La primera fue el fuego. La segunda un Carol... nos están esperando dentro. Luego una sutil forma de detener sus besos. La cuarta: una huida. ¿Quinta? -Ve a dormir, anda-. Sexta... no... quizás esa fue la sexta.
Suspiró.
Hacía ya largo rato que los primeros rayos del sol la habían despertado y... hubiera preferido dormir un poco más, pero ya era imposible.
-Daryl...- musitó para sí.
No sabía si echarse a reír o ponerse a afilar su cuchillo para matarle. Por más que le daba vueltas y vueltas a su cabeza no entendía por qué la besaba, por qué la miraba de ese modo, por qué le daba la sensación de que todo el rato pretendía decirle te quiero, pero después se las ingeniaba para parar. Frenaba sus besos, la miraba, le acariciaba el pelo y la dejaba allí plantada.
¿Es que iba demasiado rápido?
-Joder, Carol- se dijo.
Llevaba años deseando que la besara. Muriéndose de ganas por sentir algo más que sus brazos rodeando su cuerpo en mitad de un abrazo. No podía ir demasiado rápido. No si es que ambos se habían dejado llevar de la misma manera. Las demás veces lo había iniciado ella, pero allí, en la cocina, había sido cosa de los dos. Los dos habían aumentando la intensidad: los dos.
Cerró los ojos.
Respiró.
En realidad no le importaba. En realidad le iba a explotar el pecho de felicidad. En realidad nada eclipsaba el hecho de que Daryl también la quería. No se lo había dicho, no con palabras al menos, pero la quería. Y sus miradas, sus caricias y sus besos la hacían sentirse tan plena que... ¿qué más daba si luego paraba?
No. No daba igual. No en la otra mitad de sus pensamientos. ¿Era por ella? ¿Era por miedo? ¿Era por él?
Unos nudillos golpeando la madera de la puerta la obligaron dejar todas aquellas cuestiones para levantarse a abrir.
-Buenos días- lo encontró al otro lado del umbral, con una ancha y nerviosa sonrisa entre los labios y en las manos una bandeja con un contundente desayuno.
-Buenos días...- se hizo pequeñita sin pretenderlo, porque la descolocó su gesto, porque no sabía qué hacer ahora y porque tampoco estaba segura de si tenía o no buen aspecto.
-Te... traigo el desayuno- pronunció mientras miraba la bandeja para evitar distraerse.
Esta vez Daryl no había querido arriesgarse a dejarlo en el salón, no se había atrevido a subir con las manos vacías por miedo a una conversación, a un reproche o a otra huída hacia adelante. Esta vez sabía preferido subir con todo lo que tenía para ofrecerle y, aunque estaba seguro de lo que hacía, tenerla delante otra vez, sentir que habían pasado horas desde su último beso, pensar que... ella pudiera haber recapacitado, que ya no estuviera tan segura, que...
Meneó la cabeza.
-Cállate- se dijo a sí mismo.
-¡Gracias!- sonrió Carol, ajena a sus pensamientos e inundada por los propios.
Si le ofrecía pasar volverían a estar en el mismo punto que ayer. Él volvería a irse con cualquier excusa o, le daría un par de besos y luego adiós. Y si no, si le cogía la bandeja y le cerraba la puerta... -Por favor, Carol- se regañó, no quería hacer eso y no lo iba a hacer.
-De nada- se encogió Daryl de hombros y, ahora sí, la miró.
Tenía el pelo suelto, pero su cara estaba completamente despejada. Tan guapa. Tan perfecta aún con aquella ropa ancha que estaba usando de pijama. Tan...
![](https://img.wattpad.com/cover/247131624-288-k217273.jpg)