Acostumbrada a conseguir lo que desea, ¿Será Destrian otro de sus caprichos o un obstáculo a superar?
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Desde corta edad Regina siempre imaginó su futuro...
Regina pocas veces se permitía a sí misma sentirse tan miserable.
Sentía como todo comenzaba a desmoronarse a su alrededor, ya que una forma u otra forma había estado relacionada con cada catástrofe que azotaba su vida, la de Destrian, y de quienes los rodeaban.
En un intento para deshacerse de ella, Lucille había traído a Claus Fitzgerald con el fin de crear rumores para acabar con su relación con Destrian. Pero el joven lord había traído algo aún más mortífero, una fiebre que acababa con la vida de miles.
Como si arriesgar la vida de personas inocentes no fuera suficiente, Regina de primera mano estaba a punto de arruinar la vida de la chica a quien alguna vez llamó amiga. Por no haber sido capaz de perdonarla, Celene partiría de regreso a un mundo de violencia y abusos.
Además de Regina, existía otro factor común en cada desafortunada situación: Lucille. Regina desconocía que había hecho para molestar a su suegra para que tomara tales acciones para perjudicarla. Sin embargo, sabía con claridad qué debía hacer para resolver las cosas.
Como había sugerido a Destrian, la tormenta había endurecido la nieve en los caminos, haciéndolos más sencillos de transitar. Aun así, las condiciones no eran óptimas para un viaje, pero no existía otra opción.
Apenas hubo cesado la tormenta, Destrian se preparó para partir a Adelby. En los últimos días su personalidad había cambiado. Ya no brillaba de la misma forma, y era comprensible. Estaba a punto de perder a gran parte de su familia.
—Iré contigo —dijo Regina mientras el muchacho afinaba los últimos detalles.
—No. El clima es demasiado frío para que viajes.
—Si es demasiado frío para mí, es demasiado frío para ti también —lo desafió Regina intentando mejorar su ánimo. —Te recuerdo que tú eres el enfermizo aquí.
—Es diferente —respondió con cansancio.
—Quiero ir, Destrian —la chica se aferró a sus brazos. —Es hora de que resolvamos esto de una vez por todas. Ya no quiero ocultarme aquí, quiero que vivamos tranquilos.
Destrian asintió lentamente, sin embargo, continuaba sin estar completamente convencido.
—¿Y qué pasa con Caryn?
—Tendremos que llevarla con nosotros.
—¡Imposible! Una niña de su edad viajando con este clima, ¿Estás demente? ¿Quieres matarla de hipotermia?
—No la dejaré aquí sola.
—Gina, no es el momento de solucionar las cosas, eso puede esperar. Tan solo necesito estar junto a mi padre en... —Destrian tardó en encontrar las palabras adecuadas— en estos tiempos difíciles.
—Destrian, somos una familia ahora, y donde tú vayas yo iré. No te dejaré solo, pero no me pidas que deje a Caryn.
—No te estoy pidiendo eso...
—Entonces iremos contigo. Yo me encargaré de que Caryn no sienta frío. Te aseguro que todo estará bien.
Apenas hubo terminado de hablar, Regina se arrepintió. Ella no tenía el poder para asegurar que todo lo malo que los aquejaba se iba a resolver de forma favorable. Sin embargo, se aseguraría de llevar a cabo de la mejor forma todo lo que tuviera el poder de solucionar.
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