"La naturaleza benigna provee de manera que en cualquier parte halles algo que
aprender."Leonardo Da Vinci
–Estás a salvo cielo, pero por favor no llores más cariño– le pedí secando mis lágrimas. Los sollozos de Lucas habían hecho eco en la parte donde estábamos sentados y varias personas a nuestro alrededor se acercaron a nosotros para ver que le pasaba al chico.
Tuvimos que mentir.
Ninguno de los dos teníamos ánimos para explicar el porqué de nuestros lloriqueos, mismos que para la gente eran sinónimo de locura.
«–Fue el final trágico de Jack, el niño nunca había visto la película y se emocionó.–»
Esa fue la excusa que dimos a las personas que nos miraban raro, aunque poco creíble fue lo primero que me vino a la mente en ese momento. Mientras tanto Lucas me miraba con incredibilidad al no saber de que Jack y de que película hablaba.
Estuvo en mis brazos por unos minutos más, se tranquilizaba poco a poco, notaba como su cuerpo ya no se tensaba y paraba de sollozar...
Entonces miré mi muñeca y la ví, ví mi pulserita, esa que significaba tanto para mí, y en este momento un caleidoscopio de momentos pasaron por mi cabeza, pero algo de mi parte razonable, me decía que era hora de desprenderme de ese dolor que me mataba.
Dedicí quitarmela, y retirando con cuidado a Lucas de mi regazo le coloqué la pulserita en su mano, que para tener la edad que creía que tenía, su mano era perfecta para el objeto.
El niño me miró con el ceño fruncido al notar mi gesto. La pulsera era de plata y tenía un dijecito de un ángel del mismo material, respiré profundo, pensé bien las palabras que le iba a decir y confesé:
─Esta pulserita es muy especial para mí, me la dió alguien muy importante en mi vida y hoy te la doy a tí para que siempre tengas este angelito que te cuide y encuentres la luz en todo esta oscuridad, eres muy fuerte para tu edad, te admiro cariño, verás todo irá bien.
El castaño quedó aún más confundido que por mi acto y por las palabras que le precedieron. Entonces hizo algo, algo que yo no podía hacer aunque quisiera.
Me sonrió, no fue una sonrisa como la que llevaba al principio , fue una sonrisa triste, melancólica, intenté devolverle mi mejor mueca, la más parecida a una sonrisa, y me dijo con las lágrimas secas en su rostro:
─Gracias Grecia, siempre la llevaré y nunca me olvidaré de ti, ¿ese ángel que lleva la pulsera serás tú cuidándome, cierto?
Este niño sin duda me había ganado, en muy poco tiempo, había roto esos muros que le mostraba a la gente, había traído el sonido que necesitaba con todo el silencio que vagaba en mi, él sin saberlo y gracias al destino se había convertido en el pequeño angelito de la pulserita.
Sus palabras llenas de inocencia me atravesaron el alma, nuevamente con la vista nublada pude contestarle:
─Sí Lucas, yo estaré cuidándote de lejos.─ y sin dejarme terminar me regaló otro abrazo, un abrazo de esos muy fuertes, con las emociones a flor de piel, y el sentimiento de una próxima despedida, muy parecido a el que le da Boo a Sulley de Monster INC antes de decirse, adiós.
Me sorprendió, yo no me encariñaba fácil y aquí con tan solo llevar una hora más o menos desde que empezamos nuestra conversación ya sentía que le quería, se había sincerado de la manera más sutil e inocente que existe, como niño, y no como el adulto forzado que tenía que ser a partir de ahora. Sí, el que empezó sacándome una risita por su sudor en la frente, terminó abrazándome con todas sus fuerzas mostrándome su vulnerabilidad; y ganándose mi total admiración.
Nuestro abrazo fue interrupido por una voz, una voz que en ese momento no quería oir, la voz de Meery, la chica que me ayudó a conocer a Lucas, diciendo y automáticamente estrellándome contra la realidad:
–Pasajeros abrochense bien los cinturones próximamente tocamos tierra Dominicana.
No quería oirla, no quería saber que era real.
Estaba sola en un país que no conocía ni en revistas, a punto de empezar de cero mi vida y verlo desde ese punto de vista me atemorizaba en niveles que no quería demostrar.
Me separé de Lucas, ambos nos acomodamos bien los cinturones y compartimos una pequeña mirada, sus ojos ya no se mostraban hiperactivos y enérgicos como al principio, pero reflejaban esa profundidad que tanto me gustaba; lo único que me salió ese momento fue un "gracias"casi inaudible, pero parece ser que el niño lo escuchó porque luego asintió, no sabía el porqué le agradecía y le rogaba que no preguntara, no podía responder.
[...]
Ya en tierra Dominicana, cuando bajamos de avión e hicimos el papeleo correspondiente hablé con Meery para me dejara llevar a Lucas a su destino.
Intenté de todo, pero ninguna excusa fue la correcta, ninguna fue suficiente, su respuesta fue un rotundo NO.
Todos mis intentos fueron imposible por el simple hecho de ser menor de edad y no compartir lazos consanguíneos con el niño o al menos algo que avalara que estaría seguro conmigo; me enfadé un poco pero luego lo entendí:"la ley es la ley".
Me despedí de Lucas con otro fuerte abrazo, su pequeño cuerpo se aferraba al esqueleto andante en el que me había convertido, con lágrimas en sus ojos me volvió a agradercer y me dijo algo que me dejó sin habla.
─Grecia no te alimentes de silencio no siempre se puede con todo, nunca te olvidaré mi ángel...
–Yo tampoco Lucas, pero recuerda siempre que "¡El ángel fuiste tú!"
Ese fue el adiós, Meery se lo llevó hacía el sitio de taxis para llevarlo a casa, oí le decía, que era un pequeño campeón, que había sido un exelente viaje y que por eso merecía el libro que tanto había pedido en el avión, pero que ellos no tenían allí.
Aquel niño era de otro planeta, cuanto deseaba volver a verlo, quería y necesitaba conocerlo a profundidad, era sinceramente increíble, después de ese momento, salí de aquel aeropuerto...
Lucas me enseñó mucho, fue de esas personas que son aves de paso en nuestras vidas que llegan solo a enseñarnos algo importante, en este caso fue: "no siempre se puede con todo y el silencio no es una respuesta"
Yo en ese instante no lo entendí, de hecho tardé mucho para entenderlo.
Luego de lo de Lucas, volví a ser yo; sí esa chica o como yo me digo:"esqueleto andante", con mi pelo corto por encima de los hombros y una mirada verde aceituna perdida en un infinito alimentado de silencio, con unas murallas increíblemente grandes para no dejar pasar a nadie a mi nueva vida, esa era Grecia Wilson en lo que la habían convertido...
[...]
...con miedo incalculable apresuré mi paso sentí que me seguían...
–Enserio tú– fue lo único que logré pronunciar.
...justo en ese momento, Hitler comenzaría nuestra guerra...
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Lloremos con Lucas; que triste todo con mi angelito ¿cierto🤧?, este capítulo lo amé inmensamente,espero que ustedes igual, ya si les prometo que en el próximo empezaré en el principio de todo esto...
Ustedes me ven normal pero...¿ya les he dicho lo mucho que os quiero?
Besos💞😀,
Shell💘👋🏻graciasss de nuevo por esta oportunidad.
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El Silencio Que Dejaste.(Proceso)
Teen FictionGrecia calla muchas cosas que siente y eso hace que pierda mucho en el intento, pero ¿Por qué decide callar? ¿Será que sus motivos no son suficientes para luchar? [...] "La cura existe, si al principio hubo herida" Borrador(faltas de ortografía) C...