12. [ Camino a casa ]

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12. [ Camino a casa ]

Leanne:

Justo después de irnos a casa, la madre de Eliot nos acompañaba en el camino. Quería quedarse con nosotros y cuidar ella misma a su hijo.

En parte tenía razón, nadie cuida a los hijos mejor que la propia madre, pero aún así me hacía sentir inservible por abandonar a mi futuro esposo.

— ¿En qué piensas nena? — Eliot preguntó de pronto, dolía ver su rostro porque seguía inflamado.

— Nada Eliot. ¿Cómo sigues? ¿Se eliminó la picazón?

— No. Aún duelen mis mejillas y naríz — Eliot se tocó la cara, en las zonas inflamadas.

— Pues claro, no es para menos. Te envenenaron — Opinó Elena y me miró directamente a mí, acusándome.

— Mamá no seas exagerada. Te dije que ya estoy bien — Dijo Eliot, tosió un poco, de seguro también le dolía la garganta.

— Sigues muy rojo....

— Sí. Pero pronto me podré mejor, tengo a mis dos mujeres favoritas. No necesito más.

— Solo espero... — continuó Elena hablando.

— Sin discutir mamá, porfavor... — Rogó Eliot.

— Bueno. Te quiero bebé. — Le dijo Elena a Eliot, Este sonrió con dificultad.

— Yo también — Eliot me sonrió, esperando que dijera que lo amaba luego de su mini conversación con su madre, pero las palabras seguían sin salir.

Sería un largo inicio de fin de semana.



(.......)


— ¡Así no! ¡Leanne! ¡Por dios! ¡No sabes ni picar un tomate! — la Señora Ness me arrebató el cuchillo, para seguir picando ella. — Mira que grande lo dejas...

— Mamá, todos cocinamos diferente.... — Eliot intervino.

— Pues con razón estás tan delgado, si esta mujer no sabe cocinar.

— ¿Disculpe? No me llamo mujer, me llamo Leanne.....

— Déjame hacerlo a mí.... — la Señora Ness me empujó para sacarme de la cocina. Solté todas las verduras y me alejé.

— Claro hágalo usted. ¡Si ya sabía que era  perfecta!

— ¡Mamá! — Eliot intervino.

— Déjala Eliot, después dice que porque soy una mala novia. Siempre te quiere tener en una caja de cristal...  — Quité el delantal de mi cuerpo y salí inmediatamente de la cocina. Subí las escaleras y me encerré en el baño. Las palabras de la madre de Eliot no me habían afectado, pero aún así, no era nada agradable que te estén molestando.

— Nena hablé con ella, no le hagas caso. — Eliot tocó la puerta del baño.

— Saldré a correr...

— No. Quédate conmigo...

— Tu madre está aquí. Iré rápido, volveré pronto.

— Nunca se llevarán bien.

— No guapo. 

— Lo sé. — Salí del baño con la ropa de deporte. Abracé a Eliot y besé sus labios para despedirme.

— Te veo en la noche.

— No tardes tanto, odio que corras sola.

— ¿Quieres ir conmigo?

Oscuros Pecados ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora