LeahLlego a casa luego de un ardua practica con el equipo de porristas, en tres semanas era el Campeonato Nacional de Animadoras, y aunque eramos buenas ... nunca lo habíamos ganado. Por ese motivo, Heather nos había puesto a practicar mas que nunca, y era mas exigente. Este año íbamos a ganar.
Estaciono mi auto, papa me lo había regresado luego de haberse quejado de ya que no quería ser mi chófer personal, frunzo el ceño cuando noto el deportivo de Alan junto al auto de mamá.
El regreso del hijo prodigo.
Dentro de la casa, todo huele a quemado. Deposito mi bolso en el sofá y entro a la cocina, Jayden se encuentra con una bandeja despejando el humo que se acumula cerca de la alarma contra incendio, Alan trata de apagar el sarten en llamas, antes de que pueda formular algo, alguien me empuja con rapidez, entrando a la cocina.
El rubio de las nudes.
Adrien le quita el seguro al extintor, y lo apunta hacia la estufa, disparandole a todo en su paso.
Una vez que el fuego está controlado, me atrevo a preguntar.
– ¿Se puede saber que demonios hicieron?
Mi hermano menor bufa. – Alan trata de matarnos, eso es lo que pasa.
– Solo estaba tratando de hacerme una hamburguesa, pero como ya veras, querida Leah, la cocina no es lo mio.
Alzo una ceja hacia mi hermano. – Creía que la ultima vez mis padres te dejaron muy claro que nunca entraras a la cocina.
– No paso nada grave, a Jayden le crecieron las cejas otra vez.
El aludido abre la boca. – ¿Disculpa?
Ambos nos hacemos los locos, mirando a cualquiera cosa que no sean los ojos acusatorios del pequeño rubio. Afortunadamente, mama entra a la cocina salvándonos de confesarle a Jayden todos los accidentes que sufrió cuando era un niño por nuestra culpa. No eran graves, pero si fueron muchos.
La mirada asesina que mama le da a los chicos, haría que Hannibal Cannibal tuviera miedo.
– Me voy por veinte minutos, y cuando regreso han incendiado la cocina.Adrien se encoge de hombros, fijo de inmediato mi atención a el. Pequeñas sombras se encuentran debajo de sus ojos, a cualquiera le lucirían fatal, pero a el le dan un toque de chico malo. Cuando sus ojos se posan en los míos, aparto la mirada y finjo prestarle atención a lo que esta diciendo mama.
Sin embargo, termina en un intento fallido ya que en mi cabeza aparece la foto que me había enviado hace dos días, recuerdo la tentación que tuve de tocarme. No era normal en mi hacer ese tipo de cosas con fotos tan simples, pero incluso en boxer... era algo exquisito para mi.
– ¿No podías comprar una pizza? –mama le jala la oreja a Alan, sonrío. – Eres un hambriento que casi quema mi cocina, ¿no recuerdas lo que paso la ultima vez? Tu hermano no tuvo olfato en meses.
Jayden mira a mama alarmado. – ¿Qué demonios me han hecho ustedes que nunca me he enterado?
Mama lo ignora, la puerta la ha salvado esta vez. Papá entra silbando, se interrumpe cuando ve el estado de la cocina y la actitud de mama. Sus ojos se fijan en su hijo menor, parece evaluar su apariencia, esto saca el mal humor de Jay, ya que sale bufando de la cocina y se encierra en su habitación. – ¿Estas lista, amor?
Esta lo mira mal. – ¿No dirás nada? ¡Incendiaron la cocina!
– Pues yo veo todo normal, solo que el sarten que nos regalo papá esta del color de un carbón... por lo menos esta vez no le paso nada a Jayden.
– ¡Los estoy escuchando! –Grita desde el segundo piso.
– Bueno papa, me alegro de que mi modo invisible este sirviendo. –bufo cuando pasa un brazo por mis hombros. – Hola a ti también.
Deposita un beso en mi sien antes de hablar. – Hola, Lee Lee.
Alan saca dos cervezas de la nevera, le tiendo una a su amigo. – ¿A donde irán?
– Tu madre y yo tenemos una ceremonia de premiación, una cosa científica. –Mamá lo fulmina cuando este rueda los ojos.
Se acerca a su esposo, alisándole el vestido. – Mi amigo Farkle gano un premio por un estudio que hizo en cuanto techos climatizados, hoy es la gala de premiación.
Mis padres se toman de la mano, y se encaminan hacia la puerta.
– ¡No nos esperen despiertos!
(...)
Suelto el bolígrafo y enderezo mi espalda, llevaba horas escribiendo en la computadora sobre una investigación de la escuela. Justo cuando voy a imprimir la tarea (aun habían profesores que no sabían el daño que le causaban al planeta), me doy cuenta que la impresora no tiene tinta. El bufido que sale de mi garganta es similar al de una cabra.
Salgo de mi habitación, paso por la sala donde se encuentra Adrien jugando Mario Kart, mis hermanos habían salido por una pizza, por lo que cuando me di cuenta que quedaría con el rubio en la casa, totalmente solos los dos, decidí encerrarme hacer tareas.
Una vez llego al pequeño closet donde mantenemos sumistros de diversas cosas, tomo una caja pesada para sujetar la puerta, ya que esta se cerraba sin previo aviso y te dejaba encerrado, aveces por horas. Jayden ya había vivido esa experiencia.
Suspiro cuando veo que la caja de tinta se encuentra arriba del pequeño closet, tomo la escalera y subo en estas, sin embargo aun sigo siendo mi pequeña, por lo que me pare de puntillas en ultimo escalón, sujetando del closet con la otra mano.
– ¿Te ayudo?
Miro a Adrien en la entrada, y me hago hacia atrás. Mis pies fallan, siento como caigo en algo. Mejor dicho, en alguien. Mi espalda se encuentra sobre el pecho de Adrien, el cual se queja del dolor. Ruedo sobre el, para levantar, solo para ver como la puerta se cierra.
– ¡No!
Rápidamente me levanto, me dirijo a la puerta tratando de abrirla. Comienzo a gritar por ayuda, luego de unos minutos me doy cuenta que es inútil, ya que somos los únicos en la casa. Me giro hacia Adrien, este aun se encuentra en el suelo, quejándose de dolor. Hago una mueca, acercándome a ayudarle.
– Lo siento, me asustaste y me resbalé. – tomo su mano, jalándolo hacia mi.
Una vez se encuentra de pies, se arrecuesta a la pared mas cercana. –No te preocupes, es mi culpa por querrer atraparte, solo que no pretendía hacerlo con mi cuerpo.
Me acerco a él, mientras cruzo mis brazos sobre mi pecho. – ¿Te duele mucho?
Niega con la cabeza. – Ya se me pasará.
Imito su postura, apoyando mi espalda en la pared frente a él. Alan no demoraría en llegar y nos abriría la puerta. Trato de cerrar los ojos, para pensar en cualquiera cosa que no sea él. Pareciera que lo estoy logrando, cuando siento su presencia frente a mi, su típico perfume con toques mentas es reconocido por mi olfato. Abro los ojos en el momento que sus brazos se colocan a cada lado de mi cabeza.
– ¿Pensaste en mi propuesta?
Me río para ocultar mis nervios. – No hay nada que pensar, Adrien.
Su rostro se acerca al mio, su voz sale mas ronca de lo normal. – Yo creo que si, Leah.
Cuando su nariz roza la mía, mis manos suben a su pecho. Siento su mirada sobre mis parpados, por lo cual me atrevo a mirarlo.
Entonces, lo hago.
Junto sus labios con los míos, y por primera vez en mi vida, me siento en casa.
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Leah Meets World
FanfictionLeah nunca ha seguido las reglas. Suponía que eso era algo genético. Se encontraba en su último año de secundaria, y a su corta edad había tenido todo lo que había querido. Cada capricho que tuviera en su cabeza, era cumplido en horas. Bueno, no t...