Capítulo 34

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  Me desperté al día siguiente sintiendo mi cuerpo adolorido, como si un tractor hubiera pasado por encima. Miré a mi alrededor y me di cuenta de que estaba en la habitación del motel donde pasé una noche loca con Valeska. Suspiré con cansancio y pronto escuché una puerta abriéndose, lo que me hizo mirar en esa dirección.

-Buenos días Lauren. - Valeska salía del baño con una bata de motel, mientras se secaba el pelo con una toalla.

-Qué hora es? - pregunté somnolienta tratando de mantener los ojos abiertos.

-Pienso en las 10:00, ¿por qué?

Necesito irme a Miami, ¿sabes la hora del próximo autobús? - Me levanté y comencé a esparcir mi ropa para prepararme.

-Creo que al medio día tiene uno, pero hay que ver si todavía quedan asientos. - dijo Valeska sentándose en la cama. - pensé que te ibas con Jesu.

-No ... no fue casualidad que me llevara mis cosas anoche.
- dije mientras me dirigía al baño. Aproveché que ya estaba desnuda y abrí la ducha metiéndome en ella para quitarme el cansancio que estaba sintiendo. No era de extrañar, tuvimos sexo prácticamente toda la noche, solo paramos después de que estábamos agotados, levantarnos a las 10:00 ya era un milagro después de esa maratón.

-Ya veo. Puedo dejarte en la estación de autobuses si quieres.-Gritó desde la habitación.

-Acepto. Gracias.

-Pediré un café para nosotras, ¿de acuerdo?- Dijo entrando al baño.

-Está bien, me muero de hambre.

Valeska pidió un desayuno para las dos, que tomamos mientras hablábamos de cosas banales. Nuestra relación erq divertida, quien nos viera anoche y nos viera ahora, no creería en la imagen. Pero era común tener sexo con ella como si no hubiera un mañana y luego actuar como si nada hubiera pasado, así que nos llevábamos bien.

-No quiero arruinar la mañana del domingo. - habló Valeska llamando mi atención. - Pero de lo que hablamos ayer, ¿decidiste lo que vas a hacer?

-No lo sé ... iEstoy herida, ¿sabes?! - dije cerrando los ojos.

-Yo ... solo quería estar bien con ella, pero estoy mal con lo que vi.

-No puedes quedarte así, no puedes rendirte. Sé que duele, porque ya sentí el mismo dolor, pero nunca sabrás si tu destino es diferente al mío si no lo intentas. - habló sonriendo, tomando mi mano y apretándola, en señal de fuerza.

-Gracias Valeska. Eres el mejor amigo que cualquiera puede tener. - dije devolviéndole la sonrisa y el apretón de manos. Pero supe que no era tan simple, solo con recordar la escena mi odio creció y me dolía el corazón.

-Hmm ... algo más. Tu teléfono celular sonó toda la noche después de que se desmayó. Incluso pensé en responder o despertarte, pero estabas durmiendo tan profundamente que lo dejé en la mesita de noche para amortiguar el sonido.

Al escuchar esto, me dirigí al móvil que me había indicado y al levantar el dispositivo pude ver varias notificaciones de llamadas perdidas y mensajes. Eran llamadas de Jesús, pero la gran mayoría eran de Camila preguntándome dónde estaba, si estaba bien, etc. Suspiré de nuevo y lo puse en mi bolso.

-Me prepararé para irme. - Hablé con Valeska que ya estaba vestida.

-Ok ... pediré cerrar la cuenta mientras tanto.

Salimos del motel y Valeska me llevó a la estaqión de buses, donde, afortunadamente, logré comprar el último boleto del bus que salió hacia Miami.

-Entonces es eso. - Le dije a Valeska que estaba esperando afuera, apoyado en su auto.

-¿Nos veremos de nuevo señorita? - preguntó con su habitual aire burlón.

-Eso espero, aunque debo admitir que puede llevar un tiempo. - dije acercándome a ella y pegando mi cuerpo al tuyo, que envolvió sus brazos alrededor de mi cuello.

-Esperaré entonces. Y también espero que resuelvas este pequeño problema amoroso y que estés contenta.-Valeska habló de manera positiva y sincera.

-Gracias por todo.

-Después de ayer, puedo decir que fue un placer indescriptible ayudarte. - Dijo haciéndome reír a carcajadas y juntando nuestros labios para un beso de despedida.

-Hasta luego. - dije alejándome mientras ella se subía al auto para irse.

El viaje a Miami fue agotador, tanto por la ruta como por el timbre insistente de mi celular, llegando incluso a apagarlo para tener un poco de paz. Cuando llegué a casa, corrí hacia Ma, que estaba preparando un bocadillo y me miró sorprendida cuando me vio cruzar la puerta.

-Hola mi niña— habló acercándose para ayudarme con la maleta. - Pensé que estarías aquí más tarde.

-Decidí llegar temprano, mamá. Estoy un poco cansada así que me voy a duchar y descansar, si alguien llama, dígale que no estoy disponible, por favor. - Hablé subiendo las escaleras y yendo hacia mi habitación. Todavía estaba perdida y cansada de todo, lo único que quería era esconderme del mundo.









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