejos acerca de como invitar a una compañera de clase al baile de primavera. A mí nunca me ocurrió que me hicieran la gran pregunta; habiendo porristas, gente popular y otras chicas que no están en ese alto status pero que son bellísimas, yo quedo relegada al montón que asiste en soledad o con amigos que tampoco consiguen pareja. No me molesta ir sola, de hecho, terminé pasándola de maravillas las veces que concurrí, pero no voy a negar que creí que este año sería diferente.

En el baile de bienvenida no sucedió. En el de invierno, antes de las vacaciones por las fiestas, tampoco. Mi deseo quedó reducido a las únicas dos ocasiones que me quedan antes de terminar el instituto: el baile de primavera y el prom.

Con menos de diez días por delante para que se cierren las listas para ir en pareja, aún mantengo la ilusión intacta de que aparecerá algún chico que me propondrá ir al de primavera con él. Ojalá se me dé. Lo deseo mucho.

Pero volviendo al tema de Zephyr, no tengo ni la menor idea de si le está pasando algo o si nos está pasando algo. La turbulencia que sentí al perderme en sus ojos hizo encoger a mi corazón, y más pequeño se volvió cuando noté que el zarandeo había pasado, pero que una angustiante llovizna seguía corriendo en él. Eso me hizo sentir mal, sin embargo, sigo sin saber exactamente el porqué de ese efecto en mí.

Tal vez sea por el cariño que le tomé.

—N-no lo sé — balbuceo en voz baja.

Sin saber si mi amiga me escucha o no, tomo mis cosas y salgo de la cafetería.

Invitación a volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora