Reflejo del pasado

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Miro al pasado
Por un reflejo sin más
Pues es un llamado
Que sin dudas verás

Comenzó la hechicera conjurando tras haberle prometido a sus ahijados que les ayudaría a recordar a sus madre, ya que después de tanto tiempo, los niños más pequeños las habían olvidado por completo y las más grandes, apenas recordaban sus verdaderos rostros.

Ellos no sabían que Flora había tomado artículos personales de ellos junto con pedazos de cabellos y los había dejado caer en las profundidades de su lago mágico.

Así mismo, pudo ver cómo una imagen tras otra se reflejaba en el agua como una historia de recuerdos. Imágenes que no eran muy gratas para todos ellos, una en especial sería muy triste: la de
Dolores, pues no sólo habían perdido a su madre hacía muchísimo tiempo, sino que esta se había sacrificado por ella para que la bruja no la matara.

Flora no sabía qué hacer después de haber visto esas imágenes. Algunas historias eran hermosas, pero no podía enseñarle a unos niños sí y a otros no. Por eso, prefirió darles opciones.

Y cuando llegó la noche los puso a escoger. Habló con Dolores y otros niños menos afortunados, pero la mayoría estuvieron de acuerdo con que preferían recordar a sus madres, por muy triste que esto significaría.

Así que al anochecer se los llevó al bosque mágico. Como era de noche y había luna llena, se escuchaban a los lobos aullarle a la misma. También se veían algunos ojos encendidos entre los árboles, incluso ramas moviéndose. Era un poco tenebroso cuando se puso todo completamente oscuro.
- ¿Tienen miedo?- pregunto pícara la hechicera.
- ¡!!NO, NO!!!! - Pretendían valor los niños mientras se acercaban a sus faldas.
- No hay nada que temer, esos lobos están muy lejos y la bruja de la cabaña, ya no existe. ¿Recuerdan?

Diciendo esto Flora sopló un polvo plateado y enseguida salieron volando como locas las hadas que estaban escondidas en la hierba, y como si fuera luciérnagas de plata, lo iluminaban todo. Al anochecer más aún, todo el bosque comenzó a florecer, pues la bruja había creado en una de sus mágicas noches, flores plateadas, que al anochecer se abrían y comenzaban a salir de su centro polvos de plata que así, iluminaban todo el bosque.

De esta forma, el bosque
tenebroso y oscuro, pasó a ser uno mágico y brillante, que lejos de dar miedo, sorprendía y maravillaba a todo aquel que estuviera a esa hora.

Ya hemos llegado- dijo Flora mostrando el lago- siéntense alrededor del estante.

Los niños obedecieron y se sentaron uno al lado del otro, y de esta manera Flora conjuró el mismo hechizo que les mostrarían uno a uno, los recuerdos de sus madres.

Lorena estaba en la punta derecha y Flora comenzó por ella, haciéndola llorar de la emoción. Su hermana Alicia la tomaba de la mano para apoyarla, y la consolaba con una sonrisa llorosa. Seguía Laura, sus ojitos se iluminaban al ver a su madre cantarle y contarles cuentos, pero para ella sólo era una desconocida, pues por mucho que intentara recordar, no podía hacer más que mirar esas imágenes como una linda historia. Esteban le siguió y así sucesivamente.

Las madres son maravillosas, son ángeles de guía para nuestras vidas, pero a veces, por desgracia no cumplen con su trabajo, haciendo a los niños sufrir, y otras dan hasta sus vidas por hacernos felices. Este, fue el caso de Dolores.

La pequeña Dolores un día mientras jugaba en el patio comenzó a caminar como hipnotizada hacia el bosque. La madre la vio mientras lo hacía y sorprendida corrió hacia ella, pero por mucho que la llamaba, la niña no respondía. Siguió corriendo y gritando su nombre, y fue cuando escuchó unos susurros en el viento, algo perverso.

Entonces se dio cuenta que le pesaban los pies para caminar, y por mucho que se esforzaba el peso era mayor, como si llevara piedras. Hasta que no puedo más y derrotada cayó al suelo gritando. ¡Ayuda! ¡Ayuda!

Mientras los niños veían estas imágenes, se horrorizaron y algunos comenzaron a gritar y a escapar. Entonces, Flora tiró una piedra al lago y este volvió a la normalidad.

Como pueden darse cuenta, hay recuerdos que son mejores dejarlos en el olvido.
- ¿Qué pasó con mi madre?- preguntó Dolores.
¿Viste cómo te amaba tu madre?
- Si- dijo levemente y suspirando Dolores.
- Bueno, eso es lo que debes recordar.

Un gran silencio se mantuvo por unos instantes, hasta que Flora viendo que los niños se volvían a acomodar, conjuraba nuevamente el hechizo, y según la posición de los pequeños, así aparecían los recuerdos.
Flora no quiso continuar con la historia de Dolores, quien apenas observaba la de sus hermanos.

Su madrina la miraba con tristeza y lástima y pensaba que hubiera sido mejor contarles a los menos afortunados una gran mentira para que fueran felices, especialmente a Dolores.

Entonces, esperó a que todo terminara y le preguntó a Dolores:
- ¿Quieres terminar de ver lo que pasó?- la niña de 10 años, asintió dudosamente con la cabeza y mirando con temor hacia el lago, continuó la historia. Pero esta vez, el conjuro fue diferente.

Muéstrame la historia que quiero ver
Pues hay cosas peores que resolver
Prefiero una mentira que me haga feliz
A una gran verdad que me haga sufrir

Estas palabras sólo las susurró, precisamente para que Dolores no las oyera, sino se daría cuenta de lo que su protectora hacía. Y de esta forma, se reflejó una historia falsa en el lago.

No estaba bien mentir de esa manera, pero la hechicera prefirió consolar a su ahijada que contar la verdad. De este modo, no terminó de contar lo realmente ocurrido y en vez de eso, puso a su madre conforme con la pérdida de su hija, pues esta habría sido víctima de la bruja, pero regresó a su hogar con sus hermanos y allí logró ser feliz de nuevo.

Dolores secó sus lágrimas sintiéndose más confortada, incluso sus hermanos reían y la miraban felices por ella. Pues aunque todos habían sufrido de alguna manera, era maravilloso pensar, que tuvieron una madre que los amó.

Cuentos del Hada MadrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora