Narrador omniscienteYa era bastante tarde cuando sonó el celular de Lauren, sacándola violentamente de su sueño, lentamente se acercó a la mesita de noche donde estaba el dispositivo y se lo acercó a los ojos para ver quién la molestaba. Luego frunció el ceño con desaprobación por el nombre en la pantalla. De mala gana respondió con una voz todavía ronca y perturbada por el sueño.
-iGuau! i¿No me digas que todavía estás en la cama?! La noche debe haber sido fantástica!- Dijo el chico del otro lado con su habitual voz burlona.
-¡¿No me digas que me llamaste solo para hacer bromas innecesarias?! - respondió Lauren con el tono de irritabilidad característico del sueño interrumpido. - ¿Qué quieres Jesus?
-Ahhh ... perdóneme mi señora! iNo sabía que no podía llamar para ver cómo estás y cómo te fue el fin de semana! - respondió Jesus con sarcasmo, ocultando su sonrisa entre palabras. - Ya son las 10:00, no es hora de quedarse en la cama un domingo. Vuelvo a Miami en un rato y me gustaría saber si quieres cenar conmigo más tarde. Necesito contarte sobre la tortura que fue este fin de semana. - Habló en tono de arrebato.
-iOk! Entonces te mando un mensaje confirmando. ¡Ahora déjame sola! - habló Lauren colgando el teléfono y tirando el celular a un lado.
Estaba demasiado perezosa para levantarse, pero tampoco tenía sueño y entre quedarse en la cama postergando las cosas y tratando de tener un día "normal", prefería la segunda opción. Se levantó tambaleándose y con fuertes dolores de cabeza se dirigió al baño, todavía sin muchos reflejos, abrió el grifo del lavabo y se echó agua en la cara, provocando que finalmente se despertara.
No recordaba muy bien lo que hizo anoche, solo otro logro fácil y vacío, como el del viernes. Se quedó allí mirándose a sí misma durante unos minutos hasta que se recuperó y terminó de prepararse.
"¿Qué hacer un domingo en esta ciudad?" Lauren pensó mientras preparaba un espresso en la cocina y sintió a Apolo, su gato siamés, rozando su pierna debajo del mostrador. Cogió su taza de café y se dirigió a la sala de televisión, donde se sentó cambiando a un canal aleatorio. A Lauren no le gustaban tanto los programas que se ofrecían, pero le gustaba sentarse frente a la televisión encendida para suavizar el silencio que permanecía en la casa cada vez que necesitaba distraerse, era como tener a alguien ahí.
Apolo se subió a su regazo, postrándose entre sus piernas, entrelazado en el sofá, esperando una palmada de su dueña, quien pronto posó su mano en su cabeza, tocándolo afectuosamente. Lauren disfrutaba de la compañía de su gato, los encontraba interesantes y admirables, no suelen dar sus sentimientos a nadie, elegían con quién relacionarse y solo se mostraban lo suficiente a sus dueños a cambio de los beneficios que pudieran tener. Necesitaban ser conquistados, no eran como los perros, que se entregaban en el primer contacto y eran leales a toda costa, eran independientes y fríos a sus ojos. Los gatos son seres misteriosos y magníficos.
No pasó mucho tiempo y Lauren ya estaba tendida en el sofá, tomada por la falta de perspectiva para ese día de domingo, decidió no salir de casa, no era nada interesante perderse el día así, pero no quería tener que caerse de casa buscando algo que hacer, quería quedarme ahí y con esa ropa holgada y gastada tan cómoda.
Sus ojos se fijaron en el techo que como un péndulo cabalístico la dejó en un trance profundo, la mente a otro mundo. Recordo un momento de tranquilidad cuando ella y su hermano jugaban en el jardín de la familia. Fue tan pacífico, uno de los pocos momentos en que podía ser ella misma, sin cargos ni reprimendas por actuar libremente. Ser niña era tan magnífico, el mundo era un gran parque de diversiones, donde ella y su hermano se divertían sin preocuparse por nada.
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Lo que sentimos| Camren
FanficLauren es una joven empresaria, quien vive una vida lasciva y no cree en el amor. Camila es una joven dulce y tímida, pero muy inteligente y determinada. El destino las hace cruzarse en sus vidas. ¿Qué pasará?