Destrian impactó su cuerpo contra la puerta una vez, otra vez, y tantas más que Regina perdió la cuenta. Alguien había puesto la tranca por el otro lado, dejándolos atrapados en la azotea, y sin importar cuantas veces Destrian embistiera la puerta, esta no cedía.
-Quien haya cerrado no debe estar muy lejos. -comentó el pelirrojo tomando un descanso luego de que la última embestida dejara su hombro adolorido. -Solo estuvimos allá arriba unos cuantos minutos. Si gritamos puede que nos oigan.
-El o la nos haya encerrado lo hizo a propósito. Aunque nos oiga, no nos abrirá. -contestó Regina, quien se refugiaba de la lluvia que caía desde la escotilla. -Además, si hubiera alguien cerca, ya habría escuchado el escándalo que estás montando.
-Pero la lluvia está muy fuerte, tal vez por eso no me oyen.
-Entonces ¿cuál es el punto de golpear la puerta si no nos pueden oír? Solo conseguirás romperte un hombro.
-Si la golpeo con suficiente fuerza podría romper la madera.
Regina solo levantó los hombros. Si Destrian quería destrozarse los huesos, era cosa de él.
Ella ya tenía varios, o mejor dicho varias sospechosas, pero ¿Cuál era el objetivo de encerrarlos en un cuartillo mohoso?
-Voy a cerrar la escotilla, está entrando la lluvia. -murmuró Regina subiendo los escalones con las gruesas gotas de lluvia cayendo sobre su rostro.
No alcanzó a avanzar mucho antes de que Destrian la detuviera.
-Espera, tengo una idea. -Y sin importarle lo endeble de los escalones, subió a toda velocidad y desapareció en la lluvia.
Esta vez Regina no lo siguió. Se sentía incomoda por estar tanto tiempo junto a él. Cada vez que veía su rostro, las tripas se le recogían al recordar lo ocurrido horas atrás y la tarde anterior con Celene.
Y lo peor de todo era que Destrian ni se inmutaba.
¿Tan acostumbrado estaría a salirse con la suya que no tenía ni un reparo de pasear con su amante delante de su esposa?
Regina se apoyó junto a la puerta, lo más lejos que podía de la lluvia y el frío que entraba por la aun abierta escotilla. ¿Qué estaría haciendo Destrian ahí arriba? ¿Habría encontrado una forma de bajar, y la había abandonado ahí?
Mientras la chica se decidía a ir y cerrar la escotilla de una vez por todas, Destrian apareció en las escaleras, empapado de pies a cabeza.
-¿Qué hacías allá arriba?
-Intenté llamar la atención de los vigías, pero no miran en esta dirección, y tampoco escuchan mis gritos.
A Regina no se le había pasado por la mente. Aunque le costara, debía admitir que aquello había sido bastante inteligente.
-Espera a que se calme la lluvia y lo intentas de nuevo.
Destrian murmuró lo que parecía un sí mientras cerraba la escotilla dejándolos en la oscuridad.
-¿Tienes algo que pueda usar para sostenerla y dejar que entre un poco de luz?
Regina negó con la cabeza, pero en la pared frente a ella vio una roca de buen tamaño que parecía a punto de desprenderse de la pared. Sin mucho esfuerzo pudo sacarla y se la entregó a Destrian.
Gracias a la roca, una franja de luz iluminaba el cuartillo.
Destrian se sentó en las escaleras, con gotas de lluvia cayendo desde las puntas de su cabello. Sus piernas, al ser largas, iban desde el quinto escalón hasta el piso.
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Regina (2° Libro de Las Crónicas de Caister) ✔️
Ficción históricaAcostumbrada a conseguir lo que desea, ¿Será Destrian otro de sus caprichos o un obstáculo a superar? • • • Desde corta edad Regina siempre imaginó su futuro...