25. Razones

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Razones

Zeph

No sé porque no me quedé en casa.

No sé porque accedí a subirme al bus, pagar la tarifa, sentarme en uno de los primeros asientos y viajar, otra vez en el día – o más bien noche – a la parada más cercana al instituto, ubicada una calle antes de la edificación.

No sé porque estoy siendo parte de una organización con fines delictivos que se escabulle en uno de los salones de la primera planta un viernes de invierno por la noche, ingresando por la ventana como verdaderos criminales.

En realidad, sí sé la razón por la que lo hago. Y tiene nombre y apellido: Breena Sanders.

Bree.

Mientras la veo caminar por entre los bancos para llegar a la puerta del aula y que ambos salgamos al pasillo y nos dirijamos al gimnasio, vuelvo a ser consciente de que ella es la razón que lo engloba a todo. Es por ella que me sumé a lo del baile, es por ella que terminé consultándole a las gemelas acerca de donde conseguir un traje para el 22 y es también por ella que puedo terminar expulsado del colegio.

No quiero que me expulsen por seguir a la chica que me gusta por el único fin de invitarla a la fiesta de primavera y que me diga que sí.

Aprender Breenandés en nivel extra mega avanzado tenía sus riesgos, y acá están.

—¿Estás segura de esto? — le consulto una vez que estamos frente a las puertas dobles, con ella tomando la baranda con una de sus pequeñas manos.

—No — responde seria —, pero siempre hay una primera vez para ir en contra de la ley. Vamos.

Empuja y nos adentramos, y no tardo más de un segundo en paralizarme y sentir como la sangre deja de circular en todo mi cuerpo, dejándome completamente pálido.

Siento que voy a desvanecerme.

Invitación a volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora