Capítulo 20: Sorpresa Fallida

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Martes, 31 de enero

Mis piernas temblaban y mis pensamientos no me acompañaban. La nota calló de mis manos justo cuando sentí a alguien entrar.

En el baño habían dos cubículos, sin embargo decidí salir, para evitar colapsar de tanto maquinar posibilidades.

Menuda sorpresa me llevé al ver por el espacio que dejaba la puerta, quien acababa de ingresar al lugar. Era Marina y estaba pálida. Se paró frente al espejo y empezó a dar golpes en los lavados. Estaba furiosa, pero a la vez confundida.

Tomé la decisión de no salir, Lousie solía decir que cuando alguien golpeaba objetos era señal de que su lado coherente estaba al mando. Se golpeaban cosas porque no se podía golpear personas. Entonces había que dejarlas en paz.

Mi amiga continuó en ese estado por un aproximado de 10 minutos, hasta que finalmente salió, dejando en su último golpe un espejo roto, un puño ensangrentado y 7 años de mala suerte.

Debí haber esperado un tiempo para salir de ahí, pero no pude. Mire hacia ambos lados y cuando me aseguré que ninguna de las Tapias me veían, empecé mi carrera en busca de Mario, lamentablemente un tacón me jugó una mala pasada y terminé en el suelo de aquel jardín. Para mi buena suerte, nadie notó mi salida dramática, ya que todo había pasado a unos cinco pasos del apartado baño.

Buscar a Mario entre tantos rostros desconocidos fue una real odisea. Había pasado menos de media hora y ya todos los chicos del salón se habían ido, me abrumé tanto, hasta que se me ocurrió la brillante idea de llamarlo.

—Rubio...—soné lo más natural posible y no al borde de la colisión.

—¿Dónde estás preciosa?— Segura estaba de que mis problemas se solucionaban al escuchar su voz.

—Buscándote—ruego tras la línea.

—No me digas, creo que jugamos a lo mismo ¿Dónde estas mi amor?— Miré a mi alrededor, ni yo misma sabía donde estaba, hasta que ví una mesa llena de botellas.

—Donde estaba nuestro barril—respondí segura, y contenta de estar de nuevo en el mismo lugar donde empezó todo.

—Tu príncipe va por tí, princesa— Al final, se oyó una última risa y luego colgó.

Podría jurar que casi olvido lo de la nota, pero no:

¿Quién me engañaba?

¿Quién más estaba engañado?

¿Por qué una nota y no me lo decían cara a cara?

¿Era un broma?

¿Que significaban eso números al final?

¿Por qué en esta fiesta?

¿Por qué hoy?

Demasiadas preguntas y ninguna respuest...

—¡¿GRECIA WILSON QUE TE PASÓ?!— la voz de mi novio, o más bien el grito, me transportó a la realidad.

—¿Qué pasa? —pregunto al no entender su punto tan exagerado de vista.

—Mírate...— ¡NO PUEDE SER!

BARRO, MUCHO BARRO.

En mi vestido color uva que había comprado en una rebaja semanas atrás, habían horrorosas manchas de barro, que no noté hasta ese momento. Juraba que hacía unos minutos no estaban ahí, pero la verdad parecía chica recién llegada del jardín de niños.

—Vamos a casa ¿si? Ha sido una noche rara— Afirma Mario rascándose la cabeza y mirándome aun con asombro

—¿Para tí, también?—cuestiono con interés

El Silencio Que Dejaste.(Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora