Capítulo 19.

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Leah.

Lo primero que hago es reírme, el decano Matthews solo frunce el ceño mientras me mira.

Mamá ha perdido todo el color de su piel blanca.

Papá tiene la mirada pérdida en la nada.

Mis hermanos alternan la mirada entre mis padres, esperando alguna reacción, sin tener mucha suerte.

- Si esta es una especie de test o burla antes de otorgarme la beca, déjeme decirle que es de muy mal gusto. -miro a Mamá, sus ojos se han cristalizados- ¿Mamá? ¿Estas bien?

Mamá pasa a mi lado y toma el brazo del decano. - Vete de aquí, no tienes ningún derecho de venir a esta casa a decir algo como esto. 

El hombre se aparta a mi madre de un empujón, y eso basta para que los tres hombres presentes en la casa se levanten y tomen lugar al lado de mamá. 

- No estoy mintiendo, Maya. No soy igual a ti. 

Ahora es el turno de papá de intervenir. - Si no quieres terminar en el hospital con un nariz fracturada, pídele perdón a mi esposa y lárgate de mi casa. 

Ignora mi padre y mira a mi madre, esta le sostiene la mirada pero las lágrimas comienzan a caer. - Sabes que no miento, Maya. -abre su saco y saca un sobre, me lo entrega. - Lamento que tengas que enterarte de esta manera, Leah. 

Abro el sobre con la mirada expectante de mi familia, la terminología se me hace familiar a la de la prueba de paternidad que encontré en el escritorio de mi padre. 

" ... las pruebas confirman una correlación sanguínea del 98.9% entre Joshua Matthews y Leah Sprayberry"

Alzo la mirada, papá es el primero en acercarse a mi y mirar el papel el mismo. - Esta vez has caído muy bajo, Josh. Ahora si te pasaste, falsificar una prueba solo para acercarte a Maya. 

Frunce el ceño. - No he falsificado nada, la prueba es veraz y real. Si no lo fuera, tu esposa no estaría a punto de desmayarse. 

Mamá se encuentra buscando oxígeno, mientras se sostiene a la pared. Alan se aproxima a sostenerla, mientras la ayuda a sentarse. Me acerco a ella, tengo que arrodillarme para estar a su altura, cuando su mirada choca con la mía, no hay duda. 

- ¿Es cierto? - le pregunto, quiero escucharlo de su boca, necesito que sus labios sus labios lo confirmen. 

- Leah, amor...

Sorbo por la nariz, ni siquiera me había fijado que estaba llorando. - ¿Es cierto, mamá? ¿Me has mentido toda mi vida? ¿Nos has engañado a todos? ¿Soy hija de este señor? 

Mamá no emite sonido alguno, y luego de lo que parece una eternidad, asiente y suelta un inaudible: - Sí

 Un sollozo se escapa de mi garganta, suena tan desgarrado como me siento. Miro a mi padre, mi único padre, sus ojos están fijos en mi madre, su boca esta en su pecho, y sus ojos están llenos de lágrimas. - Maya... ¿Cómo pudiste hacerme esto? Y-yo... - sacude la cabeza- Oh, abeja Maya. -Tapa su boca. 

El decano, Joshua Matthews, tiene la mirada fija en mí. Antes de que diga algo más, lo tomo del brazo. Saco todas mis fuerzas y lo obligo a caminar. - Lárguese de mi vida, aléjese de mi familia, de mí, de mis padres, y métase su mugrosa universidad porque donde más le convenga. - Jayden, que es el único que aun no comprende bien la situación, se encuentra a mi lado, le indico con la cabeza que se encargue de la puerta. Este abre, y logro empujar a mi supuesto padre. Una vez me deshago del sujeto, Jayden me mira. 

- Jay-Jay, ve a tu habitación y no salgas hasta que te avisemos. 

Su ceño se frunce, y sus ojos azules como los de papá se oscurecen.

- No quiero, soy tu hermano y quiero estar contigo. 

Ahí es donde me golpea la realidad, si Joshua Matthews dice la verdad, mi único hermano de sangre es Jayden. Suspiro y lo abrazo. Al principio se tensa, pero luego se relaja. A pesar de que tiene 14 años, es casi de mi tamaño. - Jayden, eres el único que no se ve afectado por esto. Por favor, vete al cuarto, luego subiré por tí y saldremos. 

- ¿Lo prometes Leah Lee? 

- Sí. - Le beso la frente y no es hasta que escucho como la puerta de su habitacion se cierra, que entro nuevamente en el comedor, donde habiamos organizado una cena familiar donde mamá nos iba a anunciar el sexo del bebe que estaba en camino. Alan habia venido este fin de semana solo para esto, mientras que yo habia dejado mi resentimiento y mi investigacion del caso de la madre de Alan por este evento. No fue hasta que el timbre sonó, y Jayden abrió la puerta, cuando minutos después apareció el decano de la facultad que aplique con un semblante serio. Ni siquiera se presento ni nada, solo dijo, literalmente "Leah, soy tu padre"

Limpio las lágrimas y veo como Papá llora mientras le reclama a Mamá. 

- ¿Cómo mierda no me contaste que estabas embarazada de otro hombre, Maya? ¡Eres mi esposa! ¡Mi esposa! ¡La madre de mis hijos! - se ríe histéricamente, y comienza a toser. 

Mamá se encuentra sollozando en los brazos de Alan, este tiene la mirada pérdida y solo se dedica a acariciar el cabello de mamá. 

- Maya, yo daría la vida por ti si me lo pidieras. Y-yo... ¡Yo beso el maldito piso por el que pasas! ¿Por qué no me lo dijiste?

- T-teni-ía miedo. - suelta mama entre susurros. 

- ¿Tenías miedo? ¿De qué? ¿De qué me enteraras de que me fuiste infiel? ¿ De qué tendrías al bebe de otro hombre? ¿Acaso no me conoces? ¡Me hubiese dado igual! ¡Lo sabes bien, tu lo sabes mejor que nadie! Lo hubiese preferido mil veces a que ese imbécil apareciera años después a declarar la paternidad de Leah. ¡Mi hija! ¡Leah es mi hija, Maya! ¡Mía, mía, mía!

Papa golpea la mesa del comedor y todos nos sobresaltamos. 

- Papá, ya cálmate.- Alan se entromete-  Mamá esta embarazada, la estas asustando. 

- No te metas en esto Alan, cierra la maldita boca. 

- No, papá, te estas pasando. Sigue siendo tu esposa y mi madre, por favor respétala. 

Papá se acerca furiosamente a Alan y ahí es cuando me entrometo, tomo su mano. - Papa, vámonos. 

- Suéltame, Leah. 

- No lo haré, Alan tiene razón. Sé que estás enojado, yo lo estoy más que tu, mi vida es una mentira, pero Papá... ella es mi madre, no dejaré que hagas algo de lo que te arrepientas. 

Papá se suelta de mi agarre y sale del comedor, no es hasta que escuchamos el sonido de su auto, cuando mamá vuelve hablar. 

- Leah, ve con él. Por favor. Evita que cometa una locura. 

Y por mucho que quise responderle con algo grosero, no quería que a mi padre le ocurriera algo. 



Leah Meets WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora