El dragón de luz

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Una vez más el Flora visitaba a los niños del orfanato para acostarlos a dormir, y antes de hacerlo los arropaba y les contaba una historia, a veces hermosa, a veces de miedo, según lo que los niños desearan.

- ¿Estás cómoda?- le preguntaba Flora a Laura, que era la más pequeña de tan solo 5 años.
- Si, hada madrina- respondía la niña.
- ¿Está listos para escuchar su historia?
- Hoy nos contarás sobre el dragón de luz, ¿Verdad?
- Si así lo desean.
- ¡Síiiiiii!

Después de pasarme la noche vagando por el bosque a la luz de la luna, desperté en el lago de siempre con la luz del sol. Quise darme un baño primero antes de hacer algunos deberes, pero al observar, noté que estaba extraña el agua, no se veía el fondo, sino que en vez de eso se veía blanco, incluso parecía que se moviera, como si fueran nubes reflejándose, pero al mirar al cielo, noté que no había ni una.

Me pareció tan raro como hermoso y me sumergí en sus agua, en las cuales noté que no daba pie, incluso sentí que me hundía, hasta que en vez de nadar, caía por gravedad.
De repente estaba en las nubes cayendo hacia una tierra muy extraña.
- ¿No sentiste miedo?
- ¿No gritaste?- preguntaban dos niñas.
- No, puedo transformarme en lo que quiera- dijo Flora
- Waaaoooooo!!!
- Sí, eso puedo hacer. De hecho, ya estaba a punto de convertirme en una brisa, cuando algo enorme me sostuvo en su lomo y juntos volamos por las nubes.
- ¿Qué era?
- Un dragón, era blanco como la nieve, pero también tenía de dorado, a menos sus escamas lo parecían, y era gigantesco. Su cabeza se veía muy a lo lejos de donde estaba. Me bajó a tierra y allí me dio la bienvenida.

Yo que estaba en su lomo, me bajé, él se enroscó como un caracol quedando su cabeza frente a mí. No decía nada, solo nos mirábamos, pero yo sentía que me comunicaba con él. Lo tocaba por su cabeza, temerosa de que simplemente abriera su boca y me tragara, pero no, jamás titubeó...... ni una vez.
- ¡Genial!- dijo Elizabeth.
- Waaaaoooo!!! ¿Realmente era muy grande?- preguntó Esteban.
- Sí, su nariz solamente era más grande que mi cabeza- contestó Flora.
- ¡Increíble!- exclamó Elizabeth de nuevo.
- Es el dragón que se ve de vez en cuando en las mañanas ¿Verdad?
- Así es tesoro
- Todos aquí se quedan mirando mientras pasa, es impresionante. - ¿Y qué pasó después?- preguntó Dolores.

Se enroscó a mí alrededor así que deduje que quería que me subiera en su cuello, y así lo hice. Tan sólo me acomodé el dragón se elevó entre las nubes y me llevó a recorrer toda la tierra.

Era realmente hermosa, con muchas cascadas, ríos, praderas frondosas, flores, e incluso otros animales. También habían otros dragones, pero diferentes a este.
- ¿Por qué?
- Porque tenían colores; rojo, dorado, negro, plateados y diferentes formas. El dragón de luz no tiene alas, el vuela y ya, pero los otros sí la tenían, algunos parecían pájaros pues tenían plumas.
- ¿Y qué otros animales habían?
- Habían otros como caballos con alas, de diferentes colores como negro y blanco, o combinados. También unicornios.
- ¿En serios?.................Esos me encanta, ¿Y qué pasó después?- preguntó Laura.

El dragón siguió hasta a las nubes y me dejó en la cueva, yo me quedé en la orilla mirándolo y él a mí, entonces le dije: - Gracias por el paseo

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El dragón siguió hasta a las nubes y me dejó en la cueva, yo me quedé en la orilla mirándolo y él a mí, entonces le dije:
- Gracias por el paseo. Supongo que somos vecinos ¿No?
- Yo soy quien debo agradecerte.
- ¿Por qué?
- Por crearme a mí y a mi mundo.

Diciendo esto el magnífico animal se sumergió en el estante, sin apenas mover el agua.
- ¿El dragón hablaba?- preguntó Esteban.
- Bueno, no hablaba exactamente, yo sabía lo que me decía, era una especie de....... comunicación, no lo sé.
- ¿Algún día viajaremos en él?
- Jajajajaja- reían los niños.
- Vaaaaamosss, a la cama.

Las velas se apagaron por sí sola, sólo se veía la luz de la luna asomándose desde la ventana. Flora se paró justo en ella, la cual la iluminaba como si fuera un reflector, miró a sus ahijados durmiendo plácidamente y como una brisa plateada, se desvaneció.

Cuentos del Hada MadrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora