Desde el festival los días habían pasado con normalidad hasta que... alguien toco a la puerta del joven Príncipe.
Su escolta al abrir vio al mensajero con una caja pequeña y una carta en mano ¿ahora las señoritas cortejarían a su Alteza?
— Marks ¿Qué traen ahí? —
Mientras que el chico moreno lo tomaba, miraba la carta hasta que su rostro empezó a palidecer... este día iba a ser largo, de eso estaba seguro.
— ¿Todo está bien? —
El joven Príncipe miraba a su escolta sin entender la situación ¿Qué era lo que sucedía? Deseaba saberlo.
— ¿Qué cosa quieres primero? ¿La carta o el regalo? —
— Dame la carta —
Se acercaba con nerviosismo, un paso por otro como si se tratase de un anciano que apenas lograba caminar... su paciencia se empezaba a desgastar al verlo actuar así.
— Acércate ya, mi paciencia se acaba —
— ¡A-ah sí! —
Acercándose rápidamente dejo la carta y el regalo sobre el escritorio, sin dudar se alejó de este para estar lo más lejos posible.
Al tomar la carta entre sus mano noto el sello... era de la familia Imperial de Platinium ¿Qué hacia una carta si apenas había terminado el festival? Al abrirla empezó a leerla... se trataba de una carta de amor de Hans.
— ¡Este idiota! —
Apretaba la carta con fuerza hasta que sus ojos se dirigieron hacia el regalo... él estaba intentando cortejar a Liz. Sin dudar, empezaba a abrir el regalo y al ver, se trataba de perfumes de jazmín y algunas sedas... esto no era ningún juego. Un curioso aroma lleno sus fosas y al notar... la carta había sido perfumada.
— ¡Maldito mujeriego! —
— ¿P-pasa algo Alex? —
— Tráeme un té de manzanilla —
— ¡R-regreso en seguida! —
Arrojando la carta al suelo colocaba su dedo índice sobre su frente... nunca imagino que alguien como el fijaría sus ojos sobre su hermana, eso lo molestaba y demasiado.
Con alterarse no lograría nada así que intentaba controlar su mal temperamento... debía encontrar una manera para que ese Príncipe mujeriego quitara sus ojos de ella y con ello, hacer todo lo posible para que no se esparciera que estaba cortejando a Liz.
— ¡Ya regrese! —
Tomando la taza de té miraba el regalo con cierto asco... no creía que ese idiota se había enamorado o tal vez, solo era una de sus bromas asquerosas.
— Lleva ese regalo a Liz y encárgate que nadie sepa de lo sucedido —
— Entendido —
Levantándose de su asiento buscaba unas hojas para responder a su carta y así... empezó una guerra de cartas con el fin de que su hermana no se relacionara con alguien como él.
En su mente solo pensaba que estas discusiones no fueran lo suficientemente fuerte para romper una alianza con el Imperio Platinium... eso iba a provocar un verdadero dolor de cabeza que no toleraría.
Al transcurrir unas horas nuevamente la puerta de su despacho había sido tocada... ¿era otro regalo de Hans?
Nuevamente su escolta se indignó en abrir la puerta, esta vez se trataba de Peter, el ministro de defensa.
— Saludos al sol menor —
— Lord Peter ¿sucede algo? —
— La Emperatriz solicita la presencia de su Alteza —
— Entiendo, voy enseguida —
Levantándose del escritorio se encontraba un poco nervioso... ¿Qué iba a decir su madre si se enteraba que Hans estaba enviando cartas a Liz? Lo menos que deseaba eran problemas, así que debía de mantener la compostura.
—Vamos Marks —
— Si —
Mientras caminaban un rostro serio se apoderaba de su joven rostro hasta que sus ojos se dirigieron hacia aquel cabello castaño como el chocolate... se trataba de su hermana mayor ¿Qué pasaba para que llamaran a ambos?
— ¿Hermana? —
— ¡Alex! ¿Cómo has estado? —
— Ah yo... me encuentro bien ¿y cómo has estado? —
Era obvio que él no se encontraba bien, gracias a la carta de ese Príncipe idiota.
— Me encuentro bien Alex —
Sin esperarlo, su hermana comenzó a sonreír curiosamente... ¿ahora qué sucedía?
— Escuche que Hans le envió un regalo a Liz ¿entonces desea cortejarla? —
Era más que obvio que en los Palacios Imperiales nadie se quedaría callado... y ahora mismo lo había asegurado.
— Espero que sea la primera y la última vez —
Mientras que el joven Príncipe hablaba, una sonrisa pintoresca apareció en el rostro de su hermana...era más que obvio que ella empezaría a molestar, era momento de detenerla.
— ¡Lo sabía! ¡Al final no quieres a Liz como una hermana, tienes un sentimiento mucho más profundo que ese! —
No tuvo compasión, lo dijo todo sin detenerse... si tenía suerte podía detenerla, pero parecía un duelo perdido.
— Eso no es cierto —
En el momento que su hermana iba a responder las puertas del despacho de su madre se empezaron a abrir. Al entrar el fuerte olor de la tinta inundaba toda la habitación y con ello, su mano no dejaba de escribir.
— Gloria y bendición a la madre de todos —
Sin levantar la vista hacia ellos aún seguía escribiendo... la cantidad de papelería por revisar era enorme ¿Por qué hay tanto trabajo? El festival ya había pasado así que el número de trabajo debía de disminuir.
— No tengo mucho tiempo, así que seré breve —
Agarrando el sello Imperial lo colocaba sobre unos papeles mientras que estos eran entregados a Peter.
— La otra semana partiré al fuerte del Pueblo Oque —
Supervisión... ahora entendía la gran cantidad de trabajo, intentaba avanzar en todo lo que podía.
— Además, Liz vendrá conmigo; informare a Peter de toda la papelería que tendrán a cargo mientras no estoy, pueden retirarse —
No lo entendía ¿Qué haría ella en un lugar como ese? La niña huérfana que no tenía un lugar en donde pertenecía había capado la atención de la Emperatriz... era confuso. Al desviar su mirada pudo notar el rostro triste de su hermana... ella quien siempre trato de conseguir el amor de su madre ahora mismo era hecha hacia un lado.
— Nos retiramos Majestad —
Al salir ambos se miraban confusos, cuando se trataban de supervisiones era más obvio que ese trabajo estaba bajo el cargo de su hermana ¿Qué estaba sucediendo? No lo sabía.
Retirándose cada quien a su despacho, se encargaba del trabajo encargado por su madre.
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The secret of a Kingdom: Saga Beryl
FantasiaDespués de vivir dos largos años en los Palacios Imperiales mi vida se ha trastornado a color de rosa. Pero sin esperarlo, este se comenzó a corromper. - ¡Alex! - Una suave voz llama por mi nombre sin cesar, mientras que sin titubear habla sobre el...