32. Oír

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Oír

Zeph

Le cuento a la rubia lo que vi el lunes en el corredor del primer piso. Durante mi exposición, ella permanece con la boca semiabierta y sus cejas en alza. Si no interpreto mal sus facciones, la he tomado desprevenida con la noticia y no puede creer lo que estoy diciéndole.

—No puede ser — responde mientras bajamos las escaleras —, me lo hubiera venido a decir corriendo como yo hice cuando... — se detiene en seco y me mira, a lo que yo no hago nada y sigue como si nada. — cuando Oliver Wood me invitó. ¿Estás seguro que escuchaste bien? — pregunta, dudando de mis cualidades auditivas.

—Dudo que un «¿quieres ir al baile conmigo?» se pueda confundir con un «¿me pasas la tarea de Matemática?» — ironizo. Creo que a Sunny no le gusta mi broma porque gira sobre sus hombros y la mirada que me obsequia es de las más mortíferas que alguna vez tuve el maldito placer de recibir. — Además, ella le dijo que sí con la cabeza. Lo vi con mis propios ojos, y no ando mal de la vista — indico antes que pueda decir que mi (no) posible confusión se debiera a que necesito anteojos, porque no es así.

—¿Y no hablaste con ella desde ahí?

—Ni siquiera hablé con ella — admito. —. Hasta que me fui, estaba con ese chico de cabello gris que le dio las flores.

—¿Cabello gris? ¿Gris claro? — asiento. —. Debe ser Clay... — dice para ella misma pensativa, moviendo dos de sus dedos en su barbilla y desviando su mirada de mí. Tras algo de un minuto que seguimos caminando hasta salir a la calle y resguardarnos bajo un techo por la lluvia que sigue cayendo, vuelve a hablarme. —. Tendremos que sacarnos las dudas — decreta y saca su teléfono del bolsillo.

—¿Qué vas a hacer?

—Sacarnos las dudas, ¿o no me escuchas? — repite algo molesta. — Creo que en serio necesitas ir a algún especialista que te saque la cera de los oídos porque no escuchas muy bien ­— comenta mientras teclea.

Tras terminar, eleva su celular a mi rostro y leo:

«Me llegó el rumor de que Clayton White te invitó al baile ¿Es cierto? Porque si lo es, te mataré por no contármelo primera. –S»

Un minuto después, llega una nueva notificación al teléfono de la rubia. Activa la pantalla y ambos leemos la respuesta:

«¡Sí! –B»

Invitación a volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora