Capítulo 31: Rumbo a ti

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La noche hacia su aparición por mi ventana mientras me encontraba sentada en ella, miraba los pacillos que se encontraban siendo patrullados por guardias... desde ese incidente, la seguridad del Palacio Cristal aumento en gran tamaño.

Colocando mis codos sobre mis rodillas, puse mi rostro sobre las palmas de mis manos para seguir viendo.

Parecía extraño, pero en momento en que había salido de aquella habitación después de decirle a Lucia mis planes sentía que alguien la llamaba, no solo eso; también sentí que alguien llamaba a Alex. Lo cual decidí regresar y en ese momento ella estaba desmayada en el suelo, intentaba utilizar mi poder curativo para recuperarla, pero más ella no deseaba abrir sus ojos.

Mi corazón se ahoga en pensar, que sería mi culpa que ella enfermara nuevamente, pero finalmente después de un tiempo ella había vuelto abrir sus ojos.

— Lo bueno que solo fue una falsa alarma —

Me había parecido extraño que de la nada me dijera que me ayudaría ¿dándome su sombrero? Nunca lo espere, pero mi corazón se alegró.

Miraba mi cabello largo que se mecía por el viento... nunca imagine tenerlo tan largo. Extendí mi mano para agarrarlo y verlo fijamente.

— Aunque Lucia no desea que corte mi cabello, es demasiado largo para que se logre esconder en el pequeño sombrero de paja —

Levantándome, me dirigía a la marquesa para buscar unas tijeras... no te cortare tan corto, no debes de preocuparte.

Colocándome enfrente del espejo miraba mi cabello largo que llegaba arriba de las rodillas, mientras que mi mano derecha se paseaba entre los cabellos lisos hasta que agarre un mechón de cabello.

— Volverás a crecer —

Y así fue como empecé a cortarlo, los mechones de cabellos rubios caían al suelo con delicadeza, como si se trataran de plumas. Cada vez notaba la diferencia de largo a lo cual, solo pude sonreír levemente.

Dirigiendo mi mirada hacia el espejo pude notar que mi cabello estaba del largo como lo usaba habitualmente, a media espalda. Acercándome, dirigía las tijeras a mi flequillo... no deseo que nadie me reconozca.

Cortando mi flequillo de otra forma, le daba el aspecto como Bruno lo utiliza habitualmente, un flequillo largo pero abierto.

— Listo —

Sonreí decidida al ver mi proceso terminado.

Mañana finalmente pondría aprueba todo lo que he aprendido en estos años y con ello, estaría segura que no era ninguna corazonada como menos tontería.

Me dirigí al joyero para sacar de ahí la gota para sostenerla entre mis manos mientras la colocaba sobre mi pecho.

— La luz del día acaba de iluminar.

Guía mis pasos pequeña luz.

Busca la paz amado corazón.

Deseo que las estrellas fugases vuelvan a brillar, para que guíen mi camino —

Al levantar mi rostro sabía que mañana seria el gran día y con ello, no daría vuelta atrás.

— Te traeré de vuelta, pase lo que pase —

...

Rápidamente, el día siguiente desde muy temprano ya me encontraba levantada alistándome. Cuando finalmente termine, agarre el cinturón el cual tenía ambas espadas. Al colocarlo en mi cadera me sentía feliz... como si fuera un caballero.

— ¡Falta algo! —

En el momento que me dirigía a la puerta, retrocedí para así volver al joyero y agarrar la gota. Colocándola en mi cuello la escondía entre mis ropas.

The secret of a Kingdom: Saga BerylDonde viven las historias. Descúbrelo ahora