Lágrimas & Furia

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Regina observó la escena con total espanto.

Sintió a su respiración detenerse a medio camino, a su pulso estancarse dentro de su pecho, al calor en su interior elevarse febril, a su estómago encogerse dolorosamente, asfixiando sus intestinos, y como sus oídos se tapaban dejándola ensordecida, pero a pesar de todo, Regina no podía dejar de mirar.

Porque sabía que después de un abrazó tan íntimo como aquel debía venir un beso.

Un beso que acabaría con su temple de una vez por todas.

Para su fortuna, y la de Destrian, aquel beso no llegó, pero Destrian continuaba con la muchacha en sus brazos a la vez que ambos se saludaban y sonreían con los rostros a centímetros de distancia.

Regina sentía como el calor en su interior se extendía furiosamente hacia su rostro.

Con una fuerza inhumana, se obligó a observar a su alrededor. Nadie más parecía ofendido por el comportamiento de Destrian, quien había dejado a su esposa para correr a los brazos de otra mujer. Le estaba siento infiel en las narices, y a la vista de más de cien personas, y a nadie parecía importarle.

Si fuera al revés, ya estarían preparando la pira para quemarla. -pensó amargamente.

Un siervo se acercó a ella, obligándola a salir de aquel estado, y la ayudó a bajar del caballo, cosa que Destrian debió hacer antes de marcharse.

A pesar de la debilidad que sentía en las piernas, y la rigidez de todo su cuerpo, Regina se las arregló para agradecerle al joven, quien había sido el único en darse cuenta de toda la situación, para luego avanzar hasta donde se encontraba la pareja y Lucille, quien apenas se unía.

-Veo que nos has extrañado, Celene. -comentó Lucille. La joven al fin se desprendió del cuello de su esposo, y se acercó a besar a la mujer.

-No vuelvan a dejarme jamás. Adelby es horrorosamente aburrido sin ustedes.

-Celene, déjame presentarte a Regina. -dijo Destrian mientras depositaba una de sus inmundas manos sobre el hombro de su esposa.

La joven la miró con los ojos brillantes. Parecía a punto de abalanzarse sobre la nueva integrante de la familia, pero Regina solo hizo una sobria reverencia para frenar sus intenciones.

Celene la imitó.

-Eres aún más hermosa de lo que Destrian me había dicho.

A pesar de tener la mandíbula tensa, Regina se obligó a hablar. -Lamento decir que yo jamás había oído de ti.

-¡Oh, lo lamento! -se excusó Destrian notando no había completado la presentación. -Regina, esta es mi prima Celene Browne.

Regina volvió a hacer una delicada reverencia.

Saber que ambos personajes eran parientes no la tranquilizaba en absoluto. Sabía que existían muchas personas que no hacían reparos cuando se trataba de sentimientos, ni siquiera en lazos familiares.

Por su parte, Regina jamás tendría sentimiento alguno por uno de sus primos, pero era evidente que esto era diferente. Jamás había presenciado un abrazo más íntimo en su vida. Ni siquiera sus propios padres se miraban y sonreían de esa manera, y menos se tocaban de esa forma frente a tal audiencia.

A los únicos que había visto así era a su hermana y esposo.

Era evidente que estaban enamorados.

Ahora Regina tenía la explicación que jamás pidió.

La razón de su precipitada huida.

Destrian no había intimado con ella porque su corazón ya estaba ocupado.

Regina (2° Libro de Las Crónicas de Caister) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora