Altura alta, más que la de Alex y un cuerpo fornido, su cabello era negro más intenso que la propia oscuridad el cual cubría un ojo, piel demasiado blanca y fresca como el sereno pero, lo más extraño era que... sus ojos también son gemas como los de Alex y Lucia, zafiros. Pero había algo mucho más extraño, sus ojos estaban tiraban reflejos negros... ¿acaso los zafiros dan esos reflejos cuando son expuestas al sol o a la claridad?
Su mirada era fría y sin vida como a la vez penetrante y desbastadora... como si estuviera viendo algo que deseara de existir.
— ¿Quién eres tú? —
Nuestras miradas se habían clavado fijamente, ninguno tenía la intención de desviarla hasta que finalmente hablo, al igual que sus ojos su voz le hacía mérito.
— Liz Astor, es un gusto conocer al Duque —
Mi saludo no era lo más formal y a la vez, tampoco había demostrado el respeto adecuado ya que, no me había inclinado. Te tendré vigilado, tu atmosfera no es de confiar, tengo ese presentimiento.
— Tus ojos... también tu cabello ¿no es extraño ver a un Astor que no sea pelirrojo? —
Era verdad, la familia de la Anciana era caracterizada por poseer ojos azules y cabello rojizo pero yo... no soy su familia.
— Yo soy la excepción —
— Disculpe mi descortesía —
Acercándose a mi extendió su mano hacia para que le extendiera la mía, así que accedí.
— Es un honor conocer a la prometida del Príncipe, Duque Arcadia a sus órdenes, Princesa Heredera —
¿Prometida? ¿Qué rayos tiene este hombre en su cabeza?
Besando el dorso de mi mano volvió a mantener la distancia que teníamos antes, como a la vez, cambiando esa mirada fría a una normal, ocultando esos reflejos negros que se notaban en sus ojos... no estoy loca, yo vi esa fría mirada.
— Espero que la estadía de usted y el Príncipe sea agradable, me retiro Alteza—
Inclinándose levemente hacia mí se retiró de mi vista... necesito hablar con Alex ahora mismo.
Entrando rápidamente a la habitación limpiaba mi mano con asco ¿¡Quién es en realidad este hombre!? ¿Y por qué también posee ojos de gema como Alex? Tenía dudas, y la única persona que podía resolverlas era Alex, así que me dirás todo de una vez.
Sentada en un sillón mientras limpiaba mí mano pensaba si sería correcto cambiarme e ir a buscarlo o simplemente esperar a que regresara.
—Mm... ni yo sé que hacer —
Al terminar de limpiar mi mano fui a tirar el pañuelo para así, volver a sentarme en el sofá para abrazar mis piernas.
*suspiro* — ¿No sería mejor salir para ver que pez consigo hoy? —
Tenía un sueño, y no dudaría en alcanzarlo pero ¿Qué pasa con mis miedos? Siempre siento miedo estar rodeadas de personas y más ahora que el Duque menciono: "Prometida"
— ¿Qué rayos está sucediendo? —
Seguía abrazando mis piernas pensando que rayos está pasando, no entendía ¿no era obvio que solo sería una acompañante de Alex? ¿O acaso el Duque confundió el asunto? Además, ni siquiera había realizado mi debut, entonces para mencionar compromiso aún era algo temprano.
A decir verdad, no me molestaba que me hayan dicho que era la prometida de Alex ¿No se sentiría alguien feliz que le digan eso de la persona que está enamorada? Pero no me sentía así, había venido con él con un papel ya establecido y que de la nada digan otra cosa ¿entonces me habían mentido? No lo sabía, por eso necesitaba hablar con él.
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The secret of a Kingdom: Saga Beryl
FantasyDespués de vivir dos largos años en los Palacios Imperiales mi vida se ha trastornado a color de rosa. Pero sin esperarlo, este se comenzó a corromper. - ¡Alex! - Una suave voz llama por mi nombre sin cesar, mientras que sin titubear habla sobre el...