Capítulo 21.

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Alan.

Al llegar a la empresa, papá comienza a dar órdenes a cada uno de los empleados, mientras hace su camino hacia su oficina. Mara, su secretaria y nuestra abuela de cariño, lo recibe en la oficina con un vaso de agua y limón que le tiende a mi padre, y lo obliga a tomarlo para que se relaje un poco. Una vez nota que mi padre se encuentra un poco más calmado, no dudaba en que estaba a punto de un ataque cardiaco, comienza a explicar que un nuevo proyecto de salud social del que mi padre estaba encargado de realizar el marketing, fue robado y se filtró la publicidad con el sello de otra empresa, lastimosamente el proyecto pertenecía al gobierno, porque lo que nuestra empresa presenta ahora una demanda por difusión de información gubernamental. Leah comienza a dar sus puntos de vista y papá la escucha atentamente, si no supiera que no hay nada biológico entre ellos, diría que realmente son dos gotas de agua.

Leah siempre ha sido la única interesada en la empresa, desde pequeña lloraba cada vez que papá le negaba ir con él a trabajar, era muy buena en todo lo referente a números... supongo que lo heredó de su padre biológico.

La noticia de que Leah no es mi hermana por parte de padre, me había impactado de sobre manera... suficiente era saber que era mi hermana, no soportaría no compartir aunque sea el 50% de su ADN. Es decir, aún tenemos la misma madre.

En cuanto a su padre biológico, odiaba a ese sujeto. Si bien mamá no debió ocultar la verdad, él no debió arruinar a mi familia en menos de una hora. ¿Cuál fue su objetivo?, Leah era casi una adulta, no había manera de que peleara por la custodia de mi hermana y tampoco era como si ella correría a sus brazos cuando se diera cuenta que uno de los decanos de su universidad favorita era su padre. Era un imbecil.

La puerta de la oficina se abre y me hago a un lado, frunciendo el ceño cuando la cabellera rubia y característica de Maya Sprayberry aparece. Su rostro aún se encuentra demacrado, pero tiene un semblante serio, frío y calculador.

Papá es el segundo en notarla, ya que Leah se encuentra de espaldas leyendo unos documentos.

– ¿Qué haces aquí?

– Vine en cuanto supe lo qué pasó. Quería ver cómo ayudar.

Dylan suelta una risa sarcástica y se levanta de su asiento. – Ya has hecho mucho, ¿no crees? . Ahora sal de aquí, no tienes derecho a estar aquí.

Por primera vez en la vida, mamá le tira una mirada a papá que lo deja helado, incluso a mí me da pena por el hombre.

– No estoy aquí por ti, Dylan. Vine a ver cómo podría ayudar a la empresa que algún día heredarán mis hijos, por si no lo recuerdas, aún compartimos dos hijos y dos más en camino.

Y acto seguido, camina en dirección a Leah, que se encuentra en silencio, mirando la situación que nuestros padres han tenido. Una vez mamá se encuentra a su lado, voltea nuevamente hacia papá. – Leah se quedará conmigo.

– ¿Qué? – decimos los tres al unísono.

– ¿Hablas enserio? –pregunta mi hermana menor.

– Sí, soy su madre y su lugar está conmigo. Cualquiera que sea su situación con su padre, es algo que enfrentaremos las dos.

– No puedes hacerme esto, soy su padre.

– No, no lo eres.

Abro los ojos por la respuesta de mamá y me aproximo a sujetar a papá antes que quede cara a cara con ella. – ¿Por qué estás haciendo esto?

– Porque me he dado cuenta, Dylan, de que si en realidad me amaras como dices hacerlo, no hubieses actuado así. Te llevaste a mi hija, Jayden está en su cuarto encerrado llorando, el bebé está inquieto y la firma final de la adopción de Hallie es mañana... no podías irte así por así cuando aún tenemos otras responsabilidad.

– Pues lo siento, no es como si la noticia fuese fácil de digerir, la mujer que amaba me traicionó de la peor manera... ¿cuanto tiempo me viste la cara?

– ¿Disculpa?

– Sí, digo... ambos sabemos que crear a un niño no es cuestión de una sola vez, demóranos bastante en tratar de concebir a Leah... ¿cuanto tiempo?

Mamá se ríe. – ¿Crees que te engañaba con Josh?

– ¡Eso es lo que hiciste!

– ¡No lo hice! ¡Ni siquiera sabes lo que pasó!

– ¡Entonces dímelo!

Maya se calla y toma el brazo de Leah, la cual se queja. – Es suficiente, ya que no puedo ayudar, solo tomaré a mi hija y me iré.

– Mamá...

– Mamá, calmate. ¿No crees que es me...

– Alan, callate. No te metas en esto.

Wao. Eso es lo que gano por querer ayudar a que mi familia no se derrumbe.

– A Leah no te la llevarás, me opongo.

– Tu no eres quien para oponerte, yo soy su madre.

– Y yo soy padre. –Papá se arrasca la barba en frustración– Sabía que esto pasaría. Nunca debí enamorarme de mi mejor amiga, fue el peor error de mi vida.

– ¿Ahora soy un error? –Mamá suelta en un susurro antes de reponerse. – Bien. No pasa nada, te ayudaré a salir de este error. Nos divorciaremos.

– ¿Qué? – suelto y observo cómo Leah lucha por contener las lágrimas.

– Me parece bien, esto no da para más. Mañana mi abogado te llevará los papeles, te quedas con la casa y compartiremos custodia de los menores. En cuanto a Leah y Alan, cada quien se va con el padre que decidan.

– Perfecto. –Mamá toma nuevamente la mano de Leah– Vamonos.

– Pero mamá...

– ¡Hazme caso de una maldita vez, Leah!

Leah suelta las carpetas y toma su abrigo, les doy una última mirada antes de que salgan de la puerta.

– ¿Te divorciaras de mamá?

– Así es.

Camino hacia él y lo empujo. – ¿Que mierda te pasa? ¿Acaso no la amas? ¿No es tu esposa? ¿La madre de tus hijos?

Papá me devuelve el empujón. – No entiendes esto, Alan. No te metas.

– ¿Qué no me meta? –me rio y limpio mi cara, estoy llorando. – ¿Cómo no me voy a meter? ¡Tengo hermanos! ¿Jayden crecerá sin tí? ¿Que hay del bebé? ¿Que pasará con la adopción de Hallie? ¿Con Leah? ... ¿Que pasará conmigo?

Se encoge de hombros y se acerca a su pequeño bar, ignorando mis preguntas.

Y así es como pasó, así se destruyó la familia Sprayberry.

Leah Meets WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora