mis apuntes por un beso ━━━ danielseavey!

Capítulo 55.

—❛𝐌𝐈𝐒 𝐀𝐏𝐔𝐍𝐓𝐄𝐒
𝐏𝐎𝐑 𝐔𝐍 𝐁𝐄𝐒𝐎❜—

Lo abrazo con emoción al momento de escuchar esas palabras, es lo primero que se me ocurre hacer y ni siquiera me preocupa que esté mojado o muy frío , porque, en parte, me hace feliz que haya tomado esa decisión.

—Eso es genial Dan. —digo con una sonrisa, que poco a poco se desaparece. —¿por esto estuviste evitándome?

—Sí, lo sé, te dije que era estúpido pero... no quería decirlo en voz alta... ya lo había decidido pero, decirlo... decirlo solo hace que se sienta real y no estoy listo, no estoy listo para irme Gilkins.

Paso mi mano por su cabello mojado y recorro hasta su mejilla, donde la dejó reposar.

—¿Qué va a pasar, Gilkins? ¿qué va a pasar con nosotros? —pregunta él, sin mirarme. —Porque, teníamos un plan, antes de que Julliard lo arruinaría, teníamos un plan. Viviríamos juntos y ya tenía en mente despertar cada mañana a tu lado, besar tu mejilla mientras aún sigues dormida y levantarme a preparar el desayuno para los dos. Luego iríamos a estudiar y no iba a importar cuánto tiempo pasáramos separados, al final del día regresariamos a casa y estaríamos juntos otra vez y ahora... es sólo un pensamiento, ya no voy a tener eso.

—Dan, no tienes que pensar en lo que va a pasar... —respondo unos segundos después. —Nos tenemos ahora, y para mí es suficiente, el ahora.

—Pero tú... ¿tú vas a querer seguir conmigo aún así esté del otro lado del país? ¿de verdad quieres eso? porque yo voy a odiar cada segundo en el que no pueda besarte o tocarte... como justo ahora.

Uno de sus dedos recorre mi mejilla con suavidad, bajando por mi cuello y siguiendo la línea de mi clavícula hasta mi hombro, deteniéndose para acariciar un mechón de cabello.

—Voy a odiar no poder tocar tu cabello, voy a odiar tenerte tan lejos y no poder... besarte. —acerca su rostro al mío con lentitud, envolviendome en un acogedor calor cuando sus labios besan los míos.

Disfruto de su suave roce, en parte porque estuve esperando esto todo el día y en parte porque Daniel se toma su tiempo en acariciar mis labios con los suyos y es tan embriagador que podría hacer vinos con sabor a sus labios y se vendería como pan caliente.

—¿De verdad te quedarás a mi lado? —pregunta en un susurro.

—¿Por qué iba a querer dejarte ir? —le respondo de la misma forma. — Nadie me ama como tú lo haces y  no he amado a nadie como te amo a ti.

Me sonríe con ternura, su mano llega hasta mi cintura y la aprieta con suavidad. Las luces dentro de la piscina se reflejan en sus ojos, haciéndolos más bonitos de lo común y mi corazón late.

Late por él.

No es necesario decirnos nada, todo lo que hay que decir, ya lo sabemos sin necesidad de usar palabras, sólo con el simple hecho de estar al lado del otro, sabemos que todo está perfecto, y no quiero perder eso cuando se vaya a San Francisco.