La dama se acero II

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Cuando Flora llegó al Orfanato, los niños la esperaban impacientemente para que les contara el final de la historia anterior.

La bruja miraba hacia un lado y hacia otro sorprendida pues los pequeños estaban vestidos para dormir y acomodados en sus camas. Ella se acercó lentamente al sillón y del mismo modo comenzó a contar.

Después de escuchar las palabras de MIltrell tomé mi decisión, pero no tuve que esperar mucho tiempo. Milltrel que estaba sentada en una roca, se paró bruscamente asustada, miraba a alguien a mis espaldas. Yo al ver su reacción, simplemente me volteé lentamente al sentir la presencia de un cuerpo oscuro detrás de mí. Y me asustó lo vi.
- ¿¡Qué madrina!? ¡Que!- gritaron a coro los niños llenos de intriga. Flora continuó.

Casi me caigo para atrás del susto. Sabía que era un mago pero se veía como un búho gigante. Sí.... La cabeza de búho y el cuerpo de persona. Jamás había visto algo como eso. Sus manos ya se podían ver, pero en un momento, se podían convertir en alas que lo llevarían a donde quisiera.
- Así que tú eres la famosa hechicera- dijo el mago caminando mientras me miraba.
- Así es...... es un honor conocer a otro mago, aunque sea de magia negra- Le dije por respeto.
- Me han hablado tanto de ti....... y eres tan hermosa como me dijeron.

El mago comenzó a adularme, y mientras lo hacía yo sentía que me iba durmiendo, intentaba reaccionar pues me parecía de mala educación dormirse mientras otros te hablan, pero luego escuché los gritos de MIltrell a lo lejos.....
_¡Flora!.. .... ¡despierta!...

También escuché desenvainar espadas pero luego todo entró en un silencio aterrador, hasta que reaccioné. El mago se sorprendió al ver que me levantaba y bloqueaba su hechizo. Me miró intrigado. Alejandro yacía tirado inconsciente, al parecer habían peleado contra el brujo, y Miltrell estaba en sus hombros sin conocimiento también.

Gamón ya tenía sus alas abiertas, cuando se abalanzó a volar, pero yo elevé unas de mis enredaderas y los envolví a los dos, tirándolos al suelo.
Entonces el mago hizo una explosión y se sacó las enredaderas de su cuerpo, volando al instante y alejándose.

Yo corrí hasta el cuerpo de Miltrell y luego al del príncipe y los sané a los dos.
Ya en la noche, yo estaba velando sus sueños mientras comía algo y esperaba a ambos despertaran.

Cuando Alejandro despertó:
_ ¿Cómo te sientes? - le pregunté mientras se sentaba.
_Bien..... bastante bien para la golpiza que ese maldito me dio.
Miltrell también quedo muy lastimada.
_ ¿Aún no despierta verdad?
_ No
- ¿Qué pasó? ¿Qué fue lo que te hizo?
- Un viejo truco, lo he sentido muchas veces, pero al parecer no aprendo, siempre me atacan con él y no consigo darme cuenta antes de que influya sobre mí.
- ¿Y de qué se trata?
- De dormirte..... te comienzan a hipnotizar con tan sólo hablarte, cuando más prestes atención a sus palabras, más rápido te duermes y para cuando te hayas dado cuenta, es tarde.
- Eso es porque eres muy amable e intentas escuchar las palabras de tus oponentes, de llegar a un consenso, y ahí es cuando te atacan.
- Jamás atacaré si no es en defensa propia.
- Ellos lo saben y los utilizan para tener una oportunidad contra ti.
- Quizás tengas razón.
- ¿Y qué vas a hacer?
- No puedo dejar a Miltrell sola en esta situación, pero tampoco puedo irme sin más con ella. - Debo saber mejor quién es este brujo y cómo derrotarlo.
- Debes saber que tienes mi apoyo... si un mago como este toma el poder de un reino como el de los Elfos de las Montañas Heladas, no sé qué podría pasar. Quizás seríamos los próximos, después de todo, este reino está en uno de los primeros lugares en las conquistas.
- ¿En serio? ¿Por qué?
- ¿Por qué va a ser? Por el bosque encantado, por las riquezas que posee.
- Todo lo que he hecho ha sido para embellecer y mejorar la vida en este reino, y creo que lo he complicado.
- Claro que no, tú has traído prosperidad y dicha a este reino, no tienes la culpa de la codicia del hombre.

Miltrell no despertó hasta el día siguiente, y cuando lo hizo, yo y el príncipe le dijimos que la acompañariamos para ayudarla con Gamón. Ella lo agradeció y los tres salimos con los caballos alados hasta el Reino de los Elfos de las Montañas Heladas.

En el camino Alejandro iba riendo como un niño pequeño sorprendido por lo que veía, y es que iban volando entre las nubes, estas los acariciaban, parecían nadar en un océano blanco y suave, y algo frío también. Desde arriba apenas se veían las Montañas Heladas pero a medida que comenzaron a bajar se divisaban, y sí que eran frías, tanto que era aterrador. Ni Alejandro ni yo estábamos adaptados a esa temperatura y comenzamos a temblar y a paralizarnos un poco. La princesa sí resistía mucho mejor el viento helado, pero nosotros dos parecíamos desvanecernos.
- ¡Flora!.... al...al...go de mag....gia no vendría.....mal- dijo el príncipe todo recogido.
- Jajajajaja- yo y Mildrell nos burlábamos y yo no lograba recordar nada contra el frío.

Por suerte llegamos a la tierra de los elfos, y allí al vernos venir con la princesa, se nos abrió las puertas plateadas al instante y entramos con los caballos. Dentro estaba todo mucho más acogedor. Había enormes antorchas que daban calor al sitio, su fuego no era como acostumbrábamos a verlo, sino que parecían cristales, su luz daba calor y lo iluminaba todo.

Era de un color blanco y azul, como la nieve que los poseía y las piedras que lo resistían todo. La arquitectura era hermosa, pero se veía algo destruida, como si una gran batalla recién acababa de librarse.

Mildrell bajó del caballo corriendo a ver a su familia.
- Están en su casa, bienvenidos- dijo volteándose mientras aún corría para atrás.
- Yo y Alejandro comenzamos a dar una vuelta por los alrededores, y mientras estaba mirando por un balcón hacia afuera, sorprendida por el paisaje, alguien le habló a su derecha.
- ¿Gamón?- preguntó Lorena.
- Así es mi niña- respondió Flora.
- Tú de nuevo- dijo Alejandro desenvainando su espada.

Gamón estaba parado a la derecha de Flora en su forma de Buho gigante.
_ ¡Gamón ha vuelto! ¡El brujo ha vuelto!- gritaba un guardia al ver que el causante de toda esa destrucción había regresado.
_ Ves. Me tienen pánico. Son elfos, grandes seres, fuertes y eternos. ¿Por qué tú no sientes miedo?- me preguntaba al verme tan tranquila como siempre.
_ Ellos son grandes seres, pero yo soy una gran hechicera blanca, y tengo todo lo que se necesita para destruirte.

Las alas de Gamón se abrieron y con ellas hizo grandes ráfagas de viento, ambos nos cayéramos hacia el precipicio, pero fuimos rescatados por los caballos alados. Yo me transformé en una brisa plateada y viendo que Alejandro estaba bien, subí para verme frente a frente al brujo.
- ¿Y qué pasó? - peguntó Esteban.
- Lo siento, pero es muy tarde ya..... si continúo ¿Cuándo se van a dormir?
- Aaaaaaaa- protestaban los niños.
- ¿Por qué siempre protestan? A dormir niños.
- Nos contarás mañana qué pasó verdad.
- Está bien, se los contaré. Un beso mis tesoros. Los amo.
- Nosotros también.

Y diciendo esto, la gran hechicera se fue, apagando la vela pocos minutos más tarde.

Cuentos del Hada MadrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora