5 semanas

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-Dímelo otra vez-.

-Pesada...-.

-Anda, por favor, Daryl...- casi saltó sobre él y comenzó a darle breves y sonoros besos en su mejilla, su hombro y su cuello.

-Carol- se revolvió.

Pero ella le ignoró.

-Para-.

-No- soltó una pequeña carcajada que logró contagiarle a él también. -¡Dímelo!- protestó besando ahora su torso.

-Te quiero- le acarició la espalda, tan desnuda como el resto de sus cuerpos, al susurrarle.

-Y yo-.

Miércoles (tan solo 19 horas después)

Se despertó en mitad de la noche, en mitad también de una pesadilla. Tenía el pulso acelerado y una sensación horrible en el pecho. Miedo. Miedo de que lo que había soñado pudiera llegar a convertirse algún día en una realidad.

Respiró profundo y quiso levantarse de la cama pero, al darse cuenta de dónde estaba, paró.

No era su habitación, no había dormido en su cuarto sino en el de ella. No estaba solo. Eso, por el contrario, no lo había soñado.

-Daryl...- escuchó su murmullo.

-Sigue durmiendo- se giró para pedirle.

-Ujum- fue tan débil que le costó oírla.

También le costó saber si le había llamado en sueños o es que realmente sus movimientos la habían molestado.

Joder. Estaba ahí a su lado. Estaba acostado junto a ella. Estaban desnudos otra vez bajo las sábanas.

Viernes

Entrelazó su mano a la de él con fuerza mientras sus caderas eran incapaces de detener el ritmo.

Sudaba.

Jadeaba.

Subía y bajaba.

Jueves

Le dio otro bocado al pan, más ansioso que hambriento, y bebió hasta acabarse el vaso de leche para levantarse de la mesa inmediatamente después.

-¿Te vas?- le preguntó Agatha extrañada, pues en la última semana no había consentido despegarse de Carol ni un solo instante.

-Sí, voy a ver a Adam- contestó nervioso mientras comprobaba que llevaba las bellotas en el bolsillo de su chaqueta.

Martes

-Te quiero- y él la besó tan lentamente que temió derretirse.

-¿Nos vamos a la cama?- otro beso más.

-¿Ya?- arrugó el gesto.

-Sí...- besó ahora su mejilla.

-Todavía no tengo sueño- argumentó, aunque la realidad era que estaba tan cansada de haberse pasado el día en el huerto que no le quedaba un ápice de energía para mover su cuerpo hasta la habitación.

-¿Y qué?- su cuello. -Yo tampoco tengo sueño- terminó de dejar claras sus intenciones paseando sus labios por su clavícula.

-¡Daryl!- protestó al comprender y le empujó mientras iba dibujando una sonrisa en su boca. -Cada día eres más... más Dixon- terminó soltando una carcajada.

TogetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora