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── Oye ── una voz desconocida y juvenil dijo detrás de ella.
Kagome se hubiera dado la vuelta para preguntarle al chico que requería, pero su sexto sentido decía que todo lo que necesitaba hacer era, apartarse de la aparición que la llamaba; porque su aura denotaba su poder.
── "Tengo mis manos ocupadas solo con Hanako-kun, lo último que necesito es otro dolor de cabeza"── pensó sujetando su bolso siguiendo su caminata en los pasillos cada vez más vacíos.
Después de los horarios de clases, los estudiantes comenzaron a realizar sus respectivas actividades de club, por lo que significaba que debía de regresar a su casa sin Nene que la acompañara. Kagome aún no se había decidido que actividad extracurricular quería unirse desde que llegó a la Academia Kamome, así que pasó el tiempo libre explorando sin rumbo fijo los pasillos o haciendo recados para profesores ocupados.
Pero se aseguró de estar siempre al alcance de Nene, en caso de que algún loco sobrenatural decidiera sacar algo sospechoso mientras ella atendía sus preciados productos de jardinería.
── ¡Heeeeeey! ¡¿No me escuchaste hablando contigo ?!── la voz gimió a la espalda de la sacerdotisa, pero esta vez, logró notar que el espíritu estaba más cerca de ella ──¡Tú ahí! ¡Linda con el pelo largo!── gritó, se estaba acercando rápidamente a ella.
Kagome suspiró suavemente── "Seguro que es persistente. Supongo que no puedo ignorar ... ¡Uf"!── Su línea de pensamiento se interrumpió cuando un peso repentino se estrelló contra su espalda que por unos instante logró que perdiera el equilibrio pero rápidamente regresó a su postura recta. ── "Tienes que estar bromeando ..." ── sintiendo un par de piernas sujetarse alrededor de su cintura y un par de brazos a juego alrededor de su cuello.
La sacerdotisa giró la cabeza hacia un lado para ofrecer a la aparición una sonrisa con los ojos cerrados, esperando que él no se diera cuenta de la agitada contracción en sus labios.
── S-sí, ¿cómo puedo ayudarte? ── pensaba que era otro de los tantos espíritus que vivían en la escuela que solicitaba un favor. Después de ayudar a tantos desde su llegada había ganado una reputación entre estos.
── ¡Wouh! Eres más linda de cerca ¿no?── el espiritu se maravilló y en su tono de voz se notaba la emoción ── ¿Cuál es tu nombre, niña bonita?── Preguntó con curiosidad. Su aliento frío le rozó la oreja colocandola de manera tensa.
Las apariciones que solicitaron su ayuda la reconocían por su nombre, poco a poco la sonrisa forzada fue borrando se de su rostro abriendo sus ojos con sorpresa al percatarse del parecido de aquel chico con Hanako. La única diferencia que logró percibir fue el visible sello negro en su mejilla derecha.
