"Hay una estrella que nos une por encima de las almas comunes."|𝕯𝖗𝖆𝖈𝖔 𝕸.

Capitulo 33

La mansión Riddle.

Una casa de campo en una pequeña colina del viejo pueblo de Pequeño Hangleton. Mansión en la que vivió la familia Riddle, siendo el hogar de Thomas, Mary y Tom Riddle, la familia paterna de Lord Voldemort.

Después de la muerte de Isadora Rosier y Frank Bryce (como podríamos considerar a la primera mencionada: La "esposa" de Tom Riddle|Lord Voldemort, y al segundo; jardinero de la mansión siendo financiado a escondidas por Adhara Riddle, hija de Voldemort), la Mansión cayó en un muy mal estado. Desaparecieron muchos de los azulejos, los campos se llenaron de maleza y las ventanas se tapiaron.

Pasado el tiempo, como cualquier persona en su plena adolescencia, la forma de Adhara al pensar fue cambiando, y como se es conocido en ella, no de buena forma.

Adhara consideraba tener un papel preeminente, menospreciaba a todo aquel que creía ser inferior, y le costaba respetar la soberanía y los derechos de los demás. Pretendía ser tratada con extrema admiración y era rencorosa y mala hacia quienquiera que cuestionara su superioridad. Su mezcla de grandiosidad y su rencor mezquino revelan un sentimiento agrandado de autoestima que depende de la admiración de los demás. Debajo de esta fachada de soberbia condescendiente se encuentra una necesidad absoluta de protegerse de la humillación y el odio que desprenden los demás por ella. Por consiguiente, ostenta un aire de superioridad y actúa de manera arrogante con los demás en un intento de hacer que crean real su fachada de grandiosidad.

Se comportaba de manera despectiva con los demás y quería establecer situaciones de poder por encima de ellos. Dado su egocentrismo, Adhara tenía muy poco respeto por los demás seres que consideraba "inferiores", y se aprovechaba de quienes tenia por debajo sin vergüenza alguna. Se asociaba solo con aquellas personas "especiales" que ella consideraba que estaban en la élite, eran poderosos y que "estaban en y a su mismo nivel".

Tras los sucesos de el torneo de los tres magos, Adhara no mostro ni el mínimo resentimiento o pena por este, si, ella recordaba haber visto al chico apuesto de la casa Hufflepuff, siendo asesinado, y a un Harry atado a una lapida, suplicando ante una oportunidad de ser liberado y salvarse nuevamente de la genuina muerte, pero algo más exterior a ello, eran recuerdos borrosos, exasperantes e IRRELEVANTES.

Si, ella en realidad ya no tenia recuerdos de el.

¿Cómo era posible?

Bueno, había estado sufriendo, aunque se había prometido a si misma que ya no lo haría, y estaba acurrucada debajo de la colcha, en una noche de verano sorprendentemente fría, aovillándose como una pelota, abrazándose así misma para conservar el calor en un lugar tan frio y lúgubre como su hogar, cuando se estremecía varias veces, la cabeza le seguía dando vueltas, llena de imágenes que no lograba comprender y algunas otras que intentaba reprimir. Al principio, no tenía nada en claro, pero cuando gradualmente se fue acercando al sueño, se le hicieron evidentes algunas certezas.

La primera, no podría tener paz al dormir o al divagar por los pasillos siendo consciente de que en una de las tantas habitaciones de la mansión, estaba el asesino del chico que había querido.

La segunda, quería de todas las maneras, irrevocablemente, ignorar las preguntas y las miradas de tristeza por parte de los estudiantes de Hogwarts.

Y la tercera, nunca, JAMÁS, seria capaz de voltear AL MENOS, hacia la mesa de Hufflepuff y no sentirse culpable por haber estado en parte, involucrada en el asesinato de su campeón, y bajo el poder de Voldemort con su pleno consentimiento.

Su mente nublada con el recuerdo de su cabello con una flor enredada en el, que Cedric había cortado de un arbusto -pidiéndole permiso al arbusto como el chico dulce y amable que era- lleno de nostalgia su conciencia.