Razones

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Lucille dejó la habitación tras insistir por varios minutos en que Destrian la acompañara. Según la mujer, Regina y Caryn se encontraban enfermas, y no expondría a su hijo a la enfermedad. Sin embargo, aquello parecía un último intento de separarlos, a lo que Destrian no accedió.

Cuando la mujer se fue, Regina envío a Caryn a jugar a la recámara.

—¿De qué se trata todo esto? —preguntó Destrian una vez la niña hubo dejado la habitación. Estaba alterado, pero había logrado contenerse por un par de minutos. —¿Sabes por qué lo hizo?

—No lo sé. —negó Regina con la euforia aun dentro de ella. Finalmente se había enfrentado a Lucille. Aunque sabía que esta era una pequeña batalla, y que el conflicto que había causado esta guerra no estaba resuelto. A pesar de todo, se sentía bastante complacida con el resultado hasta el momento.

Regina continuó hablando, Destrian tenía que conocer los detalles, y juntos tal vez podrían dar con la causa. —Creo que fue en mi segundo día aquí cuando la oí por primera vez. Ella y tu abuela quisieron deshacerse de mí desde el principio.

—Pero ¿por qué? ¿Qué razones tienen para hacer algo así?

—No tengo idea. —insistió Regina, ya que esa había sido la pregunta que siempre se le venía a la cabeza, y que jamás encontraba respuesta. —Recuerdo que mencionaron la condición de mi madre, cuando servía a tu familia: "La hija de la sirvienta ahora es una Gaunt" —citó la muchacha, las mismas palabras que le habían revuelto el estómago al escucharlas meses atrás.

—No me parece razón suficiente... —se debatió Destrian, quien no podía entender que su propia madre hiciera tales planes en contra de su matrimonio. Su madre siempre le había parecido directa, decidida, pero jamás cruel, y menos hacia alguien a quien estimaba tanto como Sufficia, la madre de Regina.

Llamar sirvienta a su amiga más querida, y maltratar así a la hija de esta no era algo que Destrian esperaría de su madre.

—Tal vez solo no les agrado. —justificó Regina. —No sería la primera vez. No le agrado a mi familia, no hay razón para que le agrade a la tuya.

—Pero... —tartamudeo el chico. —Mi madre no es así.

—¿No me crees? —preguntó la chica más afligida que acusatoria. Tal vez se había precipitado al creer que Destrian confiaba en ella.

—¡Si te creo! —contestó él de inmediato. —Por supuesto que sí. La que me sorprende es mi madre, y Celene, de mi abuela espero cualquier cosa. —Destrian recordó lo difícil que era la mujer cuando llegó al castillo, tanto él como su prima evitaban cruzarse con ella, ya que la anciana siempre tenía algo malo que decir de cada uno. —Tenemos que hablar con Celene, ella debe saber que pasa con mi madre.

—Celene no es de fiar. Ella dijo que te diría la verdad cuando el momento llegara, pero ya me mintió antes, no me sorprendería que lo hiciera otra vez. —Una cosa era entender que alguien pudiera odiarla como lo hacía Lucille, a la cara, pero otra muy diferente era pretender ser su amiga hasta ganarse su confianza para luego apuñalarla por la espalda.

—Si mi padre se encontrara mejor podría llevarle la situación, —meditó Destrian. —Él sabría qué hacer, él lo resolvería...

—Ven aquí —llamó Regina quien se ponía de pie. A pesar de lo inquieto que parecía Destrian, este se dejó envolver por Regina, y antes de que se diera cuenta, ya le estaba devolviendo el abrazo. —No te preocupes.

—Tengo que hacer algo. —murmuró el chico contra el cabello de la rubia. No entendía cómo pudo haber permanecido tranquila todo ese tiempo, habiendo soportado el odio de su propia suegra.

Regina (2° Libro de Las Crónicas de Caister) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora