La princesa blanca

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Otra noche llegaba, y Flora estaba lista para contar su historia, los niños la esperaban en sus camas, ella se sentó y con una vela encendida como fuente de luz, comenzó a contar:

Uno de esos días en que caminaba por el bosque, sentí que alguien me habló desde la rama de un árbol.
- Hola. Buenas tardes. ¿Usted es Flora, la hechicera del bosque encantado?

Miré hacia arriba y me sorprendí al ver a una doncella muy extraña, vestía completamente de blanco, tenía prendas de diamantes y perlas, incluyendo una corona, y acariciaba un pájaro blanco que se posaba en su mano derecha.
- Sí, me llamo Flora y soy la hechicera. ¿Quién pregunta?

La joven se abalanzó hacia el suelo y cayó levemente, como si hubiera saltado de una cama o una silla, y no de la rama de un árbol altísimo. Yo, que jamás me inmutaba por muy sorprendida o temerosa que estuviese, la miré tranquilamente y esperé a que me contara qué deseaba de mí.

La joven comenzó a caminar y a observarme de arriba abajo, como que no me gustó mucho, pero bueno, no sabía quién era y por lo tanto, si era peligrosa.
- Confieso que esperaba a una anciana harapienta o algo parecido- dijo la joven terminando su juicio.
- ¿Te decepcioné?- pregunté.
- No..... de hecho me gustas mucho más.
- ¿Qué es lo que quieres de mí? Porque algo deseas cuando me esperabas.
- Así es. Soy...... ¿No sabes quién soy yo?.... ¿O sí? Quiero decir, eres una bruja, deberías....
- No sé quién eres. Por muy difícil de creer no lo sé todo. Así que te preguntaré ¿Quién eres y que deseas de mí?
- Soy la princesa blanca de los reinos blancos........está muy lejos de aquí.
- Mucho gusto alteza. Pero dígame por favor, ¿Qué hace usted, una princesa de reinos tan lejanos en mi humilde bosque?
- ¿Humilde? jajajaja...... este maravilloso bosque es una leyenda. Yo diría que es la más grande maravilla en este mundo.
- Me alagas, muchas gracias.
- Y ¿Qué es lo que hago aquí? ... bueno..... es difícil de contar.... Entre las historias que me han hecho de esta maravilla, me dijeron de un espejo que te muestra tu verdadero ser.
- ¿Eso es lo que vino a buscar su alteza?
- ¿No es algo grandioso?
- No estoy muy segura, hay otras maravillas como criaturas, mundos como el del..... aaammmm.... Bueno muchísimas cosas- comencé a titubear en decirle todo lo que podía encontrar en el bosque, ya que era algo rara.
- ¿Me enseñarías por favor?
- Bueno, si lo que quieres es ver el espejo del verdadero ser, sígueme.

La joven princesa me siguió, caminaba acariciando su pájaro que jamás se bajaba de su mano. Pasaba serenamente, lo miraba todo, parecía disfrutar del paseo, y así terminamos frente al espejo.

Desde lejos sólo se reflejaba su imagen, pero cuando te acercabas y lo tocabas, comenzaba a aparecer tu verdadero ser. O al menos, el que eras en ese momento.

La princesa blanca se quedó como una estatua petrificada frente al espejo, no movía un músculo, algo muy raro. Hasta que súbitamente lo tocó.

Quedándose inmóvil de nuevo, parecía ser algo muy importante para ella.
Enseguida comenzó el espejo a proyectar imágenes, unas jamás vistas hasta el momento. Primero se veía una gran oscuridad, hasta que se veía desde lo lejos una lucecita que venía hacia ella y a medida que se acercaba, se agrandaba. Luego se pudo ver que era una estrella fugaz. Las imágenes que veían se trataban de planetas y estrellas, pero por ser de esa época, no sabían cómo clasificarlas.

Ella se aterraba pensando que su verdadero ser era oscuridad y se echaba para atrás asustada. Pero yo la consolaba:
- No, tranquila...... el espejo refleja muchas cosas y no puedes deducirlas sin haber terminado todas las imágenes.

Se acercó de nuevo y lo volvió a tocar, reflejándose las mismas imágenes pero esta vez, la princesa se quedó para terminar la revelación: luego de que se divisara la estrella fugaz, se vio cómo cayó en la tierra y se transformaba en un hermoso páj...

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Se acercó de nuevo y lo volvió a tocar, reflejándose las mismas imágenes pero esta vez, la princesa se quedó para terminar la revelación: luego de que se divisara la estrella fugaz, se vio cómo cayó en la tierra y se transformaba en un hermoso pájaro blanco que volaba por toda la esfera creando paz entre los diferentes reinos.
- ¿Lo ves? Eres la luz que nace de la oscuridad. Eres capaz de traer la paz entre las naciones, pues traes dentro de ti, una gran fuente de luz y bondad. - le dije a la joven que sudaba del estrés vivido en esos pocos minutos por las revelaciones del espejo.

La joven permaneció uno instante en la hierba, tenía los ojos cerrados y la mano derecha en el corazón. Estaba tranquila, como asimilando la serenidad que le trajo conocer la verdad. El pájaro blanco que la acompañaba estaba acostado en sus piernas, como un perrito cuidando a su amo. Y algunas hadas y duendes, ya se le habían acercado como niños curiosos y le tocaban sus prendas, le traían frutas u hongos como regalos, hasta uno muy travieso, le cogió la corona y ya se la llevaba cuando el pájaro blanco se dio cuenta y se la arrebató, poniéndosela de nuevo a su princesa en la cabeza, quien ni se inmutó.

Yo jugaba con las hadas sentada en un árbol, esperando la reacción de la princesa blanca. Quien abrió sus ojos y observaba el juego.
- Debo regresar a mi reino.... Gracias por su ayuda- me dijo agradecida.
- Ha sido un placer ayudarte. Regresa cuando quieras, siempre serás bienvenida.

En ese instante ambas nos pusimos de pie, la princesa hizo una reverencia muy extraña, yo le contesté, y el pájaro blanco se le poso en su espalda, creciendo sus alas como un gran ángel blanco y levantando a la princesa hacia los cielos, para perderse con la luz del sol.
- Wao.... Eso no lo había visto nunca- dije sorprendida. Y seguí caminando hasta mi lago.

Cuentos del Hada MadrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora