Acostumbrada a conseguir lo que desea, ¿Será Destrian otro de sus caprichos o un obstáculo a superar?
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Desde corta edad Regina siempre imaginó su futuro...
Al médico le había tomado al menos tres horas bajarle la fiebre a Destrian. A pesar de lo mal que se veía, el doctor había asegurado que mientras se cuidase, mejoraría en cuestión de días.
Regina por su parte estaba tan sana como siempre. Lo único que le afectaba era el cansancio, por lo que, apenas apoyó la cabeza sobre la almohada, se durmió.
Minutos después -o fue como a ella le pareció- la voz de Anne la traía de regreso a la realidad. Quería dormir más, pero la chica no dejaba de hablarle y mencionar su nombre. Luego de un par de intentos, logró abrir los ojos, encontrándose con la habitación casi a oscuras, si no fuera por los rayos de luz que se colaban por los bordes de las cortinas. ¿Qué hora era y qué era tan urgente como para despertarla?
Girando la cabeza hacia la chica se topó con una maraña de rizos. Por un instante pensó que eran los suyos, pero no tardo en notar el cálido brazo que la envolvía.
Destrian descansaba con la cabeza apoyada en su hombro, profundamente dormido.
-Señorita Regina.
Ignorando el rubor que comenzaba a encender su rostro, se dirigió a la sierva.
-¿Qué pasa? -la voz le sonó áspera por recién haber despertado.
-El médico ha venido a revisar el estado de lord Destrian. Lleva esperando un par de minutos.
-Dile que nos espere un poco más. -le contestó Regina intentando reincorporarse a pesar de que el brazo de Destrian estuviera aferrado a su cintura. -Y envía a Lauren, necesito que me ayude a vestir.
-Si, mi señora. -y la chica de cabello oscuro dejó la habitación luego de una delicada reverencia.
Ya estando solos, Regina tomó el pesado brazo de Destrian y se lo quitó de encima.
-Destrian, el médico está aquí. -lo sacudió del hombro. Destrian contestó con un quejido. Con muy poco cuidado Regina lo empujó para dejarlo de espaldas, y le tomó la temperatura con la mano. Estaba caliente, pero no febril. -Despierta, ya estás mejor.
Destrian profirió otro quejido.
-Estoy muy cansado... -murmuró con voz ronca.
Regina también se sentía muy cansada, sentía que apenas había dormido una pestañeada, pero no estaba dispuesta a que el médico la viera en camisa de dormir.
-Solo deja que te revise y seguirás descansando. Anoche mencionó que tendrías que permanecer en cama un par de días.
Otro largo quejido dejó sus gruesos labios.
-Tengo que levantarme... -murmuró Regina para sí misma. Destrian estiró los brazos hacia ella en un intento de atraparla antes de que saltara fuera de la cama, pero el sueño lo había puesto lento.
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Ya vestida y arreglada, Regina salió del baño en compañía de Lauren. El médico aún revisaba a Destrian, quien estaba sentado a torso desnudo en la orilla de la cama.
