Capítulo 14.

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Leah.

Adrien interrumpe el beso, tomando mis caderas y colocándome en la mesa en la cual estaba apoyado hace un momento. Algunos tuercas y tornillos se presionan contra mis muslos, como es de esperarse, Adrien se ríe mientras ayuda a apartarlos.

– No es gracioso, tu intento de ser sensual me ha costado a mí.

Da un beso en mi frente, lo cual me parece tierno y a la vez extraño, toma mis manos dándome una mirada profunda.

– ¿Qué tal si buscamos una cama?

– ¿Para qué?

– Para que más, Leah. –da pequeños golpecitos en mi sien– Para ser alguien tan inteligente, aveces eres tonta.

Suelto su agarre y bajo de la mesa, acomodando mi disfraz.

– Te la pasaré por esta vez, la próxima vez que vuelvas a decirme tonta, juro que te golpearé allá abajo tan fuerte que tus pulmones serán reemplazados por tus testículos. 

El rubio ríe antes de seguirme, tomando su gorro de Luigi. – No te convendría hacerlo, Afrodita.

– Ya veremos, Luigi.

Escabullirnos por la fiesta no fue tan difícil como pensé, el alcohol ya había alcanzado las neuronas de las personas, por lo cual no notaban como una diosa griega y un personaje de videojuego estaban tomados de la mano desperados por una habitación libre.

Lamentablemente, no había ninguna disponible, todas estaban llenas de adolescentes calentones o borrachos dormidos. Cuando estoy a punto de darme por vencida, recuerdo el gran sillón que se encuentra en la biblioteca. Heather no era rica, pero tenian una gran casa con una arquitectura admirable la cual fue una herencia por parte de su abuela, razón por la cual Adrien queda con la boca abierta cuando ve el diseño de la habitación.

– Esto debería estar en Arquitectural Digest.

Por lo general no me atraen los chicos que se emboban por cosas irrelevantes, pero en Adrien se veía como algo sensual, e incluso un poco nerd, cosa que hizo que me calentara mal. 

– Tienes un gusto, apuesto que cuando le compres una casa a tu esposa, esta quedara con la boca abierta. 

Camino hasta el gran sillon de cuero, dejando caer en este y cruzando las piernas. Adrien viene hacia mi con las manos en los bolsillos de su jompers azules. – No creo que me deje comprarle una casa. 

Pienso que se sentara a mi lado, pero se arrodilla frente a mi, antes de que pueda preguntarle algo, toma mi tobillo y suelta las correas de los tacones que llevo puesto, una vez esto estan lejos, sus mano suben hasta mis muslos, separa mis piernas y eleva su cara hasta la mía. 

– No soy como los chicos con los que te has acostado.

– ¿Ah, no? ¿Que tienes de especial?

– Para empezar, soy un hombre. –mientras dice esto, sus manos comienzan a apartar la tela de mi vestido y con sus pulgares hace movimiento circulares en la cara interna de mis muslos. – Y yo no te follaré, te haré el amor. 

Antes de que pueda reirme por la frase tan cliché, presiona sus labios con míos en un beso fuerte. Sus manos suben a mi cuello, donde con una mano profundiza el beso y la otra baja uno de los tirantes de mi vestido cuando mis senos quedan expuestos, sus besos bajan a mi cuello y luego estos. No puedo decir que la sensación es exitante, pero en el momento que regresa con los movimientos circulares, y los besos se centran en mis pezones, me encuentro arqueando la espalda, incluso llego protestar cuando se aleja de mi. 

Lo veo levantarse, verlo desnudarse solo hace que mi sexo palpite aun más, me levanto y el resto de mi vestido termina en el piso, incluso llego a pisarlo. Tomo un respiro y bajo mis bragas. 

¿Por qué estaba tan excitada y nerviosa? Solo era Adrien.

Adrien. 

Aquel rubio que solo da una mirada rapida a mi cuerpo antes de centrar sus hermosos ojos en mí. Aparte su mirada solo cuando se agacha a recoger algo de sus pantalones, un condon. 

Me da la espalda y yo no pierdo el tiempo en ver su trasero. Tantos años de futbol americano le ayudaron, incluso me acerco un poco a él para nalguearlo, si embargo se da la vuelta nuevamente tomando mi mano en el aire y me jala hacia él. 

– No, Leah. 

– Oh vamos, están nalgueables. –rueda los ojos por mi comentario y me pega su cuerpo más al mio. 

Esta vez soy yo la que comienza el beso, y aunque domino el mismo durante un buen tiempo toma un puñado de mi cabello, jalandolo y distrayendome, lo cual aprovecha para dominar el. 

No se que en momento mi espalda queda apoyada en uno de los libreros, me quejo por la incomodidad y Adrien se ríe. 

Estoy comenzando a pensar que lo hace aprosito, nos movemos nuevamente y esta vez mi espalda reposa sobre una paread, cuando se da cuenta que no me quejo esta vez, se agacha un poco y me alza por mi trasero, obligandome a enrollar mis piernas en su cadera, incluso lo siento un poco más.

– Me dices cuando lo quieras adentro, soy un caballero, no lo metere hasta que me lo pidas.

– Lo quiero adentro desde hace media hora. –es inevitable no copiar la sonrisa soncarrona que tiene.  –Hazlo. 

Lo lento que entra me hace senitr cada centimetro de él, incluso comienzo a moverme yo tambien para que aumente el ritmo, pero este solo se mueve con delicadeza y a un ritmo pausado, no es hasta que lo beso y muerdo sus labios un poco que el ritmo aumenta, incluso aruño un poco un cuello, lo cual no parece dolerle ya que suelta un ronco gemido y me besa con mas intensidad. La temperatura de mi cuerpo comienza a subir y puedo sentirlo mas sensible. Adrien se pone más duro, si eso es posible y sus embestidas son mas constantes. Cuando una mano toma mi pezon, me dejo ir. Y creanme que no fue algo sensual, el gemido se escucho como un leon muriendo, cuando abri los ojos pense que Adrien se iba a estar riendo, pero sus pupilas solo se dilataron más y antes de correrse, susurra:

– Tu seras ma femme


Leah Meets WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora