Lo que sentimos| Camren

Capítulo 37

Lauren POV

Eran las 11:00 de la mañana del sábado y me sentía en las nubes, ni parecía que me hubiera pasado toda la noche bailando y divirtiéndome en compañía de Jesus, Dinah, Sofía  y mi novia Camila.

Abrí los ojos sintiéndome un poco incómoda por la luz del sol que entraba por la rendija de la cortina, pero pronto ese sentimiento se disipó cuando recordé el rostro de Camila. No lo podía creer, por primera vez, después de años de vida, estaba en una relación. Y no fue tan malo como siempre pensé. Camila es dulce, cariñosa, divertida y cálida. De esto  último, me di cuenta por los besos que intercambiamos la noche anterior. Eran cálidos y llenos de pasión y mostraban en cada uno de ellos cuánto me deseaba.

Ya soy adicta a sus besos y a su olor, eso es un hecho.

Después de la divertida noche que pasamos, nos despedimos y nos fuimos en contra de mi voluntad, cada uno a sus casas. Jesús me pasó a  dejar, incluso cuando yo insistí en que se quedara, se fue a su apartamento, diciendo que tenía una cita con una tía esta mañana y que no podía quedarse.

Dinah, Sofía y mi novia, se fueron a su casa, dejándome con ese sabor de tristeza en la boca, porque quería que durmiera aquí conmigo, pero ella dijo que no podía decepcionar a su amiga y hermana, así que tuve aceptar dormir sola. Pero si depende de mí será por poco tiempo, porque la quiero por completo.

Me levanté con una sonrisa del tamaño del mundo y me fui al baño a darme una ducha y relajarme para el día que empezó, ahora que sé dónde vive Camila, tengo la intención de Ir a verla lo antes posible, aunque solo sea para verla salir por la puerta como esas parejas de ancianos.

Me metí bajo la ducha y sentí que una calma me invadía, relajando todo mi cuerpo. Este sentimiento que no he sentido en mucho tiempo. Gracias a Camila, estoy más tranquila de lo que normalmente estoy.

- Mi Niña. - Escuché a Jiménez llamarme desde mi habitación.

- Estoy aquí Ma. - Grité desde el baño con solo verla entrar.

-Buenos días, mi niña. - Ma habló acercándose a la cortina, la cual era de un color negro, por lo que incluso si alguien entraba al baño, no podría ver el cuerpo de la persona que se estaba bañando. - Te despertaste tarde. ¿Quieres desayunar o preparo el almuerzo de inmediato? - Preguntó junto al espejo del baño.

- Quiero  café, ma. Almorzaré más tarde. - respondí mientras enjabonaba mi cuello.

-Está bien. Lo prepararé  entonces. - Habló y guardó silencio unos minutos pero me di cuenta de que no se movía ni un milímetro. - Mi niña ... - Me volvió a llamar.

-¿Qué pasa, mamá?! - pregunté preocupada  mientras quitaba el jabón de mi cuerpo.

- ¿Vos ya estás mejor? - Noté un aire de tristeza y preocupación en la voz de Daisy, que me hizo sentir bien y amada. Ni siquiera mis padres, en estos 30 años de mi vida, mostraron este tipo de preocupación por mí, pero ella, lo demostró todos los días.

-Estoy maravillosamente bien, mamá. - dije abriendo la cortina y haciendo que la señorita saltara de susto y se volteara para no ver mi cuerpo desnudo. Cogí una toalla, la envolví alrededor de mi cuerpo y me acerqué a ella abrazándola con fuerza. - Nunca me había sentido tan feliz y tan bien como me siento hoy, ma. - La besé en la mejilla y salí hacia mi habitación, siendo seguida por ella.

-Me alegro de escuchar eso mi niña. Estos días estabas tan mal.

-Así fue ... dijiste bien. Lo estaba, pero después de ayer, todo cambió. - dije abriendo mi armario para elegir un outfit para el día.