Así como lo había dicho Roselia, la Sacerdotisa y sus guardias junto con Bruno se dirigían a la Capital. En el carruaje se sentía demasiada la angustia por los problemas y con ello, Bruno solo deseaba algo... ver a su lady en perfecta condiciones o él, no podría soportarlo verla sufrir.
El tiempo se había esfumado entre las manos y ellos, ya se encontraban en la Capital entrando ya a los territorios Imperiales, en el momento que se detuvo el carruaje los tres caballeros bajaron para darle la bienvenida a la Sacerdotisa.
— ¡Su Excelencia la Sacerdotisa ha llegado! —
Como si hubiese alterado una colmena, tanto como las sirvientas y los mayordomos corrían de un lado a otro por la inesperada llegada de la Sacerdotisa y con ello, rápidamente apareció la Princesa Imperial.
— Es un honor ver a la bendición del Imperio, Milan Clarise Lux saluda a su Excelencia, la Sacerdotisa. Estoy a sus órdenes —
Inclinándose Milan hacia Kata la saludaba y con ello, Kata dio la señal para que ella levantara el rostro.
— He escuchado lo que ha pasado, quiero hablar con la Emperatriz —
— Sígame por favor, la are pasar con ella —
De un momento a otro, como si se tratase de un parpadeo, Kata se encontraba en el despacho de la Emperatriz escoltada de sus guardias.
— Su Santidad, es una bendición verla aquí en los Palacios Imperiales —
— ¿Aun no hay señales del Príncipe Heredero? —
— No hay señales de su Alteza, su excelencia esperamos que la diosa escuche nuestras plegarias —
— Rogare a la diosa por el bienestar de su Alteza —
Mientras que hablaba Kata con la Emperatriz, Line se acercó a Bruno para susurrarle algo intentando mantener la risa.
— Ya falta poco para que se quede sin palabras y diga las cosas en seco. Ella no puede mantener una conversación formal, eso da mucha risa —
— Y-ya veo, Lord Line —
Finalmente, Kata decidió preguntar lo que más importaba en estos momentos de una forma directa.
— ¿Cómo se encuentra la salud de Lady Liz? —
— Si desea, le diré a la Princesa que la escolte en donde ella se encuentra —
Asintiendo, salió del despacho en donde la Princesa se encontraba esperando a la Sacerdotisa para guiarla hacia el dormitorio de Liz, en donde se recuperaba.
Al llegar, decidió entrar ella junto con Bruno el cual, se encontraba muy agitado por la situación. En el momento de entrar, vieron a la chica rubia postrada en la cama con un rostro pálido.
— Si mama te viera así, no sé cómo estaría —
Kata revisaba a la chica la cual, no se encontraba en peligro pero aun así, deseaba saber para así dar buenas noticias.
— Me alegro que ella este bien, vamos Bruno hay que dejarla descansar —
— ¿Aun no te das cuenta? —
— ¿De qué hablas? —
El rostro del chico era tan serio como sus palabras y su tono de voz mientras que, Kata no entendía porque reaccionaba así.
— Ella utilizo su poder curativo, mira su tez de la cara, ese color pálido no es normal —
— Bruno ¿tú sabes acerca del poder curativo de Liz? —
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The secret of a Kingdom: Saga Beryl
FantasyDespués de vivir dos largos años en los Palacios Imperiales mi vida se ha trastornado a color de rosa. Pero sin esperarlo, este se comenzó a corromper. - ¡Alex! - Una suave voz llama por mi nombre sin cesar, mientras que sin titubear habla sobre el...